Tres meses (Meses a tu lado #3)

—?Te fuiste por eso?

Jen dudó visiblemente y, tras cerrar los ojos un momento, me miró con la culpabilidad grabada en ellos.

—Sí —me dijo con un hilo de voz.

Todo este tiempo pensando que se había ido con el otro idiota, que me había dejado porque realmente lo nuestro no había significado nada para ella... ?y había sido por la maldita película? ?Por mi padre?

No reaccioné hasta que noté que las manos de Jen me cubrían las mejillas, obligándola a mirarla. Parecía tan preocupada que me entraron ganas de decirle que no pasaba nada, pero era incapaz de decir nada.

—Sé que debí decírtelo antes —empezó con un hilo de voz—. Lo siento mucho, Jack, no quería que...

—Lo he oído todo —mascullé. Sobraban las explicaciones.

Ella se tensó visiblemente.

—?T-todo?

Sí, todo.

Miré a mi padre, furioso, y él se hizo peque?ito en su lugar.

Me quité las manos de Jen de las mejillas sin despegar la mirada de él. En cuanto Jen se apartó, confusa, di un paso hacia mi padre que él retrocedió al instante.

—?La convenciste para que se marchara? —le pregunté directamente.

—Jack —ni siquiera me había dado cuenta de que mi madre hubiera subido, pero ahí estaba—. Cari?o, creo que deberías irte antes de que hagas algo de lo que te arrepientas.

De lo único que me arrepentía era de no haberme ido de esa casa mucho antes.

Miré a mi padre con las ganas de darle un pu?etazo aumentando a cada segundo que pasaba, pero entonces vi que él echaba una ojeada a Jen y, habiendo visto esa mirada tantas veces... ya supe lo que iba a hacer.

Iba a echarle toda la culpa a ella, ?verdad?

Ojalá hubiera podido decir que me sorprendía, pero no lo hacía. En absoluto. La única pregunta era hasta qué punto sería capaz de llegar.

—Sí —dijo Jen de repente, acercándose a mí con cautela—. Jack, tengo que explicártelo todo y...

—?Explicarme todo? —solté directamente, mirándola—. ?Que te fuiste por una maldita tontería? Soy bastante consciente de ello, gracias.

Ella abrió mucho los ojos, sorprendida, pero no dejé que eso me desviara de mis intenciones. Ya me disculparía con Jen, pero ahora tenía que comprobar esto.

—Pero...

—?Por qué demonios lo escuchaste? Te lo dije. Te dije que no lo hicieras.

—Lo sé, pero...

—?Por eso no querías que te hiciera más preguntas el otro día?

—Jack, yo no...

—No, no me hables como si fuera un idiota. Estoy harto de esto. De tus mentiras.

Jen me miró como si le hubiera dado una bofetada, y estuve a punto de echarme atrás al instante en que lo vi, pero me contuve cuando ella se aclaró la garganta.

—Todo... todo fue por mi culpa —admitió en voz baja.

No dije nada, pero sí vi que empezaba a jugar compulsivamente con sus dedos, como cada vez que mentía. Tragué saliva y esperé que mi padre dijera algo, pero no lo hizo.

—Yo... —siguió Jen sin mirarme—, creí que... que era lo mejor para ti. Y lo hice. Y me arrepentí, muchas... muchas veces. Demasiadas. Pero... al final... al final has conseguido cumplir tu sue?o. No fue para nada.

De nuevo, esperé en completo silencio, pero mi padre no dijo nada. Me giré hacia él con los labios apretados, pero no parecía tener ninguna intención de intervenir.

—?Eso es verdad? —le pregunté directamente.

él ni siquiera parpadeó a la hora de mentirme.

—Sí, es verdad.

No me lo podía creer. Era tan miserable que no me lo podía creer. Lo miré fijamente unos segundos antes de, sin poder evitarlo, soltar una risa amarga y despectiva.

—Eres un miserable —le dije en voz baja.

él levantó la cabeza de golpe, sorprendido.

—?Eh?

—?Ibas a dejar que se echara toda la culpa? ?De verdad?

Di un paso hacia él, que se encogió en su lugar.

—Jack, sé que ahora no puedes verlo —empezó con un hilo de voz—, pero...

—Oh, lo veo perfectamente. Veo a alguien que era capaz de dejar que la odiara con tal de que no me duela que mi padre sea un imbécil... y a ti. Créeme, lo veo perfectamente, papá.

Bajé la voz, intentando controlarme a mí mismo y no lanzarme sobre él. No quería ser así. No quería ser como él.

—No has cambiado nada desde el instituto, ?verdad? —le pregunté en voz baja—. Quizá tu estilo ya no sea dar palizas, sino manipular a la gente, pero no has cambiado nada. Sigues siendo igual de miserable.

él no dijo nada, tal y como esperaba. Nunca habíamos hablado tan abiertamente de eso. Era como si nadie quisiera mencionarlo. Pero yo ya estaba harto. No podía seguir así. Necesitaba sacarlo y no volver a solucionar las cosas como él me había ense?ado a hacerlo.

—Pero ahora ya no soy un ni?o, ?no? —seguí en voz baja—. Ya no puedes darme una bofetada para que haga lo que quieras. Ahora, sabes que eso ya no funciona. Y tienes que usar otros métodos. Porque sabes que podría hacerte mucho más da?o yo a ti... que tú a mí.

En cuanto vi que se encogía, negué con la cabeza. No. Ya no iba a seguir solucionando las cosas con violencia. Estaba harto de ser así.

—No te molestes en hacer eso. Yo no soy tú. Puede que haya cometido algunos errores en el pasado, pero ya no soluciono las cosas como un puto animal.

Respiré hondo para calmarme e hice un ademán de girarme hacia Jen, pero me volví de nuevo hacia mi padre casi al instante.

—Pero si me entero de que has vuelto a hablar con ella, de lo que sea, en las circunstancias que sean —a?adí en voz baja—... se me olvidará toda esa mierda de ser mejor persona que tú.

Lo miré unos segundos y él fue incapaz de decir nada. Eso era mi padre: muy valiente cuando la situación estaba a su favor, pero un cobarde de mierda en cuanto las cosas se torcían un poco.

Y no quería seguir estando en la misma casa que él.

Me di la vuelta y miré a Jen, dudando, antes de sujetarla de la mano. Ella parecía pasmada.

—Vamos a casa —le dije casi en un susurro.

Ella me miró durante unos instantes, todavía muda de la impresión, antes de asentir con la cabeza.

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