Por unos demonios más

—?Me importan más los pellejos de las u?as de este pixie que toda tu apestosa vida, capullo santurrón! ?Qué le has hecho?

 

—No te acerques —dijo alejándose todavía más pero con las manos por delante.

 

—?Si no le quitas este hechizo te voy a pegar una patada en toda la cara! —grité sosteniendo a Jenks con cuidado en medio de mi mano, colocada a modo de taza, y dando otro paso amenazador. Se me puso el vello del brazo de punta cuando Tom invocó una línea y, antes de que pudiese hacer o decir fiada, me lancé hacia él, segura de que estaba creando un círculo. Los círculos no pueden atravesar a una persona cubierta con un aura, sino que se deslizan y se crean por delante o por detrás de él o ella. Tenía un cincuenta por ciento de posibilidades. O entraba en su círculo o bien me partía la nariz al intentar entrar, como le había ocurrido a Minias.

 

Sentí una sacudida y el sabor eléctrico del papel de esta?o se me clavó en los dientes. Jadeando, me encorvé sobre Jenks. Me recorrió el poder glacial de Tom y, por un instante, el mundo se volvió negro. Mi chi se llenó con el suyo provocándome una sensación aterradora de estar haciendo algo mal. Se desbordó y el exceso se tejió en mi mente, enrollando y almacenando el poder de la línea. Di un tirón para intentar romper la conexión, que se partió produciendo un ta?ido tan agudo que tenía que ser audible. Abrí los ojos y me encontré a Tom mirándome fijamente. Estaba dentro de su círculo. Tampoco es que fuese tan grande.

 

El brujo entrecerró los ojos. Estaba moviendo los dedos y yo lancé mi pu?o hacia delante y le di en todo el estómago. Buen golpe, Rachel, pensé al verle perder el aliento mientras caía de culo sobre la hierba y se golpeaba la espalda contra la pared del círculo. Ahora probablemente me demandaría por agresión, Pero él me había amenazado primero con la magia de líneas luminosas.

 

—Puedes decirle a Denon que se vaya a la mierda —dije. Sentía que algo iba mal pero no podía pararme a pensar en ello—. ?No conseguirá asustarme para que deje este caso! —Recordé que tenía la pistola de bolas en el bolso que, no sé cómo, seguía en mi hombro. Pero quedaría como una estúpida si le disparaba con balas de fogueo. Además, era difícil hacer cualquier cosa con Jenks en la mano.

 

—No es Denon —dijo el brujo jadeando con la cara roja mientras intentaba respirar.

 

Yo me eché hacia atrás. La fuerza de su círculo zumbaba sobre mi cabeza. ?No estaba hablando en nombre de la SI? ?Qué co?o está pasando?

 

Tiré de mi camisa para cubrirme el estómago, recelosa de repente. Tom me miraba desde el suelo con la espalda apoyada en el círculo y su gesto de dolor me hizo retirarme un paso atrás para que pudiese ponerse de pie. Parecía conmocionado, agitado y molesto. El brujo se levantó y se sacudió la hierba de la ropa. Pero entonces su rostro se serenó y miró el arco de siempre jamás situado sobre su cabeza. Aquella sensación de que ocurría algo malo se intensificó y seguí su mirada hacia la horrible negrura.

 

Su círculo no había caído cuando lo empujé hacia él. Aquello no estaba bien.

 

—Lo has cogido —susurró Tom siguiendo con la mirada el ir y venir de los trozos dorados y afilados que brillaban en medio de la carbonilla de demonio—. ?Has cogido mi círculo!

 

Mi mirada se dirigió de repente al arco de poder que había sobre nuestras cabezas, atemorizada por el descubrimiento. Lo que se reflejaba allí era mi aura, no la suya. ?He cogido su círculo? Newt lo había hecho con el de Ceri, pero aquello había requerido cierto esfuerzo. Yo simplemente había entrado en este. Eso fue todo, pensé. Todavía se estaba formando y era vulnerable.

 

Asustado, retrocedió hasta que chocó con la franja de siempre jamás.

 

—Me dijeron que eras una bruja terrenal. Maldita sea, has cogido mi círculo. Nunca habría… —dijo tartamudeando, con las mejillas pálidas—. Quiero decir… Dios, debes de pensar que soy un idiota por intentar vencerte.

 

Asustada de lo rápido que había pasado de ser un gallito a estar asustado, dije:

 

—No te preocupes.

 

Tom lanzó un vistazo al interior de la burbuja.

 

—No pretendía hacerle da?o a tu pixie —dijo observando a Jenks, que seguía agazapado en mi mano—. Está bien. Lo he aturdido con una alta frecuencia. Se despertará en una hora. No sabía que te importaba tanto.

 

Mi pulso seguía acelerado y no me gustaba lo rápido que había cambiado su actitud. Mentiría si no admitiese que, en cierto modo, era halagador. Por lo menos aquello había calmado mi ira. A ver, ?cómo puedes estar enfadado con alguien que piensa que eres una bruja más fuerte que él?

 

—No pretendía coger tu círculo, ?vale? —dije. Preocupada, toqué el círculo que no había invocado y sentí un escalofrío cuando se rompió y la energía que otra persona había invocado entró y salió de mí. Estaba demasiado distraída para destejer el exceso que tenía en la cabeza, así que lo dejé estar.