Para mi sorpresa, ella sacudió la cabeza y se río entre dientes. Estaba de buen humor y me pregunté qué habrían estado haciendo ella y Skimmer allí dentro además de colocar de nuevo los muebles. No es asunto mío, pensé, y volví a concentrarme en mi salsa.
Ivy estaba en silencio mientras bebía otro trago y se apoyaba en la barra con los tobillos cruzados. Sentí sus ojos deambular por la cocina y posarse en la tetera que brillaba débilmente en el fogón de atrás.
—?Va a venir Ceri? —preguntó.
Yo asentí y miré el jardín húmedo que estaba ensombrecido con un anochecer temprano debido a las nubes.
—Va a ayudarme con mi glifo de invocación. —La miré sin dejar de remover con la cuchara. En el sentido de las agujas del reloj, en el sentido de las agujas del reloj… nunca al contrario—. ?Qué planes tienes para esta noche?
—Voy a salir y no volveré casi hasta el amanecer. Tengo una misión. —Con un movimiento poderoso y lleno de gracia, se apoyó en una mano para subirse y sentarse sobre la encimera.
—?Vas a llevarte a Jenks? —pregunté. Quería que se quedase conmigo, pero mis temores de miedica no eran tan importantes como un trabajo de verdad.
—No. —Ivy se pasó los dedos por las puntas de su cabello más corto en un gesto de nerviosismo, lo cual quería decir que iba a hacer algo para Piscary, no para el beneficio de su cuenta bancaria. Era la sucesora de un se?or de los vampiros y eso era más importante… cuando no me metía a mí por medio.
—?Crees que aquella estatua tan fea es lo que buscaba aquel demonio?
—?El foco? —Pasé un dedo por la cuchara, lo lamí y dejé la cuchara en el fregadero—. ?Qué otra cosa podría ser? Ceri dice que si Newt hubiese sabido que lo tenía David, habría aparecido en su apartamento, no aquí, pero voy a traerlo de nuevo aquí de todas formas. Alguien en Cincy sabe que ha vuelto a aparecer. —Mi mirada se perdió en la lejanía mientras un horrible sentimiento de traición se asentaba en mi estómago. Además de Ivy, Jenks y Kisten, la única persona que sabía que todavía tenía el foco era Nick. No me podía creer que me hubiese traicionado de esa manera, pero ya le había vendido información sobre mí antes al gran Al. Y ahora estaba cabreado conmigo.
El agua estaba hirviendo y vertí en ella suficientes macarrones para tres personas.
Ivy se inclinó y cogió el paquete abierto de pasta.
—?Qué quería Glenn? —preguntó mientras se comía un trozo de pasta seca.
Bajé el fuego mientras deshacía el montón de macarrones.
—Mi opinión sobre un asesinato de mujeres lobo. Era la secretaria del se?or Ray. Quienquiera que lo hiciese intentó que pareciese un suicidio.
Con sus definidas cejas levantadas, la mirada de Ivy se dirigió al calendario que había colgado en la pared junto a su ordenador.
—?A falta de una semana para la luna llena? No pudo ser un suicidio y la SI lo sabe.
Yo asentí.
—Creo que no se esperaban que la AFI se interesase por ello. Tenía marcas de presión provocadas por ataduras y marcas de agujas. Denon lo estaba encubriendo.
Ivy dudó si coger otro trozo de pasta.
—?Crees que tiene algo que ver con el foco?
—?Por qué no? —dije exasperada. Maldita sea. Solo había tenido aquella horrible estatua durante dos meses y ya se había corrido la voz de que no se había perdido al caer por el puente Mackinac. Me aparté un mechón de pelo de la cara y revolví la pasta mientras intentaba recordar si había ido a ver o había llamado a David en todo ese tiempo. Aparte de la noche en que se lo di, creía que no. él era mi alfa, pero no era como si estuviésemos casados ni nada por el estilo. Mierda, aquello no era seguro. Necesitaba recuperarlo, hoy mismo.
—Puedo preguntar por ahí si quieres —dijo Ivy mientras subía los pies a la encimera con un balanceo para sentarse cruzada de piernas con la caja de pasta.
Mis pensamientos volvieron de repente a ella.
—Por supuesto que no —dije—. Cuanto menos indague, más segura estaré. Además, nunca nos pagarán si averiguas algo.
Ella se río y yo me relajé. Ivy no se reía a menudo y me encantaba el sonido de su risa.
—?Por eso estás pensando en Nick? —me preguntó, cosa que me dejó perpleja—. Nunca haces pasta con salsa Alfredo a menos que estés pensando en él.
Yo abrí la boca para protestar, pero luego la cerré. Mierda, tiene razón.
—Mmm —dije molesta mientras revolvía la pasta—. Glenn me ha dado hoy su expediente. Tiene diez centímetros de grosor.
—?De verdad? —dijo, arrastrando las palabras, y yo fruncí el ce?o. Nunca le había gustado Nick.
—Sí, de verdad. —Dudé mientras veía surgir el vapor—. Lleva un tiempo con esto.
—Lo siento.
Me obligué a adoptar una expresión blanda. Odiaba a Nick, pero sentía de verdad que me hubiese destrozado el corazón.