Por unos demonios más

—?Qué vamos a hacer, Jenks? —susurré. Las alas de Jenks me enfriaron el cuello y yo entrecerré los ojos por la claridad mientras metían a David en un todoterreno—. ?Jenks? —dije, y el tono de las alas del pixie cambió.

 

—Te veo en la iglesia —dijo, y se marchó como un rayo para ver si conseguía escuchar algo.

 

Yo contuve el aliento mientras lo veía volar sobre el aparcamiento y se metía a toda velocidad dentro del coche con David mientras nadie miraba. Le deseé lo mejor mientras veía el coche alejarse, que dudó brevemente antes de unirse al tráfico. Adiós, David.

 

Solté un suspiro lento y prolongado. Me incliné sobre el coche para coger las llaves de David y las metí en el bolso. Encontraría otra forma de volver a casa, pero necesitaría sus llaves para darle de comer a su gato. Maldita sea. Ya había visto esto antes y no acabaría bien.

 

Cerré la puerta del coche de David de un portazo y mi presión sanguínea se aceleró al ver la esbelta figura de Glenn dirigiéndose hacia mí desde el otro extremo del aparcamiento.

 

—Bueno, al menos ahora ya sé por qué no apareciste para nuestra cita en la morgue —grité en la distancia.

 

Traía un paso resuelto pero tenía la cabeza agachada como en se?al de culpabilidad.

 

—Lo siento, Rachel —dijo el exoficial militar mientras se detenía a mi lado.

 

—??Que lo sientes!? —exclamé yo enfadadísima por la entusiasta mentalidad de boy scout de Glenn.

 

—No sé por qué han arrestado a David, ?él no lo ha hecho! Estuve con Trent esta ma?ana y me confesó que él era el que estaba asesinando a los hombres lobo para encontrar esa maldita estatua.

 

Glenn no parecía más feliz y sus pendientes en forma de bolita quedaban un tanto raros con su semblante eminentemente profesional.

 

—Me alegro mucho de oírte decir eso —dijo, poniendo las manos detrás de la espalda y casi clavándome contra el coche con su presencia demasiado cercana.

 

Aquello me tomó por sorpresa y mi cólera se enfrió un poco.

 

—Entonces… ?vas a soltarlo?

 

él sacudió la cabeza y entrecerró los ojos con aire de preocupación.

 

—No, pero si el se?or Kalamack confirma que estuviste con él esta ma?ana, puedo evitar que la SI te arreste ahora mismo.

 

Me sentí palidecer.

 

—?A mí? —tartamudeé—. ?Por qué?

 

—Como cómplice del asesinato de Brett Markson —dijo mirándome el bolso—. ?Tienes algo ahí dentro que yo deba saber?

 

Sentí un subidón de adrenalina, como si alguien me hubiese dado una patada en el estómago.

 

—Tengo mi pistola de bolas, pero no necesito permiso para llevarla. Y todo esto es una gilipollez, Glenn. Te acabo de decir que Trent fue quien los asesinó. A todos. Las tres mujeres lobo sin identificar fueron accidentes y no tienen nada que ver con los asesinatos.

 

Glenn se estiró sin separar las manos que tenía entrelazadas tras la espalda.

 

—Rachel, ?podrías separarte del coche y venir conmigo, por favor? Y dame tu bolso.

 

Me quedé con la boca abierta.

 

—?Estoy arrestada? —dije en voz bien alta, agarrando el bolso con más fuerza. Mierda, tenía dentro el foco.

 

—Nadie te va a arrestar… todavía —dijo con una expresión dolorida—. Por favor, Rachel. Si no colaboras, la SI se ocupará de tu interrogatorio. Estoy intentando adelantarme a ellos.

 

No necesitaba oír más. Sintiéndome muy sola por la ausencia de Jenks, le di el bolso. Se me hacía raro verlo en sus manos y él hizo un gesto con la mano que le quedaba libre para que le acompa?ase. Temblando por dentro, empecé a caminar junto a él. Avanzábamos lentamente hacia la furgoneta de la AFI, la que tenía una malla metálica en las ventanas.

 

—Habla conmigo, Glenn.

 

—Vieron al se?or David Hue hablando con el se?or Markson anoche —dijo con tristeza—. Hoy encontraron muerta a la víctima en el contenedor del apartamento del se?or Hue con tu tarjeta en su cartera. El se?or Hue admite haber tenido relaciones con las tres mujeres lobo que están ahora en la morgue y cuando los agentes vinieron a interrogarlo encontraron a una mujer profundamente sedada que mostraba signos de agresión.

 

Me flojearon las rodillas. Eso tenía una pinta horrible y me alegraba haberle hablado a Glenn antes sobre el foco.

 

—Serena era humana, Glenn. El foco la convirtió. David estaba ayudándola a controlarlo antes de que llegase la luna llena para que supiese qué vendría a continuación y ser capaz de controlarlo. La sedó para poder ir a buscarme, para que la ayudase a aplacar el dolor. ?Eso es todo!

 

Glenn me miró con una expresión de advertencia.

 

—Baja la voz.

 

Bajé la mirada y fruncí el ce?o mientras escuchaba las voces por las radios.

 

—Lo siento —dije, y luego me paré en seco antes de acercarnos demasiado a la furgoneta abierta—. David no mató a Brett —dije con firmeza—. Lo que les ocurrió a esas tres mujeres que están en la morgue fueron trágicos accidentes. Serena está intentando sobrellevar lo que ha ocurrido y David está haciendo todo lo que puede. Deberías estar arrestando a Trent, no a David.

 

—Rachel, para.