La verdad es que no podía tomárselo a mal. Supongo que de algún modo yo parecía realmente asustada. Aún tenía el corazón en la garganta y era incapaz de decir nada.
—Por mí podemos hacerlo así —dijo mister Whitman encogiéndose de hombros—. No hay nada que objetar, ?no te parece, Thomas?
Mister George asintió lentamente con la cabeza, aunque daba la impresión de que habría preferido hacer lo contrario.
Una sonrisa satisfecha asomó al rostro de Gideon, que por fin abandonó su postura rígida junto a la puerta.
—Muy bien, pues ya nos veremos luego —dijo con tono triunfal, y a mí me pareció que sonaba como una amenaza.
Cuando la puerta se cerró tras él, mister Whitman suspiró.
—Está extra?o desde que recibió ese golpe en la cabeza, ?no te parece, Thomas?
—Desde luego —convino mister George.
—Tal vez deberíamos mantener una conversación con él sobre el tono que debe emplear con sus superiores —dijo mister Whitman—. Para su edad es bastante... En fin. Está sometido a una gran presión, también debemos tenerlo en cuenta. Bien, Gwendolyn, entonces, ?estás preparada? —a?adió dirigiéndose a mí en tono animado.
Me levanté.
—Sí —mentí.
En su cimbreo rojo rubí
oye el cuervo cantar a los muertos,
apenas conoce el precio, apenas la fuerza, el poder se alza y el Círculo se cierra.
Del orgulloso león de faz de diamante, vela el súbito hechizo la luz brillante.
Con el sol que agoniza él cambia la suerte, y el final revela, del cuervo, la muerte.
De los Escritos secretos del conde de Saint Germain
9
No había preguntado por el a?o, porque de todos modos no tenía ninguna importancia. De hecho, todo se veía igual que en mi anterior visita. El sofá verde estaba en medio de la habitación, y le dirigí una mirada furiosa, como si él tuviera la culpa de todo. Como la última vez, había un montón de sillas apiladas junto a la pared ante el escondrijo de Lucas, y al verlas me entraron las dudas. ?Debía vaciar el escondrijo? Si Gideon había empezado a sospechar—y seguro que lo había hecho—, era muy posible que lo primero que hiciera fuera registrar la habitación. Tal vez lo mejor sería que ocultara el contenido fuera, en los corredores, y luego volviera antes de que llegara Gideon….
Febrilmente, empecé a apartar las sillas, pero luego me lo pensé mejor. En primer lugar, no podía esconder la llave fuera, porque tendría que volver a cerrar la puerta; y por otra parte, aunque Gideon encontrara el escondite, ?Cómo iba a demostrar que estaba destinado a mí?
Sencillamente me haría la tonta.
Volví a dejar las sillas donde estaban, procurando no cambiar nada, y me encargué de borrar todas las huellas en el polvo. Luego fui hasta la puerta para asegurarme de que estaba realmente cerrada y después me senté en el sofá verde.
Me sentía un poco como hacía cuatro a?os, aunque Leslie y yo, por el incidente con la rana, habíamos tenido que esperar en el despacho del director Gilles hasta que este había tenido tiempo para venir a echarnos un sermón. En realidad no habíamos hecho nada malo. Había sido Cynthia la que había atropellado personalmente al animal con su bicicleta, y como después no había mostrado ningún remordimiento (?Es solo una estúpida rana?), Leslie y yo, indignadas, habíamos decidido vengar a la rana.
Queríamos enterrarla en el parque pero antes—como ya estaba muerta— pensamos que tal vez impresionaría a Cynthia y la sensibilizaría un poco de cara al futuro si se la volvía a encontrar—esta vez en su sopa—. Nadie podía prever que a Cynthia le daría un ataque de histeria al verla… En cualquier caso, el director Gilles nos había tratado como si fuéramos dos criminales peligrosas, y por desgracia no había olvidado el episodio.
Cada vez que nos encontrábamos por los pasillos decía: ?Ah, las chicas malas de la rana?, y las dos nos sentíamos fatal.
Cerré los ojos un momento. Gideon no tenía ningún motivo para tratarme tan mal. Yo no había hecho nada malo. Todos decían continuamente que no se podía confiar en mí, me vendaban los ojos y nadie respondía a mis preguntas; así que era perfectamente natural que tratara de descubrir por mí misma lo que estaba pasando, ?no?