Zafiro (Edelstein-Trilogie #2)

—?Y cómo te ha ido a ti el día, cari?o?

—Nada especial tampoco. En la escuela, estrés con el Ardilla, luego un poco de clase de baile y modales en la sede de esa oscura sociedad secreta que se ocupa de viajes en el tiempo, y luego, antes de que pudiera estrangular a mi queridísima prima, una peque?a excursión al a?o 1953 para poder hacer tranquilamente los deberes y no tener tanto estrés el día siguiente con Ardilla.

—Suena bastante relajado.

Los tacones de mamá resonaban contra el empedrado. Volvió a mirar alrededor.

—No creo que nos siga nadie—la tranquilicé—. Todos están muy ocupados, la casa hormiguea de gente secretísima y siniestra.

—El Círculo Interior se reúne, lo que no sucede a menudo. La última vez que se juntaron todos fue cuando Lucy y Paul robaron el cronógrafo. Están repartidos por todo el mundo… —?Mamá? ?No crees que ya ha llegado el momento de decirme lo que sabes? No es útil para nadie que siempre tenga que andar a tientas en este asunto.

—En el sentido literal de la expresión —dijo Xemerius.

Mamá se detuvo.

—?Me sobre valoras! Lo poco que sé no te serviría de nada. Seguramente solo contribuiría a confundirte aún más. O peor, a ponerte en peligro.

Sacudí la cabeza. No quería ceder tan fácilmente.

—?Quién o qué es el Caballero Verde? ?Y por qué Lucy y Paul no quieren que el Círculo se cierre? ?O en realidad sí que quieren, pero solo porque tienen intención de emplear el secreto en beneficio propio?

Mamá se frotó las sienes.

—Es la primera vez que oigo hablar de un Caballero Verde. Y por lo que respecta a Lucy y Paul, estoy segura de que sus motivos no eran de naturaleza egoísta. Conociste al conde de Saint Germain. él dispone de medios…—Volvió a callar—. Ay, cari?o, nada de lo que pueda decirte te ayudará, créeme.

—?Por favor, mamá! ?Ya es bastante duro que esos hombres actúen con tanto secreto y no confíen en mí, pero tú eres mi madre!

—Sí —dijo, y de nuevo las lágrimas asomaron a sus ojos—. Soy tu madre. — Pero estaba claro que el argumento no funcionaba—. Ven, el taxi ya lleva media hora esperando. Seguramente me costará medio sueldo.

Lancé un suspiro y la seguí calle abajo.

—Podemos ir en metro.

—No, necesitas comer algo caliente con urgencia. Además, tus hermanos te echan terriblemente de menos. No soportarían otra cena sin ti.

???

En contra de lo habitual, disfrutamos de una velada agradable y tranquila, porque mi abuela se había ido a la ópera con la tía Glenda y Charlotte.

—Tosca —dijo la tía abuela Maddy encantada, y sacudió sus rubios rizos—.

Espero que la representación les eleve el espíritu. —Me gui?ó el ojo socarronamente—. Suerte que a Violet le sobraban unas entradas.

Miré interrogativamente a mi alrededor, y entonces me explicaron que la amiga de la tía abuela Maddy (una simpática anciana que llevaba el maravilloso nombre de mistress Violet Purpleplum y siempre nos tejía chales y calcetines para Navidad) en realidad quería ir con su hijo y su futura nuera a la ópera, pero por lo visto ahora la futura nuera iba a ser la futura nuera de otra mujer.

Como siempre que lady Arista y la tía Glenda estaban fuera de casa, enseguida se creó un ambiente relajado. Pasaba un poco como en primaria cuando el maestro se marchaba de la clase. Aún estábamos a media comida cuando tuve que levantarme y ense?ar a mis hermanos, la tía Maddy, mamá y mister Bernhard cómo Labios de Morcilla y Charlotte me habían ense?ado a bailar el minué y a utilizar un abanico, y Xemerius me lo soplaba cuando me olvidaba de algo. Viéndolo retrospectivamente, yo misma la encontré más cómico que trágico, y comprendí que los demás se divirtieran escuchándolo. Al cabo de un rato, todos estábamos bailando por la habitación (excepto mister Bernhard, que sin embargo marcaba el ritmo con la punta del pie) y hablando con voz nasal como Giordano, y mientras lo hacíamos, nos íbamos gritando continuamente el uno al otro:

—?Ignorante criatura! ?Mira cómo lo hace Charlotte!

—?A la derecha! ?No, la derecha es donde el pulgar está a la izquierda!

Y:

—?Puedo verte los dientes! ?Eso es antipatriótico!

Nick presentó veintitrés maneras diferentes de abanicarse con una servilleta y de este modo comunicar algo a un interlocutor sin necesidad de palabras.

—Esto significa: ?Ups, tiene la bragueta abierta, caballero?, y si el abanico se baja un poco y se mira así por encima, significa: ??Uau, quiero casarme con usted!?. Pero cuando se gira de este otro modo quiere decir: ?Vaya, desde hoy nos encontramos en guerra con Espa?a…?.

Tuve que reconocer que Nick tenía verdadero talento para el teatro. Al final, Carolina levantó tanto las piernas al bailar (más cancán que minué)

que uno de sus zapatos aterrizó en la fuente con la crema bávara que había de postre.

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