Zafiro (Edelstein-Trilogie #2)

Cerré la puerta tan suavemente como pude y avancé despacio.

—Uf, parece realmente furiosa —observó Xemerius, que me seguía colgándose de los salientes de la pared.

Y era cierto. Los ojos de mi madre echaban chispas, tenía las mejillas encendidas y su voz era insólitamente alta.

—Habíamos quedado en que se mantendría a Gwendolyn apartada de esto. ?Que no se la pondría en peligro! Y ahora queréis servírsela en bandeja al conde. ?No ves que está totalmente…desamparada!

—Y tú eres la única responsable de eso —dijo fríamente Falk de Villiers.

Mamá se mordió los labios.

—?Como gran maestre de esta logia, tú eres el responsable de lo que ocurra!

—Si desde el principio hubieras jugado limpio, ahora Gwendolyn estaría preparada. Y solo para que lo sepas, te diré que tal vez pudieras enga?ar a mister George con lo de que querías proporcionar a tu hija una infancia libre de preocupaciones, pero no a mí. Sigo muy intrigado por saber qué tendrá que contarnos esa comadrona.

—?Aún no la habéis encontrado?

La voz de mi madre ya no era tan estridente.

—Es solo cuestión de días, Grace. Tenemos a nuestra gente por todas partes.

En ese momento Falk de Villiers advirtió mi presencia, y la expresión fría y airada de su mirada desapareció.

—?Por qué estás sola, Gwendolyn?

—?Cari?o!—Mi madre se precipitó hacia mí y me abrazó—. Pensé que, antes de que se hiciera tan tarde como ayer, sería mejor que viniera a recogerte.

—…y aprovecharas la oportunidad para cargarme de reproches — completó Falk con una sonrisita—. ?Por qué no está mister Marley contigo Gwendolyn?

—Podía hacer sola el último tramo—respondí evasivamente—. ?Sobre qué estabais discutiendo?

—Tu madre cree que tus excursiones al siglo XVIII son demasiado peligrosas—dijo Falk.

Bueno, la verdad es que no podía tomárselo a mal. Y eso que solo conocía una peque?a parte de los peligros. Nadie le había hablado de los hombres que nos habían atacado en Hyde Park. Yo al menos antes me habría cortado la lengua que contárselo. Tampoco podía saber nada de lady Tilney y las pistolas. Y la única persona que estaba enterada hasta ahora de la siniestra forma en que me había amenazado el conde de Saint Germain era Leslie. Ah, y mi abuelo, claro.

Miré fijamente a Falk.

—Lo de mover el abanico y bailar el minué no será ningún problema—dije para quitar importancia al asunto—. No puede decirse que tenga nada de arriesgado, mamá. El único peligro está en que haga trizas el abanico contra la cabeza de Charlotte… —Ya lo has oído, Grace—dijo Falk gui?ándome un ojo.

—?A quién quieres enga?ar, Falk!—Mamá le dirigió una última mirada sombría, y luego me cogió del brazo y me arrastró hacia fuera—. Ven. Nos esperan para cenar.

—?Hasta ma?ana, Gwendolyn!—gritó Falk desde atrás—. Y…hum…hasta otro momento, Grace.

—Adios —murmuré yo.

Mamá también murmuró algo ininteligible.

—Si me lo preguntas, te diré: pajar —anunció Xemerius—. A mí no me enga?an con sus broncas. Reconozco a los viejos compa?eros de pajar en cuanto los veo.

Suspiré. Mamá me imitó y me apretó contra sí mientras recorríamos los últimos metros hasta la salida. Primero me puse un poco rígida, pero luego incliné la cabeza sobre su hombro.

—No tienes que pelearte con Falk por mi culpa, mamá. Te preocupas demasiado.

—Es tan fácil decirlo… Pero no es nada agradable sentir que una lo ha hecho todo mal. Me doy cuenta de que estás furiosa conmigo, ?sabes?— Suspiró de nuevo—.Y de algún modo con razón.

—De todos modos, te quiero—dije.

Mamá tuvo que esforzarse para contener las lágrimas.

—Y yo te quiero a ti, más de lo que puedas imaginar—murmuró. Habíamos llegado a la callejuela ante la casa, y miró alrededor como si temiera que alguien nos estuviera espiando en la oscuridad—. Daría cualquier cosa por tener una familia completamente normal con una vida completamente normal.

—?Y qué es normal? —pregunté.

—Nosotros, en todo caso, no.

—Todo es cuestión de perspectiva. Bueno, ?y cómo te ha ido el día? — pregunté irónicamente.

—Oh, lo habitual—dijo mamá con una débil sonrisa—. Primero una peque?a discusión con mi madre, luego una discusión mayor con mi hermana, en el trabajo he discutido un poco con mi jefe y para acabar también he discutido con mi… ex amigo, que casualmente es el gran maestre de una siniestra logia secretísima.

—?Ajá! ?Qué te había dicho? —Xemerius estaba exultante—. ???Pajar!!!

—?Lo ves? ?Todo completamente normal, mamá!

No pudo por menos de sonreír.

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