—Había pensado que podría ser un cuadro —dije. En las películas, los secretos siempre estaban ocultos detrás de los cuadros, o en ellos.
—Pues no he encontrado nada —respondió Leslie—. También probé EL CABALLERO VERDE en un generador de anagramas; pero si RAVEL CABELE LERDO tiene algún significado, a mí se me escapa. Imprimí unos cuantos, tal vez a ti te suene alguno. Me tendió una hoja.
—?LARVA BOL CEDERLE? —leí—. ?ABRE LLAVE EL CERDO.? Hum... No sé...
Leslie soltó una risita.
—Mi preferido es: ?LA CEBOLLA REVERDE?. ?Oh, que viene mister Ardilla!
Se refería a mister Whitman, que, como siempre, entraba con paso resuelto en la clase. Le habíamos puesto ese ridículo apodo por sus enormes ojos marrones; pero por entonces aún no teníamos ni idea de quién era en realidad.
—Todavía estoy esperando que nos llamen al despacho del director por lo de ayer —dije, pero Leslie sacudió la cabeza.
—Ni hablar —replicó—. ?O crees que el director Gilles puede enterarse de que su profesor de inglés es miembro destacado de una siniestra sociedad secreta? Porque eso es exactamente lo que diré si se chiva. Oh, chisss, se acerca. Y ya vuelve a mirar así... ?con ese aire de perdonavidas!
Mister Whitman se acercó efectivamente a nosotras y colocó la gruesa carpeta que nos había confiscado ayer en los lavabos sobre la mesa ante Leslie.
—He pensado que te gustaría recuperar... esta interesantísima colección de hojas —dijo en tono burlón.
—Sí, gracias —replicó Leslie sonrojándose ligeramente.
La ?colección de hojas? era en realidad su gran dossier de investigación sobre los fenómenos de los viajes en el tiempo, y contenía absolutamente todo lo que las dos (naturalmente, Leslie mucho más que yo) habíamos descubierto hasta ahora sobre los Vigilantes y el conde de Saint Germain.
En la página 34, justo detrás de las entradas sobre el tema de la telequinesis, había una nota que hacía referencia a mister Whitman.
??Ardilla también miembro de la logia? Anillo. ?Significado?? Solo nos quedaba esperar que mister Whitman no la hubiera relacionado con su persona.
—Leslie, me duele tener que decirlo, pero creo que harías mejor en invertir tu energía en algunas asignaturas escolares. —Mister Whitman sonreía, pero en su tono había algo más que ironía. Luego a?adió bajando la voz—: No todo lo que a uno le parece interesante es bueno para él.
?Era una amenaza? Leslie cogió el archivador sin decir nada y lo guardó en su cartera.
El resto de la clase miraba con intriga hacia nosotros. Sin duda se preguntaban de qué estaría hablando mister Whitman. La mirada de Charlotte, que estaba sentada lo bastante cerca para oírle, reflejaba una indudable satisfacción, y cuando mister Whitman dijo: ?Y tú Gwendolyn, deberías ir comprendiendo que una de las cualidades que no solo es deseable sino incluso exigible de tu parte es la discreción?, y asintió.
—Es una verdadera lástima que te muestres tan poco digna de tu posición — a?adió el profesor.
?Aquello era totalmente injusto! Decidí seguir el ejemplo de Leslie, y mister Whitman y yo nos miramos sin decir palabra. Luego su sonrisa se amplió y de repente me dio unas palmaditas en la espalda.
—?Pero, en fin, arriba esos ánimos! Estoy seguro de que aún puedes aprender un montón de cosas —dijo mientras se alejaba—. ?Y tú, Gordon?
?Cómo va eso? ?Has vuelto a copiar tu redacción directamente de internet?
—Usted siempre dice que tenemos que utilizar todas las fuentes que encontremos —se defendió Gordon, consiguiendo que en solo una frase el tono de su voz variara en más de dos octavas.
—?Qué quería Whitman de ustedes? —Cynthia Dale se inclinó hacia nosotras desde atrás—. ?Qué era esa carpeta? ?Y por qué te ha tocado, Gwendolyn?
—No hay razón para que te pongas celosa, Cyn —replicó Leslie—. No nos quiere ni un poquito más que a ti.
—?Bah! —exclamó Cynthia—. No estoy en absoluto celosa. ?Por qué tiene que creer todo el mundo que estoy enamorada de ese tío?
—?Tal vez porque eres la presidenta del club de fans de William Whitman?
—propuse.
—?O porque escribiste veinte veces ?Cynthia Whitman? en una hoja de papel alegando que querías saber cómo te sentirías al leerlo? —preguntó Leslie.
—?O porque...?
—Vale, vale —susurró Cynthia—. Eso era antes. Pero hace tiempo que pasó.
—Eso era anteayer —dijo Leslie.
—Desde entonces, he madurado. —Cynthia suspiró y miró a su alrededor—. La culpa la tienen estos ni?atos. Si en la clase hubiera algún chico aunque fuera un poco normal, nadie tendría necesidad de fijarse en el profesor. A propósito, ?qué hay de ese tipo que te recogió ayer con la limusina, Gwenny? ?Hay algo entre ustedes?
Charlotte dejó escapar un resoplido burlón, con lo que volvió a atraer instantáneamente la atención de Cynthia.
—Vamos, Charlotte, ahora no empieces a hacerte la interesante. Díganme, ?alguna de ustedes dos tiene algo con él?