Zafiro (Edelstein-Trilogie #2)

—?Han echado algo en el té de la tía Glenda? —le susurre a Caroline.

—La tía Glenda y Charlotte están como transformadas desde que alguien ha llamado antes —me respondió Caroline susurrando también—. ?Las dos están eufóricas!

En ese instante, Xemerius aterrizó fuera, en la repisa de la ventana, replegó sus alas y se deslizó a través del cristal.

—?Buenos días! —dije contenta de verle.

—?Buenos días! —respondió Xemerius, y saltó de la repisa a una silla vacía.

Mientras los otros me miraban un poco sorprendidos, Xemerius se rascó el vientre.

—Vaya, tienes una familia numerosa, por lo que veo; me llama la atención el considerable número de mujeres que hay en esta casa. Demasiadas, diría yo. Y la mitad de ellas la mayor parte del tiempo parecen necesitar que les hagan cosquillas urgentemente. —Sacudió las alas—. ?Dónde están los padres de estos ni?os? ?Y los animales domésticos? Una casa enorme y ni un canario siquiera; la verdad, me siento decepcionado.

Sonreí.

—?Dónde esta la tía abuela Maddy? —pregunté antes de empezar a comer con entusiasmo.

—Me temo que la necesidad de sue?o de mi querida cu?ada es bastante mayor que su curiosidad —dijo dignamente lady Arista, que estaba sentada a la mesa tiesa como un palo (de hecho, no recordaba haber visto nunca a mi abuela de otro modo que no fuera tiesa como un palo) y comía media tostada de mantequilla con los dedos bien estirados—. Ayer se levantó demasiado pronto y estuvo todo el día de un humor insoportable. No creo que la veamos aparecer antes de las diez.

—Pues a mí me parece bien —contesto la tía Glenda con su voz de pito—. Esa cháchara suya sobre huevos de zafiro y torres de reloj puede acabar con los nervios de cualquiera. Y tú, ?cómo te encuentras, Gwendolyn? Me imagino que todo esto debe de resultarte bastante desconcertante.

—Hum... —dije.

—Debe de ser horrible tener que constatar pronto que uno ha nacido para metas elevadas y no esta a la altura de las expectativas.

La tía Glenda ensartó un pedacito de tomate de su plato.

—Mister George afirma que Gwendolyn se las ha arreglado muy bien hasta el momento —comentó lady Arista, y antes de que pudiera alegrarme por su muestra de solidaridad a?adió—: Al menos dadas las circunstancias.

Gwendolyn, hoy te recogerán de nuevo en la escuela y te llevarán al Temple. Esta vez Charlotte te acompa?ará.

Tomo un trago de té.

Yo no podía abrir la boca sin que se me cayera el huevo revuelto, de modo que me limite a mirarla horrorizada, con los ojos abiertos de par en par, mientras Nick y Caroline preguntaban en mi lugar: — ?Y eso por qué?

—Pues porque Charlotte justamente —dijo la tía Glenda balanceando la cabeza de un modo muy peculiar— sabe todo lo que Gwendolyn debería saber para poder, de alguna manera, cumplir de forma satisfactoria con su tarea. Y ahora, debido a los caóticos acontecimientos de los dos últimos días —que seguro que todos podemos imaginar—, en el Temple quieren que Charlotte ayude a su prima a prepararse para sus próximos saltos en el tiempo.

Se comportaba como si su hija acabara de ganar los juegos olímpicos, como mínimo.

?Para los próximos saltos? ?Y cómo?

—?Quién es esa arpía pelirroja y flacucha? —preguntó Xemerius—. Espero, por tu bien, que solo se trate de una parienta lejana.

—No es que esta petición nos cogiera por sorpresa, pero de todos modos hemos estado reflexionando sobre cómo podríamos atenderla. Al fin y al cabo, Charlotte ya no está sometida a ningún tipo de obligación en ese sentido. Pero —y en este punto la arpía pelirroja y flaca... ejem... quiero decir, la tía Glenda, suspiró teatralmente— Charlotte es muy consciente de la importancia de esta misión y está dispuesta a contribuir desinteresadamente a su éxito en la medida de sus posibilidades.

Mi madre suspiró y me dirigió una mirada compasiva, mientras Charlotte se colocaba un mechón rojo resplandeciente detrás de la oreja y me obsequiaba con un coqueto pesta?eo.

—?Cómo? —preguntó Nick—. ?Y qué va a ense?arle Charlotte a Gwendolyn?

—Oh —dijo la tía Glenda, y sus mejillas se enrojecieron de puro entusiasmo —. Hay un montón de cosas, supongo; pero sería absurdo pensar que Gwendolyn va a poder asimilar en tan poco tiempo lo que Charlotte ha ido aprendiendo a lo largo de muchos a?os, por no hablar, en fin... de la injusta repartición de los talentos naturales en este caso. Solo se puede intentar transmitir lo más indispensable. Por encima de todo, Gwendolyn muestra unas carencias casi trágicas en lo que se refiere a conocimientos generales y a las maneras adecuadas para cada época, por lo que oído.

?Que descaro! ?De quién se suponía que había oído eso?

—Sí, y es absolutamente necesario conocer las maneras adecuadas para sentarse a solas en un sótano cerrado —dije—. Alguna cochinilla podría ver como te hurgas la nariz.

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