Por el camino, Thomas se había enterado de algunas cosas. La chica de piel oscura se llamaba Harriet, y la que siempre la acompa?aba, de pelo rubio rojizo y una piel muy blanca, era Sonya. Aunque no estaba seguro, supuso que aquellas dos habían estado al mando la mayor parte del tiempo hasta que llegó Teresa. Actuaban con cierta autoridad, pero al final siempre la respetaban a ella.
—Vale —dijo Teresa—, atémosle a ese árbol feo —se?aló el esqueleto, blanco como un hueso, de un roble cuyas raíces aún se aferraban al suelo rocoso aunque, debía de llevar muerto a?os y a?os—. Y podríamos también darle de comer para que no proteste y se queje durante todo el día, manteniéndonos despiertas.
?Está pasándose un poco, ?no??, pensó Thomas. Fueran cuales fueran sus auténticas razones, sus palabras comenzaban a resultarle un poco ridículas. Ya no podía negarlo más: estaba empezando a odiarla de verdad, sin importar lo que hubiera dicho al principio.
No se resistió mientras le ataban el torso al tronco y le dejaban las manos libres. En cuanto lo tuvieron bien atado, le dieron algunas barras de cereales y una botella de agua. Nadie le hablaba ni le miraba a los ojos. Y, por extra?o que parezca, le dio la impresión, de que todas se sentían un poco culpables. Empezó a comer y, mientras lo hacía, se fijó en lo que le rodeaba. Sus pensamientos vagaron por todo aquel lugar mientras las demás empezaban a prepararse para dormir durante el resto del día. Algo no estaba bien en todo aquello.
La actitud de Teresa no le parecía teatral. Nunca se lo había parecido. ?Sería posible que estuviese haciendo exactamente lo contrario de lo que había dicho? ?Pretendía hacerle creer que podía confiar en ella cuando su verdadero plan había sido y era…?
Sobresaltado, recordó el cartel que había en la puerta del dormitorio de la chica. La Traidora. Se había olvidado completamente hasta aquel momento. Las cosas empezaban a tener más sentido.
CRUEL era quien mandaba. Ellos eran los supervivientes de ambos grupos. Si le ordenaran que le matase, ?lo haría? ?Para salvarse a sí misma? ?Y qué era aquella frase que había soltado sobre que Thomas le había hecho algo? ?Estaban manipulando sus pensamientos? ?Estaban acaso haciendo que ya no le gustara?
Además estaban su tatuaje y los letreros de la ciudad. El tatuaje le había avisado; los carteles proclamaban que él era el auténtico líder. La etiqueta junto a la puerta de Teresa había sido otro aviso. Aun así, no tenía armas y estaba atado a un árbol. El Grupo B le superaba en número, eran más de veinte y todas tenían armas. Era facilísimo.
Suspiró al terminar su comida y se sintió un poco mejor físicamente. Y aunque no sabía muy bien de qué iba todo aquello, confiaba en estar a punto de comprenderlo. No podía abandonar.
Harriet y Sonya tenían sus camastros cerca, no dejaban de mirarle con disimulo mientras se preparaban para dormir. De nuevo, Thomas se percató de las expresiones de vergüenza o culpa y lo consideró una oportunidad para luchar por su vida mediante palabras.
—Vosotras en realidad no queréis matarme, ?verdad? —preguntó en un tono que insinuaba que las había pillado mintiendo—. ?Alguna vez habéis matado a alguien?
Harriet le lanzó una mirada asesina justo cuando iba apoyar la cabeza sobre un montón de mantas. Se incorporó sobre un hombro.
—Según lo que nos contó Teresa, escapamos de nuestro Laberinto tres días antes que tu grupo. Hemos perdido menos gente y matado más laceradores para conseguirlo. Creo que acabar con un adolescente del montón no nos costará demasiado.
—Piensa en la culpa que sentirás.
Tan sólo le quedaba esperar que aquella idea profundizara en ellas.
—Lo superaremos.
Le sacó la lengua —?sí, le sacó la lengua!—, luego recostó la cabeza y cerró los ojos.
Sonya se sentó con las piernas cruzadas; no parecía que fuera a dormirse pronto.
—No nos queda más remedio. CRUEL nos dijo que ese era nuestro único cometido. Si no lo hacemos, no nos dejarán entrar en el refugio seguro. Moriremos aquí, en la Quemadura.
Thomas se encogió de hombros.
—Eh, lo entiendo. Me sacrificáis por vosotras. Muy noble.
Se lo quedó mirando un buen rato y él tuvo que luchar por no bajar la mirada. Al final, ella apartó la suya y se tumbó de espaldas a Thomas.
Teresa se acercó con el ce?o fruncido por el enfado.
—?De qué estáis hablando?
—De nada —masculló Harriet—. Le he dicho que se calle.
—Cállate —ordenó Teresa.
Thomas soltó una risotada sarcástica.
—?Qué vas a hacer si no lo hago, matarme?
No dijo nada, se limitó a mirarle con el rostro inexpresivo.
—?Por qué me odias de repente? —preguntó Thomas—. ?Qué es lo que te he hecho?
Sonya y Harriet se dieron la vuelta para escuchar mientras miraban a uno y a otro.
—Ya sabes lo que hiciste —espetó Teresa—. Igual que todas aquí. Se lo he contado. Pero aun así, no me rebajaría a tu nivel para intentar matarte. Tan sólo lo hacemos porque no nos queda más remedio. Lo siento, la vida es dura.
?Había visto algo en sus ojos?, se preguntó Thomas. ?Qué trataba de decirle?
—?De qué estás hablando, rebajarte a mi nivel? Nunca he matado a un amigo para salvarme el culo. Nunca.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)