Jorge se aclaró la garganta.
—?Qué tiene Thomas que le hace tan especial? Primero esos carteles de la ciudad donde pone que es el auténtico líder y luego bajan hasta aquí para salvarle el culo cuando se pone malito —miró a Thomas—. No quiero ser mezquino, muchacho, tan sólo tengo curiosidad. ?Qué te hace mejor que el resto de tus colegas?
—No soy especial —contestó Thomas, aunque sabía que estaba ocultando algo, pero desconocía el qué—. Ya has oído lo que han dicho. Tenemos muchas formas de morir aquí fuera, pero por un tiro no era una de ellas. Creo que habrían salvado a cualquiera al que hubieran herido de bala. No se trataba de mí, fue la pistola la que lo lió todo.
—Aun así —replicó Jorge con una sonrisita—, creo que me pegaré a ti a partir de ahora.
Empezaron unas cuantas discusiones más, pero Minho no dejó que duraran mucho. Insistió en que todos necesitaban dormir si planeaban caminar de noche. Thomas no protestó. Estaba más cansado a cada segundo que pasaba sentado con aquel aire caliente, sobre aquel suelo caliente. Quizá fuera su cuerpo curándose, quizás el calor. Fuera como fuera, el sue?o le llamaba.
No tenían mantas ni almohadas, así que Thomas se acurrucó en el suelo, en el mismo sitio en que estaba sentado, y apoyó la cabeza sobre sus brazos cruzados. Brenda, de algún modo, acabó junto a él, aunque no dijo nada ni tampoco le tocó. Thomas no sabía si alguna vez llegaría a comprenderla.
Respiró profunda y lentamente, cerró los ojos y se entregó al descanso, a la pesada sensación de somnolencia que empezaba a tirar de él hacia las profundidades. Los sonidos a su alrededor parecieron apagarse y el aire se volvió más denso. La calma le invadió y luego vino el sue?o.
? ? ?
El sol todavía resplandecía en el cielo cuando una voz sonó en su mente y le despertó; la voz de una chica. Teresa.
Después de días y días de completo silencio, Teresa empezó a hablarle telepáticamente, de repente, con una descarga de palabras:
Tom, no intentes responderme, tan sólo escucha. Algo terrible va a pasarte ma?ana, algo espantoso. Te van a hacer da?o y vas a asustarte mucho. Pero tienes que confiar en mí. No importa lo que ocurra, no importa lo que veas, no importa lo que oigas, no importa lo que pienses. Tienes que confiar en mí. No podré hablar contigo.
Hizo una pausa, pero Thomas estaba tan asombrado y se esforzaba tanto por comprender lo que le había dicho —por asegurarse de recordarlo— que no pudo pronunciar palabra antes de que empezara de nuevo:
Tengo que irme. No sabrás nada de mí durante un tiempo.
Otra pausa.
No hasta que volvamos a estar juntos.
Thomas trató de encontrar algo que decir, pero la voz de la chica y su presencia se escabulleron y le dejaron vacío una vez más.
Capítulo 43
A Thomas le costó un buen rato volver a dormirse.
No le cabía duda de que había sido Teresa. Ninguna duda. Justo como antes, cuando hablaban entre ellos, había percibido su presencia, sentido sus emociones. Había estado con él, aunque fuera por poco tiempo. Y al marcharse, había sido como volver a abrir una vez más aquel enorme vacío interior. Como si durante los días que estuvo desaparecida, un líquido espeso se hubiera filtrado lentamente y llenado esa cámara tan sólo para ser absorbido de nuevo al venir ella y marcharse.
Además, ?a qué se refería con que le iba a pasar algo espantoso, pero que tenía que confiar en ella? No lo entendía lo suficiente para encontrarle sentido. Y a pesar de lo terrible que era su advertencia, sus pensamientos seguían centrándose en la última parte, en el hecho de poder estar juntos de nuevo. ?Era una sarta de falsas esperanzas? ?O acaso ella pensaba que lo conseguiría y todo acabaría bien? ?Que se reunirían? Las posibilidades pasaban a gran velocidad por su cabeza, pero todas parecían estrellarse contra un deprimente callejón sin salida.
El día se hacía cada vez más caluroso mientras Thomas no paraba de dar vueltas, perseguido por sus pensamientos. Casi se había acostumbrado a que Teresa no estuviera, lo que le ponía enfermo. Para colmo, creía que la había traicionado al dejar que Brenda fuera su amiga, al acercarse a ella.
Irónicamente, su primer impulso fue extender el brazo y despertar a Brenda para contárselo. ?Estaría mal aquello? Se sentía tan frustrado y estúpido que quería gritar, algo estupendo para alguien que intentaba volver a dormirse con aquel calor espantoso.
El sol había recorrido medio camino hasta el horizonte antes de que por fin lo consiguiera.
? ? ?
Se sentía un poco mejor a última hora de la tarde cuando Newt le despertó. La breve visita de Teresa a su mente le parecía ahora un sue?o. Casi podía creerse que nunca había sucedido.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)