Las pruebas (The Maze Runner #2)

El grupo caminó hasta el refugio; Thomas les dijo un millón de veces que se lo explicaría todo desde el principio al final en cuanto estuvieran acomodados. Brenda le encontró y se acercó a él. Pero no le ofreció la mano, y Thomas sintió un alivio incómodo. La chica no le dijo nada, pero tampoco él le habló.

La miserable ciudad de los raros estaba a unos cuantos kilómetros de distancia; todo su deterioro y su locura se api?aban al sur. No había ni rastro de la gente infectada. Al norte, las monta?as, imponentes, a tan sólo un día o poco más de distancia. Escarpadas y sin vida, ascendían muy alto para culminar en picos marrones y recortados. Unos duros cortes en la roca hacían que toda la cordillera pareciera como si un gigante la hubiese emprendido contra ella durante días con una enorme hacha, liberando su gigantesca frustración.

Llegaron al refugio de madera, tan seca como un hueso podrido. Parecía que llevase allí cien a?os; quizá lo hubiera construido un granjero antes de que el mundo quedara devastado. Aunque era un misterio cómo había aguantado. Probablemente aquella cosa se consumiría en tres segundos al mínimo roce de una cerilla.

—Muy bien —dijo Minho, se?alando un sitio en la otra punta de las sombras—. Siéntate ahí, ponte cómodo y empieza a hablar.

Thomas no se podía creer lo bien que se sentía, sólo notaba la molestia del hombro. Fuera lo que fuera lo que le habían hecho los médicos de CRUEL, había sido brillante. Tomó asiento y esperó a que todos estuvieran delante de él, con las piernas cruzadas sobre el caliente y polvoriento suelo. Se sentía como un profesor a punto de dar la clase, un recuerdo borroso del pasado.

Minho fue el último en sentarse, junto a Brenda.

—Vale, cuéntanos tus aventuras con los extraterrestres en esa gran nave maligna.

—?De verdad quieres oírlo? —preguntó Thomas—. ?Cuántos días nos quedan para cruzar las monta?as hasta llegar al refugio seguro?

—Cinco días, tío. Pero ya sabes que no podemos ir por ahí con este sol sin nada que nos proteja. Vas a hablar, luego dormiremos y después nos partiremos la espalda caminando toda la noche. Adelante.

—Bien —respondió Thomas, y se preguntó qué habrían hecho mientras estaba fuera, pero se dio cuenta de que no importaba demasiado—. Las preguntas al final, ni?os —nadie se rió ni tan siquiera sonrió, así que tosió y se dio prisa en continuar—. Los de CRUEL fueron los que vinieron y se me llevaron. Seguí desmayándome, pero me condujeron a unos médicos que me curaron del todo. Les oí que decían algo de que se suponía que no tenía que haber pasado, que la pistola era un factor que no se esperaban. La bala me produjo una infección grave y supongo que consideraron que no había llegado mi hora.

Unos rostros inexpresivos se le quedaron mirando. Thomas sabía que para ellos sería difícil aceptarlo, incluso tras relatarles la historia entera.

—Me limito a contaros lo que oí.

Continuó explicando más cosas con todos los detalles que podía recordar, y también la conversación que oyó desde la cama. Los patrones de la zona letal y los candidatos. Más cosas sobre las Variables. Nada había tenido demasiado sentido la primera vez y menos aún ahora que intentaba recordarlo palabra por palabra. Los clarianos, Jorge y Brenda, parecían tan frustrados como él mismo.

—Bueno, eso aclara mucho las cosas —dijo Minho al final—. Debe de tener algo que ver con todos esos carteles sobre ti en la ciudad.

Thomas se encogió de hombros.

—Me alegro de que estés tan contento de verme vivo.

—Eh, si quieres ser el líder, a mí me trae sin cuidado. Y sí que estoy contento de verte vivo.

—No, gracias. Quédate tú el puesto.

Minho no respondió. Thomas no podía negar que los letreros eran una carga para él. ?Qué significaba que CRUEL quisiera que él fuese el líder? ?Y qué debía hacer al respecto?

Newt se puso de pie, frunciendo el ce?o por la concentración.

—Entonces, todos somos candidatos potenciales para algo. Y quizá el propósito de toda esta pu?etera clonc por la hemos pasado sea deshacerse de los no aptos. Pero, por alguna razón, todo el rollo de la pistola y la bala oxidada no formaba parte de las… pruebas normales. Las Variables o como se llamen. Si Thomas tiene que estirar la pata, se supone que no será de una maldita infección.

Thomas frunció los labios y asintió. Le parecía un buen resumen.

—Lo que significa que nos están observando —a?adió Minho—, como en el Laberinto. ?Alguien ha visto una cuchilla escarabajo corriendo por aquí?

Varios clarianos negaron con la cabeza.

—?Qué co?o es una cuchilla escarabajo? —preguntó Jorge.

Thomas respondió:

—Un peque?o lagarto mecánico que nos espiaba con unas cámaras en el Laberinto.

Jorge puso los ojos en blanco.

—Por supuesto. Perdona la pregunta.

—El Laberinto, sin duda, era algún tipo de instalación cubierta —dijo Aris—. Pero ahora no estamos dentro de nada. Aunque puede que usen satélites o cámaras de largo alcance, supongo.