Las pruebas (The Maze Runner #2)

Thomas asintió con la cabeza, pero no dijo nada. Sentía dolor por varios motivos: no estaba con sus amigos, que podían estar muertos; Chuck sí que estaba muerto; Teresa estaba perdida. él estaba a mitad de camino del refugio seguro, durmiendo en un camión con una chica que al final se volvería loca, y les rodeaba una ciudad llena de raros sedientos de sangre.

—?Duermes con los ojos abiertos? —le preguntó.

Thomas intentó sonreír.

—No. Tan sólo estoy pensando en lo mucho que apesta mi vida.

—La mía también. Apesta de lo lindo. Pero me alegro de estar contigo.

La afirmación fue tan simple y tan dulce que Thomas cerró los ojos y los apretó con fuerza. Todo el dolor de su interior se transformó en algo hacia Brenda, casi como lo que había sentido por Chuck. Odiaba a la gente que le había hecho aquello, odiaba la enfermedad que había provocado aquella situación y quería hacer las cosas bien.

Al final volvió a mirarla.

—Yo también me alegro. Estar solo hubiera sido muchísimo peor.

—Mataron a mi padre.

Thomas levantó una mano, sorprendido por el repentino cambio en la conversación.

—?Qué?

Brenda asintió despacio.

—CRUEL. Intentó evitar que se me llevaran, gritaba como un lunático mientras les atacaba con… Creo que era un rodillo de madera —dejó escapar una risita—. Entonces le dispararon a la cabeza —las lágrimas empa?aron sus ojos, que brillaron bajo la tenue luz.

—?En serio?

—Sí, vi cómo ocurría. Vi cómo la vida le abandonaba antes incluso de que cayera al suelo.

—Jo, macho —Thomas buscó qué palabras decir—. Lo siento… mucho. Yo vi cómo apu?alaban al que era, quizá, mi mejor amigo. Murió en mis brazos —hizo una pausa—. ?Y tu madre?

—Hacía mucho tiempo que no la veía.

No se explayó y Thomas no quiso insistir. En realidad, no quería saberlo.

—Tengo miedo de volverme loca —musitó tras un largo minuto de silencio—. Ya noto que está sucediendo. Las cosas me parecen extra?as, suenan extra?as. De repente, he empezado a pensar cosas que no tienen sentido. A veces el aire a mi alrededor está… duro. Ni siquiera sé qué significa eso, pero da miedo. Es evidente que estoy empezando. El Destello se lleva mi cerebro al infierno.

Thomas no soportaba el brillo de sus ojos y bajó la vista al suelo.

—No te rindas todavía. Llegaremos al refugio seguro y obtendremos la cura.

—Falsas esperanzas —replicó—. Aunque supongo que es mejor que no tener esperanza alguna.

Le apretó la mano. Esta vez, Thomas le devolvió el gesto. Y entonces, aunque parezca imposible, se durmieron.





Capítulo 35


Una pesadilla despertó a Thomas, algo sobre un pu?ado de raros pasados al Ido que acorralaban a Minho y Newt. Los raros llevaban cuchillos y estaban enfadados. Al final, el primer derramamiento de sangre le despertó bruscamente.

Miró a su alrededor, asustado por si había gritado o dicho algo. La cabina del camión seguía invadida por la oscuridad de la noche. Apenas veía a Brenda y menos aún sabía si tenía los ojos abiertos. Pero entonces la chica habló: —?Un mal sue?o?

Thomas se acomodó y cerró los ojos.

—Sí. No puedo dejar de preocuparme por mis amigos. No me gusta nada que nos hayamos separado.

—Siento que ocurriera. De verdad —cambió de posición en su asiento—. Pero no creo que debas preocuparte, en serio. Tus colegas clarianos parecen bastante competentes, pero, aunque no lo fueran, Jorge es un hueso duro de roer. Cruzarán la ciudad sin problemas. No pongas más estrés en tu corazón. Por nosotros sí deberías preocuparte.

—No se te está dando muy bien hacerme sentir mejor.

Brenda se rió.

—Perdona; estaba sonriendo cuando he dicho la última parte, pero supongo que no puedes verme.

Thomas miró la pantalla iluminada de su reloj y dijo:

—Todavía disponemos de unas horas hasta que salga el sol.

Tras un corto silencio, volvió a hablar:

—Cuéntame un poco más sobre cómo es la vida ahora. Nos quitaron la mayoría de nuestros recuerdos. Algunos me han vuelto, pero son vagos y no sé si puedo fiarme. Además, tampoco aportan mucha información sobre el mundo exterior.

Brenda suspiró hondo.

—El mundo exterior, ?eh? Bueno, es un asco. Las temperaturas por fin están comenzando a bajar, pero pasará una eternidad hasta que los niveles del mar hagan lo mismo. Ha pasado mucho tiempo desde las erupciones solares, pero han muerto muchas personas, Thomas. Muchísimas. Es increíble cómo los supervivientes se estabilizaron y organizaron tan rápido. Si no fuera por el estúpido Destello, creo que el mundo a la larga se hubiera recuperado. Pero si los deseos fueran peces… oh, no me acuerdo. Era algo que solía decir mi padre.