Brenda frunció el ce?o por la confusión.
—?Hay unas chicas que quieren matarte? ?De qué estás hablando?
Thomas no respondió mientras se preguntaba si debería contarle toda la historia de cabo a rabo. Mientras se preguntaba si le quedaban fuerzas para repasarla de nuevo.
—?Y bien? —insistió.
Decidió que estaría bien sacársela del pecho y, como se había ganado su confianza, cedió y le contó todo. Le había insinuado cosas y ella conocía algunas partes, pero ahora se tomó tiempo para los detalles. Sobre el Laberinto, el rescate y el hecho de que al despertar se dieron cuenta de que todo volvía a ser un asco. Sobre Aris y el Grupo B. No se entretuvo con Teresa, pero supo que ella había notado algo cuando la mencionó. Quizás en sus ojos.
—?Y esa Teresa y tú tenéis algo? —preguntó cuando hubo acabado.
Thomas no sabía qué responder. ?Tenían algo? Eran amigos íntimos, eso sí lo sabía. Aunque tan sólo había recuperado parte de sus recuerdos, percibía que él y ella tal vez habían sido algo más que amigos antes del Laberinto. Durante aquel horrible periodo en el que ayudó a dise?ar aquella estúpida cosa.
Y entonces se habían besado…
—?Tom? —preguntó Brenda.
él la miró con dureza.
—No me llames así.
—?Eh? —preguntó, sin duda sobresaltada, tal vez incluso herida—. ?Por qué?
—Es que… no sé.
Se sintió fatal al decirlo, pero no podía retirarlo. Así era como le llamaba Teresa.
—Muy bien, ?debo llamarte se?or Thomas? ?O rey Thomas, quizá? ?O mejor aún, tan sólo Su Majestad?
Thomas suspiró.
—Lo siento. Llámame como quieras.
Brenda soltó una carcajada sarcástica y ambos se quedaron callados.
? ? ?
Thomas y Brenda se hallaban sentados con la espalda apoyada en la pared; los minutos pasaban. Casi estaba todo tranquilo hasta que Thomas oyó un golpeteo extra?o que le alarmó.
—?Oyes eso? —preguntó, ahora centrando su atención.
Brenda estaba callada, con la cabeza inclinada a un lado, esforzándose por escuchar.
—Sí. Suena como si alguien estuviera tocando un tambor.
—Supongo que se han terminado los juegos y la diversión —se puso de pie y ayudó a Brenda a levantarse—. ?Tú qué crees que es?
—No hay muchas opciones.
—Pero ?y si son nuestros amigos?
El bajo pom-pom-pom. de pronto pareció llegar de todas las direcciones a la vez y retumbaba entre las paredes del callejón. Pero, tras unos largos segundos, Thomas estuvo seguro de que el sonido provenía de un rincón del callejón sin salida. A pesar del riesgo, corrió en esa dirección para echar un vistazo.
—?Qué haces! —le soltó Brenda, pero cuando la ignoró, fue detrás de él.
Al final del callejón, Thomas llegó a una pared de ladrillos agrietados, desvaídos, donde cuatro escalones daban a una puerta de madera ara?ada y desgastada. Justo encima de la puerta, había una diminuta ventana rectangular a la que le faltaba el cristal. Un fragmento roto aún colgaba de la parte superior, como un diente irregular.
Thomas oía cómo tocaban música, ahora más fuerte. Era intenso y rápido: el bajo potente, el estallido de la batería y los gritos de las guitarras. Mezclado con eso, se oían risas, gritos y gente cantando. Y ninguno sonaba muy… cuerdo. Había algo escalofriante en todo aquello.
Era como si los raros no buscaran tan sólo morder las narices de otras personas, y aquello le daba a Thomas muy mala espina; aquel sonido no tenía nada que ver con sus amigos.
—Será mejor que nos marchemos de aquí —murmuró Thomas.
—?Tú crees? —respondió Brenda, que estaba a la altura de su hombro.
—Vamos.
Thomas se volvió para marcharse a la vez que ella, pero ambos se quedaron petrificados. Tres personas habían aparecido en el callejón mientras se habían distraído. Dos hombres y una mujer, y ahora estaban a tan sólo unos pasos de ellos.
A Thomas le dio un vuelco el corazón cuando observó a los recién llegados. Tenían la ropa hecha jirones, el pelo enmara?ado y la cara sucia. Pero cuando los miró con más detenimiento, comprobó que no tenían heridas perceptibles y sus ojos revelaban un brillo de inteligencia. Eran raros, pero no estaban idos del todo.
—Hola —dijo la mujer. Tenía el pelo largo y rojo, recogido en una coleta. Su falda era tan corta que Thomas tuvo que esforzarse por mantener los ojos fijos en los suyos—. ?Venís a nuestra fiesta? Hay mucho baile. Mucho amor. Muchas bebidas.
Su voz tenía un tono que puso nervioso a Thomas. No sabía lo que significaba, pero aquella mujer no estaba siendo agradable. Se estaba burlando de ellos.
—Mmm, no, gracias —contestó Thomas—. Nosotros, eh…, sólo estábamos…
Brenda le interrumpió:
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)