—No hay mucho que decir, pasó hace mucho tiempo. Las erupciones solares fueron totalmente inesperadas e impredecibles, y cuando los científicos intentaron avisar a la gente, ya era demasiado tarde. Acabaron con medio planeta, mataron todo lo que había en las zonas ecuatoriales. Cambiaron el clima en el resto de la Tierra. Los supervivientes se unieron y algunos gobiernos se fusionaron. No tardaron mucho en descubrir que un virus asqueroso se había desatado desde algún lugar donde controlaban las enfermedades. Lo llamaron el Destello desde el principio.
—Jo, macho —masculló Thomas. Miró por el pasillo hacia los demás clarianos y se preguntó si habrían oído algo de aquello, pero ninguno parecía estar escuchando; estaban absortos comiendo. Además, seguramente se hallaban demasiado lejos—. ?Cuándo…?
La chica le hizo callar al levantar una mano.
—Espera —dijo—, algo va mal. Creo que tenemos visita.
Thomas no había oído nada y los demás clarianos tampoco daban la impresión de haberlo notado. Pero Jorge ya se encontraba al lado de Brenda y le susurraba algo al oído. Estaba moviéndose para levantarse cuando se oyó un estrépito al final del pasillo, en las escaleras que habían usado para llegar al alijo. Era un sonido terriblemente alto, los chasquidos de una estructura que se chafaba al venirse abajo, al romperse el cemento, al arrancarse el metal. Una nube de polvo empa?ó su camino y se interpuso entre ellos y la escasa luz de la despensa.
Thomas se quedó sentado con la vista fija, paralizado por el miedo. Vio cómo Minho, Newt y los demás corrían hacia las escaleras destruidas y doblaban por una ramificación del pasillo que no había advertido antes. Brenda le agarró de la camisa y le levantó de un tirón.
—?Corre! —gritó, y empezó a arrastrarle desde la destrucción hacia las profundidades del subterráneo.
Thomas salió de repente de su estupor y le dio un manotazo, aunque ella no le soltó.
—?No! Tenemos que seguir a mis…
Antes de que pudiera terminar la frase, una enorme parte del techo se cayó al suelo delante de él y los bloques de cemento aterrizaron unos encima de otros con golpes atronadores. Aquello le aislaba de la dirección que habían tomado sus amigos. Oyó que más rocas se partían sobre él y se dio cuenta de que no le quedaba alternativa… ni tiempo.
A rega?adientes, se dio la vuelta y corrió con Brenda, cuya mano aún le aferraba la camisa mientras iban a toda velocidad hacia la oscuridad.
Capítulo 30
Thomas no tuvo tiempo de notar los fuertes latidos de su corazón ni de indagar qué había podido causar aquella explosión. Lo único en lo que podía pensar era en los otros clarianos, que ahora estaban separados de él. A ciegas, corrió con Brenda, obligado a confiarle su vida por completo.
—?Por aquí! —gritó la chica. Dieron un giro brusco a la derecha y él casi perdió el equilibrio y se cayó, pero ella le ayudó a mantenerse en pie. En cuanto consiguió un buen ritmo, la joven soltó su camisa—. Mantente pegado a mí.
Los sonidos de destrucción que se oían detrás perdieron intensidad al alejarse por aquel nuevo camino y el pánico se encendió en el interior de Thomas.
—?Qué hay de mis amigos? ?Y si…?
—?Sigue corriendo! Además, es mejor para todos que nos hayamos separado.
El aire se enfrió cuando continuaron avanzando por el pasillo. Y cada vez estaban más a oscuras. Thomas sintió cómo las fuerzas le volvían poco a poco y recuperó el aliento rápidamente. Detrás de ellos, los ruidos casi habían cesado. Se preocupó por los clarianos, pero el instinto le dijo que estaba bien que se hubiera quedado con Brenda, que sus amigos se las arreglarían solos si lograban salir. Pero ?y si el que había provocado la explosión había capturado a alguno de ellos? ?O lo había matado? ?Y quién les había atacado? La preocupación parecía dejar exangüe a su corazón mientras seguían corriendo.
Brenda giró tres veces más; Thomas no tenía ni idea de cómo sabía a dónde iban. Estaba a punto de preguntárselo cuando ella se detuvo y le puso una mano en el pecho para retenerlo.
—?Has oído algo? —preguntó entre jadeos.
Thomas escuchó, pero lo único que oyó fueron sus propias respiraciones. El resto estaba a oscuras y en silencio.
—No —respondió—. ?Dónde estamos?
—Un montón de túneles y pasadizos conectan los edificios de este lado de la ciudad, tal vez los de toda la ciudad; aún no hemos explorado tan lejos. Lo llaman Abajo.
Thomas no podía ver su cara, pero estaba lo bastante cerca para notar y oler su aliento. No olía mal, lo que le sorprendió, considerando sus condiciones de vida. Era como si no oliese a nada y a la vez fuera agradable.
—?Abajo? —repitió—. Suena estúpido.
—Bueno, yo no le puse el nombre.
—?Cuánto habéis explorado? —no le gustaba la idea de correr por allí sin saber qué les esperaba.
—No mucho. Siempre nos encontramos a algún raro. A los que son malos de verdad y ya han traspasado la barrera del Ido.
Al oír aquello, Thomas se dio la vuelta para buscar en la oscuridad no sabía qué. Todo su cuerpo se tensó de miedo como si acabara de saltar a un agua helada.
—Bueno… ?estamos a salvo? ?Y qué era esa explosión? Tenemos que volver y encontrar a mis amigos.
—?Y Jorge?
—?Eh?
—?No deberíamos buscar también a Jorge?
Thomas no había pretendido ofenderla.
—Sí, a Jorge, a mis amigos, a todos esos pingajos. No podemos dejarles atrás.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)