Jorge se detuvo en el centro de la sala y se volvió lentamente para dirigirse al grupo entero. Thomas pensó que resultaba ridículo, como si estuviera haciendo demasiados esfuerzos.
—Primero, tenemos que darle de comer a esta gente. Sé que parece una locura compartir la comida que tanto nos ha costado ganar con un pu?ado de extra?os, pero creo que pueden servirnos de ayuda. Dadles el cerdo y las judías. De todas formas, ya me estaba hartado de esa basura —uno de los raros se rió por lo bajo, un mequetrefe delgaducho cuyo ojos iban de un lado a otro—. Segundo, puesto que soy un gran caballero y un santo, he decidido no matar al gamberro que me atacó.
Thomas oyó unos cuantos gru?idos de decepción y se preguntó hasta qué punto le había afectado el Destello a aquella gente. Pero una chica guapa, una de las adolescentes, con un pelo largo sorprendentemente limpio, puso los ojos en blanco y negó con la cabeza como si pensara que aquel ruido era idiota. Thomas esperó que fuese la Brenda que Jorge había mencionado.
Jorge se?aló a Minho, que sonrió y saludó al grupo; aquello no le sorprendió a Thomas en absoluto.
—Estás muy contento, ?no? —gru?ó Jorge—. Es bueno saberlo. Eso es que te has tomado bien la noticia.
—?Qué noticia? —preguntó Minho con dureza.
Thomas miró a Jorge y se preguntó que estaría a punto de salir de la boca de aquel chico.
El líder de los raros habló con total naturalidad:
—Después de que os demos de comer para que no os muráis de hambre aquí en medio, recibirás tu castigo por atacarme.
—?Ah, sí? —si Minho estaba asustado, no dio muestras de ello—. ?Y qué va a ser?
Jorge se limitó a mirarle con una expresión perdida que se extendió de manera inquietante por todo su rostro.
—Me pegaste con los dos pu?os. Así que te vamos a cortar un dedo de cada mano.
Capítulo 29
Thomas no entendía cómo amenazar con cortarle los dedos a Minho iba a facilitarles escapar del resto de raros. Y, desde luego, no era tan tonto como para confiar en Jorge después de una breve reunión. Empezó a entrarle el pánico: las cosas estaban a punto de ponerse muy, muy mal.
Pero entonces Jorge le miró mientras sus amigos raros comenzaban a silbar y a gritar, y Thomas vio algo allí, en sus ojos. Algo que le tranquilizó.
Minho, en cambio, era otra historia. Se había levantado en cuanto Jorge había pronunciado su castigo y hubiera arremetido contra él si la chica guapa no se le hubiera puesto delante con un cuchillo colocado en su barbilla. Al instante brotó una gota de sangre, de color rojo intenso a la luz del día que se filtraba por las puertas rotas. No podía ni hablar sin arriesgarse a que lo hiriera.
—Este es el plan —dijo Jorge con calma—: Brenda y yo acompa?aremos a estos gorrones al alijo y dejaremos que coman. Después nos reuniremos todos en la Torre, digamos dentro de una hora —miró su reloj—. Que sea a las doce en punto. Traeremos comida para vosotros.
—?Por qué sólo Brenda y tú? —preguntó alguien. Thomas al principio no vio quién era y luego advirtió al hombre que lo había dicho, probablemente el más adulto de la sala—. ?Y si se os echan encima? Son once contra dos.
Jorge entrecerró los ojos al lanzar una mirada burlona.
—Gracias por la clase de matemáticas, Barkley. La próxima vez que me olvide de cuántos dedos tengo en los pies, me aseguraré de contarlos contigo. Por ahora, cierra el pico y lleva a todo el mundo a la Torre. Si estos gamberros intentan hacer algo, Brenda cortará a trocitos al se?or Minho mientras yo les pego una paliza de muerte al resto. Apenas se mantienen en pie, están muy débiles. ?Vamos!
El alivio inundó a Thomas. Una vez que se separaran del resto, seguro que Jorge echaría a correr. Seguro que no querría seguir con el castigo.
El hombre que se llamaba Barkley era bastante mayor, pero parecía un tipo rudo, con aquellos músculos tirantes y venosos bajo las mangas de su camisa. En una mano sostenía un desagradable pu?al y en la otra, un gran martillo.
—Muy bien —dijo tras cruzar una larga mirada con su líder—. Pero si se te echan encima y te cortan el pescuezo, nos las apa?aremos bien sin ti.
—Gracias por tus amables palabras, hermano. Ahora vete o será doble la diversión en la Torre.
Barkley se rió como para salvar algo de dignidad y luego se dirigió hacia el mismo pasillo que Thomas y Jorge habían recorrido. Movió el brazo con un gesto de ?seguidme? y hasta el último raro se apresuró en ir tras él arrastrando los pies, excepto Jorge y la chica guapa con el pelo largo y casta?o. La joven aún tenía el cuchillo en el cuello de Minho, pero lo bueno era que debía de ser Brenda.
En cuanto el grupo principal de infectados por el Destello abandonó la sala, Jorge intercambió una mirada casi de alivio con Thomas; entonces negó sutilmente con la cabeza, como si los demás todavía pudieran oírles.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)