—?Estás muy mal? —le preguntó Newt.
En vez de contestar, Minho se incorporó muy despacio hasta sentarse, gru?endo, con gestos de dolor a cada peque?o movimiento. Pero al final lo logró, con las piernas cruzadas debajo de él. Tenía la ropa ennegrecida y andrajosa. En algunos sitios por donde la piel quedaba expuesta, unas ampollas al rojo vivo asomaban como amenazadores y extra?os ojos. Pero aunque Thomas no era médico y no tenía ni idea de esas cosas, su instinto le decía que las quemaduras eran controlables y se curarían enseguida. La mayor parte de la cara de Minho se había salvado y todavía tenía todo su pelo, aunque estuviera sucísimo.
—No puedes estar tan mal si haces eso —dijo Thomas con una sonrisa picara.
—?A la clonc! —replicó Minho—. Soy más duro que una roca. Aún podría romperte tu bonito trasero de poni con el doble del dolor que siento.
Thomas se encogió de hombros.
—Me encantan los ponis. Ojalá pudiera comerme uno ahora —su estómago sonó y se quejó.
—?Ha sido eso un chiste? —preguntó Minho—. ?El gilipullo aburrido de Thomas ha hecho de verdad un chiste?
—Creo que sí —fue la respuesta de Newt.
—Soy un tipo gracioso —repuso Thomas y se encogió de hombros.
—Sí, claro —pero era evidente que Minho había perdido el interés en la conversación. Giró la cabeza para mirar al resto de clarianos. Casi todos dormían aún o estaban tumbados, inmóviles, con la mirada perdida—. ?Cuántos hay?
Thomas los contó. Once. Después de todo por lo que habían pasado, sólo quedaban once. Y eso incluía al chico nuevo, Aris. Había cuarenta o cincuenta viviendo en el Claro cuando Thomas llegó, hacía tan sólo unas semanas. Ahora había once.
Once.
No podía decir nada en voz alta después de darse cuenta de aquello, y aquel momento tranquilo de hacía unos segundos de repente le pareció pura blasfemia. Como una abominación. ??Cómo podía formar parte de CRUEL? —pensó—. ?Cómo podía formar parte de esto??. Sabía que debería hablarles de los recuerdos de su memoria, pero no podía hacerlo.
—Tan sólo quedamos once —dijo Newt finalmente.
Ya estaba. Lo había dicho.
—Entonces, ?qué? ?Murieron seis en la tormenta? ?Siete? —Minho sonó con total indiferencia, como si estuvieran contando cuántas manzanas habían perdido cuando los fardos salieron volando.
—Siete —respondió Newt bruscamente, mostrando su desaprobación ante aquella actitud displicente. Entonces, con un tono más suave, a?adió—: Siete. A menos que la gente haya corrido hacia otro edificio.
—Tío —dijo Minho—, ?cómo vamos a atravesar esta ciudad con tan sólo once personas? Por lo que sabemos, podría haber cientos de raros en este lugar. Miles. ?Y no tenemos ni idea de qué esperar de ellos!
Newt dejó escapar un largo suspiro.
—?Y es en lo único que se te ocurre pensar? ?Qué hay de la gente que ha muerto, Minho? Jack no está. Y tampoco Winston; él no tuvo la menor oportunidad. Y —miró a su alrededor— no veo tampoco a Stan ni a Tim. ?Qué pasa con ellos?
—Eh, eh, eh —Minho alzó las manos, con las palmas en dirección a Newt—. Corta el rollo y cálmate, hermano. No pedí ser el fuco líder. Si quieres llorar todo el día por lo que ha pasado, muy bien. Pero eso no es lo que hace un líder. Un líder resuelve adonde ir y qué hacer tras lo sucedido.
—Bueno, supongo que por eso te dieron este trabajo —espetó Newt. Pero entonces la disculpa se reflejó en su rostro—. Lo que tú digas. En serio, perdona. Yo sólo…
—Sí, yo también lo siento.
Aunque Minho puso los ojos en blanco; Thomas esperó que Newt no lo hubiera visto, puesto que su mirada había caído de nuevo al suelo. Por suerte, Aris se acercó a ellos en aquel momento. Thomas quería que la conversación derivara hacia otra parte.
—?Habíais visto alguna vez algo parecido a esa tormenta eléctrica? —preguntó el chico nuevo.
Thomas negó con la cabeza porque Aris le estaba mirando a él.
—No parecía natural. Incluso a pesar de mis recuerdos de clonc, estoy segurísimo de que este tipo de cosas no pasan normalmente.
—Pero recuerda lo que dijeron el Hombre Rata y esa se?ora en el autobús —dijo Minho—. Hubo erupciones solares que hicieron arder todo el mundo como si fuese el mismo infierno. Aquello jorobó el clima lo bastante como para que aparezcan tormentas peligrosas. Tengo la impresión de que tuvimos suerte de que no fuera peor.
—?Suerte? no es precisamente la palabra en la que estoy pensando —replicó Aris.
—Sí, bueno.
Newt se?aló hacia la puerta de cristales rotos, donde el resplandor del amanecer se había convertido en el mismo brillo blanquecino al que se habían acostumbrado los primeros días en la Quemadura.
—Al menos ya ha terminado. Será mejor que pensemos en lo que vamos a hacer ahora.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)