Thomas se quedó sentado en el mismo sitio durante al menos dos horas mientras lo observaba. Se acurrucó contra la pared, exhausto y dolorido; quería volver a oír. Parecía estar funcionando. Lo que antes era una vibración silenciosa había disminuido su presión y el pitido había desaparecido. Al toser, notó que sentía algo más que ese zumbido. Oía algo. Y a lo lejos, como al otro lado de un sue?o, oyó el constante golpeteo de la lluvia. A lo mejor no se había quedado sordo, después de todo.
La luz gris pálida que entraba por las ventanas no ayudaba a combatir la fría oscuridad del interior del edificio. Los demás clarianos se hallaban sentados, agachados o recostados por la habitación. Minho estaba hecho un ovillo a los pies de Thomas y apenas se movía; parecía como si cualquier cambio de postura enviara ondas de dolor por sus nervios. Newt estaba allí también, cerca, así como Fritanga. Pero ninguno intentaba hablar u organizar las cosas. Nadie se puso a contar a los clarianos ni trató de averiguar quién faltaba. Estaban todos sentados o tumbados, tan muertos como Thomas, probablemente reflexionando sobre lo mismo que él: ?qué clase de mundo destrozado crearía una tormenta como aquella?
El suave repiqueteo de la lluvia se hizo más fuerte hasta que Thomas no tuvo más dudas; podía oírlo de verdad. Era un sonido tranquilizador, a pesar de todo, y al final se quedó dormido.
? ? ?
Cuando se despertó, con el cuerpo tan rígido que parecía que tuviera pegamento seco en las venas y los músculos, los oídos y la cabeza volvían a funcionarle por completo. Oía las fuertes respiraciones de los clarianos dormidos, los gemidos de Minho y el diluvio que golpeaba con violencia el pavimento del exterior.
Pero estaba oscuro. Totalmente. En algún momento, se había hecho de noche.
Se deshizo de su sensación de incomodidad, dejó que el agotamiento se apoderara de él, se tumbó en el suelo, apoyó la cabeza en la pierna de otro chico y volvió a quedarse dormido.
? ? ?
Dos cosas le despertaron para bien: el resplandor del amanecer y un repentino silencio. La tormenta había terminado y Thomas había dormido toda la noche. Pero incluso antes de notar el dolor y el anquilosamiento previsibles, sintió algo mucho más inaguantable: el hambre.
La luz entraba por las ventanas rotas y moteaba el suelo a su alrededor. Alzó la vista para ver un edificio en ruinas, con agujeros enormes en los montones de pisos hasta el tejado, que dejaban ver el cielo; parecía que sólo la infraestructura de acero impedía que se viniera abajo. No se imaginaba qué podría haber causado aquello. Pero trozos de azul brillante parecían cernirse sobre sus cabezas, un panorama que había creído imposible la última vez que estuvo fuera. A pesar de lo horrible que había sido aquella tormenta, fueran cuales fueran las peculiaridades del clima de la Tierra que pudieron provocar tal cosa, ya había desaparecido.
Le dieron unas fuertes punzadas en el estómago, que se quejó, ansioso por comer. Miró a su alrededor y vio que la mayoría de clarianos aún dormía, pero Newt estaba con la espalda apoyada en la pared y la mirada, triste y perdida, clavada en el infinito.
—?Estás bien? —preguntó Thomas, aunque tenía la mandíbula agarrotada.
Newt se volvió hacia él despacio, con los ojos distantes hasta que pareció salir de sus pensamientos para centrarse en Thomas.
—Estoy bien. Sí, supongo que estoy bien. Estamos vivos. Supongo que eso es todo lo que importa —la amargura en su voz no podía ser mayor.
—A veces me pregunto… —murmuró Thomas.
—?Qué te preguntas?
—Si importa estar vivo. Si estar muerto no sería muchísimo más fácil.
—Por favor, no me creo ni por un segundo que de verdad pienses eso.
Thomas había bajado la mirada mientras expresaba su deprimente punto de vista y ahora contemplaba a Newt con acritud ante su contestación. Entonces sonrió y se sintió mejor.
—Tienes razón. Tan sólo intentaba sonar tan abatido como tú.
Casi podía convencerse de que era cierto. No sentía que morir fuera la salida más fácil.
Newt se?aló cansado a Minho.
—?Qué pu?etas le ha pasado?
—No sé cómo, un rayo prendió fuego a su ropa. No tengo ni idea de cómo ocurrió sin que le friera el cerebro. Pero creo que conseguimos apagarlo antes de que causara demasiados da?os.
—?Antes de que causara demasiados da?os? No quiero ni pensar en lo que para ti son da?os serios.
Thomas cerró los ojos durante un segundo y apoyó la cabeza en la pared.
—Eh, como has dicho… está vivo, ?no? Y aún tiene la ropa puesta, lo que significa que no ha podido quemarle la piel por demasiadas partes. Se pondrá bien.
—Sí, claro —contestó Newt con una risita sarcástica—. Recuérdame que no contrate tus servicios de médico por ahora, ?vale?
—Ohhhh —se oyó un largo e interminable gemido de Minho. Abrió los ojos con un parpadeo y los entrecerró al ver a Thomas—. Jo, macho. Estoy fucado. Estoy bien fucado.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)