—Acabad ya —dijo al final, sin atreverse a abrir los ojos de nuevo. No quería saber lo que estaban haciendo, porque se encontraban callados. Pero quería que supieran que se había rendido—. Acabad ya.
Al no responder, no pudo evitar echar un vistazo. Susurraban entre sí, robándose besos entre palabra y palabra. Algo parecido al aceite hirviendo inundó el estómago de Thomas.
Volvió a apartar la mirada, centrándose en la extra?a fuente de luz al fondo de la cueva. Un gran rectángulo de color verde pálido, incrustado en la oscura piedra, latía con un resplandor etéreo. Era tan alto como un hombre y, tal vez, de un metro de ancho. Unas manchas surcaban su superficie desvaída; era una ventana sucia que daba a algo que parecía lodo radiactivo, resplandeciente y peligroso.
Por el rabillo del ojo, vio que Teresa se apartaba de Aris; parecía que habían dejado de besuquearse. La miró, preguntándose si sus ojos mostrarían lo mucho que le había hundido.
—Tom —dijo—, si te sirve de algo, siento mucho haberte hecho da?o. Hice lo que tenía que hacer en el Laberinto. Ser colegas me pareció la mejor manera de conseguir los recuerdos que necesitábamos para descifrar el código y escapar. Y aquí en la Quemadura no he tenido muchas opciones. Lo único que teníamos que hacer era traerte hasta aquí para superar las Pruebas. Es tú o nosotros —Teresa se calló un momento y hubo una extra?a chispa en su mirada—. Aris es mi mejor amigo, Tom —a?adió con calma, sin alterarse.
Y eso fue lo que le hizo estallar.
—?No… me… importa! —gritó, aunque no había nada más lejos de la verdad.
—Tan sólo digo que si te importo, entonces deberías entender por qué haría todo lo necesario para superar esto y mantenerlo a salvo. ?No habrías hecho tú lo mismo por mí?
Thomas no podía creer lo lejos que se sentía de la chica a la que una vez consideró su mejor amiga. Incluso en todos sus recuerdos, siempre estaban los dos juntos.
—?Qué es esto? ?Estás intentando herirme de todas las formas posibles? ?Cierra el fuco pico y haz lo que sea que tengas que hacer!
El pecho se le hinchaba por la respiración agitada que había provocado su enfado y su corazón latía a un ritmo mortal.
—Muy bien —respondió Teresa—. Aris, abramos la puerta. Es hora de que Tom se marche.
Capítulo 51
Thomas había terminado de hablar con cualquiera de los dos, pero no iba a hundirse sin luchar. Decidió esperar y ver cuándo se presentaba la mejor oportunidad.
Aris seguía apuntándole con el cuchillo mientras Teresa se dirigía al gran rectángulo de cristal verde iluminado. Thomas no podía negar la curiosidad que le despertaba aquella puerta.
La joven alcanzó un punto donde el resplandor perfilaba su cuerpo entero. Difuminaba su contorno como si estuviera desvaneciéndose. Cruzó la cueva hasta que se apartó completamente de la luz, llegó hasta la pared de piedra y empezó a pulsar con el dedo; probablemente fuera algún tipo de teclado que Thomas no alcanzaba a ver.
Terminó y retrocedió hasta él.
—Veamos si funciona —dijo Aris.
—Seguro que sí —respondió Teresa.
Sonó un fuerte golpe, seguido de un intenso silbido. Thomas observó cómo el borde derecho del cristal empezaba a deslizarse hacia fuera como una puerta. Al abrirse, unas débiles corrientes de bruma blanca se arremolinaron por la ancha abertura y casi de inmediato se evaporaron hasta desaparecer. Era como si un congelador, abandonado durante mucho tiempo, soltara su aire frío en el calor de la noche. La oscuridad acechaba en el interior a pesar de que el rectángulo de cristal continuaba emitiendo su extra?o resplandor verde.
Así que la puerta no era una ventana, pensó Thomas. Tan sólo una puerta verde. A lo mejor los residuos tóxicos no eran su futuro inminente. O eso esperaba.
La puerta se paró y golpeó con un chirrido helado la pared de roca mellada. En su lugar, ahora veían un pozo de negrura; no había suficiente luz para revelar lo que le esperaba dentro. La niebla había parado también por completo. Thomas sintió que un abismo de ansiedad se abría bajo sus pies.
—?Tienes una linterna? —preguntó Aris.
Teresa dejó la lanza en el suelo, se quitó la mochila y rebuscó entre sus contenidos. Al cabo de unos instantes, sacó una linterna y la encendió. Aris se?aló con la cabeza la abertura.
—Echa un vistazo mientras le vigilo. No intentes nada, Thomas. Estoy seguro de que lo que han planeado para ti es más fácil que morir acuchillado.
Thomas no respondió, decidido a mantener su patética promesa de permanecer en silencio. Pensó en el cuchillo y en si podría quitárselo a Aris.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)