El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

En otras palabras, el sol que había iluminado a aquella gente durante dos a?os, que había dado calor y vida a todo, no era el sol en absoluto. De algún modo, tenía que ser falso. Todo en aquel lugar era falso.

Thomas no sabía lo que eso significa ni tampoco cómo era posible, pero sabía que era verdad; era la única explicación que su mente racional aceptaba. Y, por las reacciones de los otros clarianos, ninguno de ellos se había dado cuenta hasta aquel momento.

Chuck le encontró, y cuando Thomas vio la cara de miedo del ni?o, sintió una punzada en su corazón.

—?Qué crees que ha pasado? —preguntó Chuck con un temblor lastimero, sin apartar los ojos del cielo. Thomas pensó que el cuello le debía de doler horrores—. Es como un techo gris enorme, tan cerca que casi parece que puedas tocarlo.

Thomas siguió la mirada de Chuck hacia arriba.

—Sí, te hace reflexionar sobre este lugar —era la segunda vez en veinticuatro horas que Chuck daba en el clavo. El cielo sí que parecía un techo. El techo de una habitación muy grande—. Quizá se ha roto algo. Bueno, a lo mejor vuelve.

Por fin, Chuck dejó de estar embobado y miró a Thomas a los ojos.

—?Roto? ?Y qué se supone que significa eso?

Antes de que Thomas pudiera contestar, le vino el vago recuerdo de la noche anterior, antes de quedarse dormido, las palabras de Teresa en su mente. Había dicho: ?Acabo de provocar el Final?. Podía ser una coincidencia, ?no? Sintió como si algo se le pudriese en el vientre. Cualquiera que fuera la explicación, lo que fuese que hubiera en el cielo, un sol real o no, ya no estaba. Y aquello no podía ser nada bueno.

—?Thomas? —le llamó Chuck, dándole unos golpecitos en el brazo.

—?Sí? —Thomas tenía la mente confusa.

—?A qué te refieres con que se ha roto algo? —repitió Chuck.

Thomas necesitaba tiempo para pensar sobre todo aquello.

—Ah, no sé. Deben de ser cosas sobre este sitio que no entendemos. Pero no se puede hacer desaparecer el sol del espacio. Además, todavía hay luz suficiente para ver, aunque sea tenue. ?De dónde viene?

Chuck abrió los ojos de par en par, como si le acabaran de revelar el secreto más grande y oscuro del universo.

—Sí, ?de dónde viene? ?Qué está pasando, Thomas?

Thomas extendió la mano para apretar el hombro del ni?o. Se sentía incómodo.

—No tengo ni idea, Chuck. Ni idea. Pero estoy seguro de que Newt y Alby lo averiguarán.

—?Thomas! —Minho se acercó corriendo a ellos—. Deja de entretenerte con Chucky y vamos. Es muy tarde.

Thomas se sintió aturdido. Por alguna razón, había creído que aquel cielo extra?o tiraría todos los planes normales por la borda.

—?Vais a salir ahí fuera? —preguntó Chuck, que estaba también claramente sorprendido.

Thomas se alegró de que el chico hubiera hecho la pregunta por él.

—Pues claro que sí, pingajo —respondió Minho—. ?No tienes que ir a deambular por ahí? —apartó la vista de Chuck para centrarse en Thomas—. Ahora más que nunca, tenemos una razón para sacar nuestros culos ahí fuera. Si es verdad que el sol se ha ido, no tardarán mucho en morirse las plantas y los animales. Creo que la desesperación no ha hecho más que empezar.

La última frase le caló a Thomas muy hondo. A pesar de todas sus ideas, todo lo que le había soltado a Minho, no tenía ganas de cambiar el modo en que habían hecho las cosas los dos últimos a?os. Una mezcla de entusiasmo y pavor le azotó cuando se dio cuenta de lo que Minho estaba diciendo.

—?Quieres decir que vamos a pasar ahí la noche? ?Que vamos a explorar los muros un poco más de cerca?

Minho negó con la cabeza.

—No, aún no. Aunque puede que lo hagamos pronto. Venga, vamos.

Thomas estuvo callado mientras Minho y él preparaban las cosas y comían un desayuno rápido como el rayo. Le estaba dando demasiadas vueltas al cielo gris y a lo que Teresa —al menos, creía que había sido la chica— le había dicho en su mente como para participar en una conversación. ?A qué se refería con el Final? Thomas no podía ignorar la sensación de que tenía que decírselo a alguien. A todos.

Pero no sabía lo que significaba y no quería que supieran que tenía la voz de una chica en la cabeza. Pensarían que se le había ido la olla y hasta podrían encerrarle, esta vez para siempre.

Después de mucho deliberarlo, decidió mantener la boca cerrada y se fue a correr con Minho en su segundo día de entrenamiento, bajo un cielo sombrío y sin color.



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Vieron el lacerador incluso antes de llegar a la puerta de la Sección 8 que daba a la Sección 1.

Minho iba unos pasos por delante de Thomas. Acababa de doblar una esquina a la derecha cuando se paró de golpe, con los pies casi derrapando. Dio un salto hacia atrás y agarró a Thomas de la camiseta para llevarlo contra la pared.