Chuck se le quedó mirando fijamente.
—Yo no miento, verd…, eeeh, Thomas. Vamos, acerquémonos a ver quién viene. No puedo creer que sólo hayas sido judía verde por un día. ?Qué giliclonc!
Mientras caminaban, Thomas hizo la única pregunta que no había planteado hasta entonces: ?Cómo sabes que no son provisiones o cualquier otra cosa?
—Entonces, no hubiera sonado la alarma —contestó Chuck Simplemente—. Los suministros llegan todas las semanas a la misma hora. Eh, mira —Chuck se calló y se?aló a alguien del grupo. Era Gally, que tenía los ojos clavados en ellos—. Foder —dijo—. No le gustas ni en pintura, tío.
—Ya —masculló Thomas—. Me he dado cuenta.
Y el sentimiento era mutuo.
Chuck le dio un golpecito a Thomas con el codo y ambos siguieron caminando hacia el grupo; luego esperaron en silencio. Cualquier pregunta que tuviera Thomas se le había olvidado. Se le habían quitado las ganas de hablar al ver a Gally.
A Chuck, por lo visto, no:
—?Por qué no vas y le preguntas qué problema tiene? —preguntó, intentando sonar duro.
Thomas quería pensar que era lo bastante valiente para hacerlo, pero en aquel momento le parecía la peor idea del mundo.
—Bueno, por lo pronto, tiene más aliados que yo. No es alguien a quien me quiera enfrentar.
—Sí, pero tú eres más inteligente. Y seguro que más rápido. Podrías con él y con todos sus colegas.
Uno de los chicos que estaba delante de ellos miró por encima del hombro con cara de enfado. ?Debe de ser uno de los amigos de Gally?, pensó Thomas.
—?Quieres callarte? —le espetó a Chuck entre dientes.
Una puerta se cerró a sus espaldas. Thomas se dio la vuelta para ver a Alby y Newt acercándose desde la Hacienda. Ambos parecían agotados. Al verlos, Ben le vino a la cabeza, así como la horrible imagen de él retorciéndose en la cama.
—Chuck, tío, me tienes que contar qué es todo eso del Cambio. ?Qué han estado haciendo ahí dentro con el pobre Ben?
Chuck se encogió de hombros.
—No conozco los detalles. Los laceradores te hacen cosas malas y tu cuerpo pasa por algo espantoso. Cuando se acaba, eres… diferente.
Thomas sintió que era la oportunidad para conseguir una respuesta en firme.
—?Diferente? ?A qué te refieres? ?Y qué tiene que ver con los laceradores? ?Es lo que Gally quería decir con que te ?pican??
—Shhh —Chuck se puso un dedo en la boca.
Thomas casi gritó de frustración, pero permaneció en silencio. Ya haría que Chuck se lo contara más tarde, quisiera el ni?o o no.
Alby y Newt habían llegado al gentío y se abrieron camino hacia delante para quedar justo al lado de las puertas que daban a la Caja. Todo el mundo estaba en silencio y, por primera vez, Thomas notó los chirridos y el traqueteo del ascensor que subía, lo que le hizo recordar la pesadilla que había sido su viaje el día anterior. Le envolvió la tristeza, casi como si estuviera reviviendo aquellos breves minutos terribles al despertar en la oscuridad y haber perdido la memoria. Sentía lástima por quienquiera que fuese el chico nuevo, pues iba a pasar por lo mismo que él.
Un ruido sordo anunció que el extra?o ascensor había llegado.
Thomas observó, a la espera, cómo Newt y Alby se colocaban el uno enfrente del otro, junto a las puertas del hueco, para separar la rendija que había en el cuadrado de metal, justo en medio. Los dos tiraron de los sencillos asideros en forma de gancho que había pegados a ambos lados. Con un chirrido, las puertas se abrieron y una polvareda se levantó en el aire por la piedra de alrededor.
Se hizo un silencio absoluto entre los clarianos. Cuando Newt se inclinó para mirar con más detenimiento el interior de la Caja, el débil balido de una cabra a lo lejos resonó en el patio. Thomas se inclinó hacia delante todo lo que pudo con la esperanza de echarle un vistazo al recién llegado.
Con una repentina sacudida, Newt volvió a ponerse derecho, con la cara arrugada por la confusión.
—Hostia… —musitó, mirando a su alrededor nada en concreto.
Para entonces, Alby también había echado una ojeada y había tenido una reacción similar: —?Qué fuerte! —murmuró, casi en trance.
Un coro de preguntas inundó el aire cuando todos empezaron a echarse hacia delante para mirar por la peque?a abertura.
??Qué ven ahí abajo? —se preguntó Thomas—. ??Qué ven?!?.
Sintió una ligera punzada de miedo, parecida a la que había experimentado aquella ma?ana, cuando caminó hacia la ventana para ver el lacerador.
—?Esperad! —gritó Alby para que se callara todo el mundo—. ?Esperad!
—Bueno, ?qué pasa? —le preguntó alguien.
Alby se levantó.
—Dos novatos en dos días —respondió casi en un suspiro—. Y ahora, esto. En dos a?os no ha habido nada diferente, y ahora esto —entonces, por alguna razón, miró directamente a Thomas—. ?Qué pasa aquí, verducho?
Thomas se le quedó mirando, confundido, con la cara roja como un pimiento y el estómago encogido.
El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)