El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—Estoy dispuesto a hacerlo.

Thomas lo decía en serio, pero sólo por la culpa que le atormentaba. Se sentía culpable por haber ayudado a dise?ar el Laberinto. Pero, en lo más profundo de su corazón, se aferraba a la esperanza de poder resistir lo suficiente para teclear el código y desconectar a los laceradores antes de que les mataran. De abrir la puerta.

—?Ah, sí? —dijo Newt con aire molesto—. Eres el se?or Noble, ?no?

—Tengo bastantes razones para hacerlo. De algún modo, es culpa mía que estemos aquí —se calló y respiró hondo para recobrar la compostura—. Bueno, voy a ir de todas formas, así que mejor que no desaproveches la oportunidad.

Newt frunció el entrecejo y, de pronto, sus ojos se llenaron de compasión.

—Si de verdad ayudaste a dise?ar el Laberinto, Tommy, no es culpa tuya. Eras un ni?o, no pudiste evitar lo que te obligaron a hacer.

Pero no importaba lo que Newt dijera. Lo que nadie dijera. Thomas cargaba con aquella responsabilidad y se hacía más pesada cuanto más lo pensaba.

—Es que… es como si tuviese que salvaros a todos. Para redimirme.

Newt se apartó y negó con la cabeza lentamente.

—?Sabes qué es gracioso, Tommy?

—?Qué? —contestó Thomas, con recelo.

—Yo te creo. Tus ojos no reflejan ni una pizca de mentira. Y no puedo creerme que esté a punto de decir esto —hizo una pausa—, pero voy a entrar ahí para convencer a esos pingajos de que tenemos que atravesar el Agujero de los Laceradores, como tú has dicho. Puede que tengamos que luchar contra los laceradores en vez de quedarnos aquí sentados permitiendo que se nos lleven uno a uno —levantó un dedo—. Pero escúchame: no quiero oír ni una pu?etera palabra más de que vas a morir y toda esa clonc heroica. Si vamos a hacerlo, nos arriesgaremos todos. ?Me oyes?

Thomas levantó las manos, abrumado por el alivio.

—Alto y claro. Sólo quería que vierais que merece la pena arriesgarse. Si de todos modos va a morir alguien cada noche, deberíamos usarlo para nuestro beneficio.

Newt frunció el ce?o.

—?Vaya, qué alegre!

Thomas se dio la vuelta para marcharse, pero Newt le llamó: —?Tommy?

—?Sí?

Se detuvo, pero no se volvió.

—Si convenzo a esos pingajos, y sólo si lo consigo, el mejor momento para salir será por la noche. Para entonces, muchos de los laceradores estarán por el Laberinto, no en ese Agujero suyo.

—Bien —estuvo de acuerdo Thomas. Sólo esperaba que pudiera convencer a los guardianes. Se volvió para mirar a Newt e hizo un gesto de asentimiento.

Newt le dedicó una sonrisa que apenas se dibujó en su mueca de preocupación.

—Deberíamos hacerlo esta noche antes de que maten a nadie más.

Y, antes de que Thomas pudiera decir nada, Newt desapareció de vuelta a la reunión.

Thomas, un poco impresionado por aquella última frase, salió de la Hacienda y fue hasta un viejo banco junto a la Caja, donde se sentó y empezó a darle vueltas a la cabeza. No dejaba de pensar en lo que Alby había dicho del Destello y en lo que podría significar. El chico también había mencionado algo acerca de tierra quemada y una enfermedad. Thomas no recordaba nada de aquello, pero, si era cierto, el mundo al que intentaban volver no tenía muy buena pinta. Aun así, ?qué otra opción les quedaba? Aparte del hecho de que los laceradores les estaban atacando todas las noches, el Claro básicamente se había cerrado.

Frustrado, inquieto, harto de pensar, llamó a Teresa: ?Me oyes?

Sí —contestó ella—. ?Dónde estás?

Al lado de la Caja.

Ahora voy.

Thomas se dio cuenta de lo mucho que necesitaba su compa?ía.

Bien, te contaré el plan. Creo que ya está en marcha.

?Qué tenemos que hacer?

Thomas se recostó en el banco y colocó el pie derecho sobre la rodilla mientras se preguntaba cómo reaccionaría Teresa al oír lo que iba a decirle.

Tenemos que atravesar el Agujero de los Laceradores, utilizar el código para desconectar a los laceradores y abrir una puerta que hay ahí fuera.

Hubo una pausa.

Ya me había imaginado algo parecido.

Thomas se quedó pensando un segundo y, luego, a?adió: A menos que tengas un plan mejor.

No. Va a ser horrible.

Se golpeó con el pu?o derecho la mano izquierda, incluso aunque sabía que ella no podía verle.

Podemos lograrlo.

Lo dudo.

Bueno, tenemos que intentarlo.

Hubo otra pausa. Thomas podía sentir la resolución de la chica.

Tienes razón.

Creo que saldremos esta noche. Ven aquí para que hablemos más sobre el tema.

Llegaré en unos minutos.