El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—Lo hará —dijo Newt, tranquilo—. Cállate y escucha.

Minho, que había estado en silencio todo el tiempo, se aclaró la garganta.

—Algo me dice que no me va a gustar lo que estoy a punto de oír.

—Probablemente, no —contestó Thomas. Cerró los ojos un segundo y se cruzó de brazos. Los próximos minutos iban a ser cruciales—. Los creadores quieren a los mejores para lo que sea que hayan planeado. Pero nos lo tenemos que ganar —la sala se quedó en absoluto silencio y todos los ojos se posaron sobre él—. El código.

—?El código? —repitió Fritanga con una voz iluminada por un rayo de esperanza—. ?Qué pasa con el código?

Thomas le miró e hizo una pausa para darle más dramatismo.

—Estaba oculto en los mecanismos de las paredes del Laberinto por una razón. Yo debería saberlo, porque estaba allí cuando los creadores lo hicieron.





Capítulo 50


Durante un buen rato, nadie dijo nada y lo único que Thomas vio fue caras inexpresivas. Notó el sudor en la frente, resbalando por sus manos; le aterrorizaba continuar hablando. Newt parecía totalmente desconcertado y, finalmente, rompió el silencio:

—?De qué estás hablando?

—Bueno, antes quiero compartir con vosotros algo sobre Teresa y sobre mí. Existe una razón por la que Gally me acusó de todo aquello y por la que me reconocen los que han pasado por el Cambio —esperaba preguntas, un estallido de voces, pero la sala estaba en completo silencio—. Teresa y yo somos… diferentes —continuó—. éramos parte de las Pruebas del Laberinto desde el principio, pero en contra de nuestra voluntad, lo juro.

Minho fue el que habló a continuación:

—Thomas, ?de qué estás hablando?

—Los creadores nos utilizaron a Teresa y a mí. Si os devolvieran vuestros recuerdos, seguramente querríais matarnos. Pero tenía que contároslo para demostraros que ahora podéis confiar en nosotros. Así que tendréis que creerme cuando os diga la única forma que hay de salir de aquí.

Thomas estudió rápidamente los rostros de los guardianes y se preguntó por última vez si debía contarlo, si lo entenderían. Pero sabía que tenía que hacerlo. Tenía que hacerlo. Respiró hondo y, entonces, lo dijo:

—Teresa y yo ayudamos a dise?ar el Laberinto. Ayudamos a crearlo todo.

Todos parecieron demasiado atónitos para responder y se le quedaron mirando otra vez inexpresivos. Thomas se figuró que no lo habían entendido o que no le creían.

—Y eso ?qué significa? —preguntó Newt al final—. Tienes dieciséis malditos a?os. ?Cómo ibas a crear un Laberinto?

Thomas no pudo evitar dudar él también un poco, pero sabía lo que había recordado. Aunque fuese una locura, sabía que era cierto.

—éramos… inteligentes. Y creo que puede ser una parte de las Variables. Pero lo más importante es que Teresa y yo tenemos… un don que nos hizo muy valiosos mientras dise?aban y construían este lugar —se detuvo, pues sabía que todo debía de sonar absurdo.

—?Habla! —gritó Newt—. ?Desembucha!

—?Somos telépatas! ?Podemos comunicarnos en nuestras pu?eteras cabezas! —al decirlo en voz alta, casi se sintió avergonzado, como si hubiera confesado ser un ladrón. Newt parpadeó por la sorpresa; alguien tosió—. Pero escuchadme —continuó Thomas, ansioso por defenderse—, ellos nos obligaron a que les ayudáramos. No sé cómo ni por qué, pero lo hicieron —hizo una pausa—. Quizá para ver si nos ganábamos vuestra confianza, a pesar de haber sido parte de ellos. Quizá nuestra función siempre fue revelar cómo escapar. Sea cual sea el motivo, con vuestros mapas desciframos el código y ahora tenemos que usarlo.

Thomas miró a su alrededor y vio que, sorprendente y asombrosamente, nadie parecía estar enfadado. Casi todos los clarianos siguieron mirándole pasmados o sacudieron la cabeza sin dar crédito a sus oídos. Y, por alguna extra?a razón, Minho estaba sonriendo.

—Es verdad, y lo siento —continuó Thomas—. Pero os diré una cosa: ahora estoy en el mismo barco que vosotros. A Teresa y a mí nos enviaron como al resto y podemos morir con la misma facilidad. Los creadores han visto suficiente, ha llegado la hora de la última prueba. Supongo que necesitaba el Cambio para encajar las últimas piezas del puzzle. Bueno, quería que supierais la verdad y que existe una posibilidad de salir de esta.

Newt sacudió la cabeza adelante y atrás, y se quedó con la vista clavada en el suelo. Luego, levantó la cabeza y miró a los guardianes.

—Los creadores son los que nos han hecho esto, no Tommy ni Teresa. Los creadores. Y se arrepentirán.

—Lo que tú digas —replicó Minho—, a quién le importa una clonc todo eso. Sigue contando cómo escapar.