El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—Os lo digo yo —Alby sonaba como si estuviera suplicando, al borde de la histeria—: No podemos volver al sitio de donde vinimos. Lo he visto y he recordado cosas espantosas. La tierra quemada, una enfermedad llamada el Destello. Era horrible, muchísimo peor de lo que tenemos aquí.

—?Si nos quedamos aquí, moriremos todos! —gritó Minho—. ?Es peor que eso?

Alby se quedó mirando a Minho fijamente un buen rato antes de contestar. Thomas sólo podía pensar en las palabras que acababa de decir. El Destello. Le resultaba familiar, estaba justo en el borde de su mente. Pero estaba seguro de que no había recordado nada de eso cuando había pasado por el Cambio.

—Sí —contestó Alby al final—, es peor. Prefiero morir a regresar a casa.

Minho se rió y se recostó en la silla.

—Macho, déjame que te diga que eres la alegría de la huerta. Yo estoy con Thomas. Estoy con él al cien por cien. Si vamos a morir, que sea luchando.

—Estemos dentro o fuera del Laberinto —a?adió Thomas, aliviado por que Minho estuviera de su parte. Se volvió hacia Alby y le miró con seriedad—, seguiremos viviendo en el mundo que recuerdas.

Alby se levantó de nuevo y su rostro reflejó derrota.

—Haced lo que queráis —suspiró—. No importa. Moriremos de todas formas.

Y, tras decir eso, se dirigió hacia la puerta y abandonó la sala.

Newt resopló y sacudió la cabeza.

—No ha vuelto a ser el mismo desde que le picaron. Debió de tener unos recuerdos muy chungos. ?Qué demonios es el Destello?

—No me importa —dijo Minho—. Prefiero cualquier cosa a morir aquí. Ya nos ocuparemos de los creadores cuando salgamos. Pero, de momento, haremos lo que ellos planearon. Atravesaremos el Agujero de los Laceradores y escaparemos. Si alguno de nosotros muere, que así sea.

Fritanga resopló.

—Pingajos, me estáis volviendo loco. No podemos salir del Laberinto, y la idea de estar con los laceradores en su apartamento de soltero me parece la mayor gilipollez que he oído en mi vida. Ya de paso, nos cortamos las venas.

Los demás guardianes empezaron a discutir, hablando todos a la vez. Finalmente, Newt gritó para que se callaran. Thomas volvió a hablar una vez que se tranquilizaron:

—Voy a atravesar el agujero o moriré intentándolo. Parece que Minho también se apunta. Y estoy seguro de que Teresa hará lo mismo. Si podemos combatir a los laceradores el tiempo suficiente para que alguien teclee el código y los desconecte, podremos cruzar la puerta por la que ellos entran. Habremos pasado las pruebas y podremos enfrentarnos a los creadores.

La sonrisa de Newt no reflejaba humor.

—?Y crees que podemos combatir a los laceradores? Aunque no muramos, probablemente nos piquen. Todos y cada uno de ellos nos estarán esperando cuando lleguemos al Precipicio. Las cuchillas escarabajo están ahí constantemente. Los creadores se enterarán de que hemos ido hacia allí.

Tenía miedo de contarlo, pero Thomas sabía que había llegado el momento de compartir la última parte de su plan:

—No creo que nos piquen. El Cambio era una Variable cuando vivíamos aquí. Pero eso ya se terminó. Además, puede que tengamos otra opción.

—?Sí? —preguntó Newt, y puso los ojos en blanco—. Me muero por oírla.

—A los creadores no les beneficia en nada que muramos todos. Esto tiene que ser difícil, pero no imposible. Creo que todos sabemos que los laceradores están programados para matar sólo a uno de nosotros al día. Así que alguien puede sacrificarse para salvar a los demás mientras corremos hacia el Agujero. Se supone que tendría que ser así.

La sala se quedó en silencio hasta que el guardián de la Casa de la Sangre soltó una fuerte carcajada.

—?Perdona? —espetó Winston—. ?Estás sugiriendo que tiremos a un pobre chaval a los lobos para que el resto podamos escapar? ?Esa es tu magnífica sugerencia?

Thomas se negó admitir lo mal que sonaba, pero se le ocurrió una idea:

—Sí, Winston, me alegro de que prestes tanta atención —ignoró la mirada asesina que este le lanzó—. Y creo que es obvio quién debería ser ese pobre chaval.

—?Ah, sí? —contestó Winston—. ?Quién?

Thomas se cruzó de brazos.

—Yo.





Capítulo 52


La reunión estalló en un coro de discusiones. Newt se levantó muy calmado, se acercó a Thomas y le agarró del brazo para llevarle hasta la puerta.

—Ahora, vete.

Thomas se quedó helado.

—?Que me vaya? ?Por qué?

—Creo que ya has dicho bastante. Necesitamos hablar para decidir qué hacer sin que estés aquí —ya había llegado a la puerta y Newt le dio un empujoncito para sacarle de la sala—. Espérame junto a la Caja. Cuando hayamos acabado, tú y yo hablaremos.

Había empezado a darse la vuelta cuando Thomas le agarró.

—Tienes que creerme, Newt. Es el único modo de salir de aquí. Podemos hacerlo, te lo juro. Tenemos que hacerlo.

Newt se le acercó a la cara y le habló, enfadado, con una voz áspera y susurrante: —Sí, me ha encantado la parte en la que te has ofrecido voluntario para que te maten.