Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)

Pensé que, por un lado, estaba bien que se diera cuenta de que no era el tipo perfecto que todos decían que era, pero, por otro lado, no me gustó que la tratara de ese modo.

Así que encendí a la Jude que sabía joder las cosas. Mi favorita.

—Espera, ?era cangrejo? —solté, falsamente confundida. El chef y todos me observaron—. Creo que escuché mal. Yo soy muy alérgica al cangrejo. Me da una hemorragia estomacal horrible. Mejor escogeré algo distinto. ?Puedo ver el menú?

El chef se inclinó hacia un lado, cogió el menú y me lo ofreció.

Esa noche Aegan ya no iba a controlar la comida. Sorry not sorry.

—Artie, por favor, ayúdame a escoger —le pedí, sonriendo, y su carita se iluminó.

El chef tomó otro menú y se lo entregó. Tardé en decidirme, tratando de elegir de forma totalmente intencional. No sabía mucho de comida japonesa, así que me guie por esa sencilla regla de ?el nombre más interesante y el precio más exagerado?. Artie escogió unos fideos con pollo teriyaki, y yo me fui por...

—Quiero el Karashi Renkon y el Tantanmen —pedí con orgullo y entusiasmo.

—Jude, no —intervino Aegan.

Lo dijo tranquilo, pero él tenía una forma muy natural de hacer que todo sonara como una prohibición, como un mandato que no podías desafiar. Obviamente, iba a desafiarlo.

—Aegan, escogeré mi propia comida, ?podrías respetar eso sin que te estalle una vena de la frente? —le pedí con una voz suave, pero firme.

Atisbé algo de tensión en su mandíbula. Incluso me miró con fijeza como si estuviera insultándome en su mente.

—Creo que... —quiso decirme algo Adrik, pero Aegan lo interrumpió sin dejar de mirarme:

—Adrik —pronunció en un claro: ?No digas nada?—. Déjala. Es lo que quiere, es lo que tendrá.

Les dediqué una sonrisa falsa.

Me sentí satisfecha cuando acabaron de tomar nota para empezar a prepararlo todo. En la mesa se hizo un peque?o silencio. Adrik se sumió en su apatía, que debía ser su otra cara, además de la de culo. Permaneció ausente, dando a entender que no le importaba nada en absoluto, porque dentro de su cabeza las cosas estaban más entretenidas. Me pregunté qué habría querido decirme antes, pero solo Diosito lo sabía. Su hermano lo había silenciado. Otra se?al de que tenía el poder.

Aegan me lanzó una pregunta:

—?De dónde vienes, Jude...? ?Solo Jude o tienes segundo nombre?

Lo hizo sonar casual, pero esto es algo que aprendí luego: Aegan no hacía preguntas solo por conversar. él hacía preguntas para evaluar las respuestas.

—Es una historia graciosa —admití—. Soy de muchas partes. Y no, no tengo segundo nombre.

—?De muchas partes? Explícanos eso, por favor —pidió, interesado.

No me molestó contarlo:

—Bueno, desde muy jóvenes mis padres viajaban mucho debido a su religión. Vivieron en distintos países como misioneros, así que nunca me quedé solo con una cultura y una nacionalidad. Llegaron aquí cuando yo tenía diez a?os y nos quedamos porque su iglesia enfrentó un escándalo de acusaciones graves y fue disuelta.

Artie quedó asombrada y perturbada al mismo tiempo.

—Guau —dijo.

Aegan, por el contrario, no pareció ni un poco sorprendido por mi historia.

—Suena como que tuvieron muchas dificultades, ?no? —asintió, medio analítico—. Pero aquí estás a?os después, en una de las universidades más caras del país.

Sonreí ampliamente.

—Sí, aquí estoy —asentí también.

?Qué? ?Esperaba que le explicara cómo había pagado la matrícula de Tagus? Pues no había sido con una beca, porque yo no era tan aplicada, lo siento. Solo había pagado el primer trimestre con unos ahorros que después te contaré de dónde habían salido, pero eso él no necesitaba saberlo. Tagus tenía varias formas de procesar la entrada de sus alumnos.

Antes de él poder hacerme otra pregunta, apareció Aleixandre. Venía muy relajado, como si darse prisa en llegar a la mesa fuera su último objetivo.

—Me he retrasado porque me puse a jugar a básquet con unos amigos y se me fue el tiempo —explicó cuando llegó y tomó asiento junto a Aegan.

?Básquet? ?Y no había ni una gota de sudor en su cara? ?E iba con tejanos y jersey? ?Y no tenía ni un pelo fuera de lugar e iba bien peinado hacia atrás como siempre? Sí tenía un ligero enrojecimiento en las mejillas que indicaba que había podido hacer algún tipo de esfuerzo en algún momento y que luego se había calmado, pero... ?en verdad era eso lo que había estado haciendo? Por alguna razón sospeché que no.

Aegan lo miró un poco molesto, pero Aleixandre no lo notó porque estaba mirándonos a Artie y a mí con una divertida curiosidad, que no era en absoluto burlona, como la de Aegan. La suya era agradable, como si el chico en verdad disfrutara de la vida.

—Ella es Artemis —le presentó Aegan para aclararle los nombres—. Y ya sabes que ella es Jude —a?adió, se?alándome también.

—Jude, imposible de olvidar —asintió Aleixandre, ?y fue impresión mía o reprimió una risa?

Además, la forma en la que pronunció mi nombre se me hizo rara, y me incomodó un poco.

—En cuanto a Artemis, tengo dudas —agregó, y la miró con cierta extra?eza.

—Voy a segundo a?o —respondió ella. Su voz aún se oía algo desanimada—. Biología.

Aleixandre entrecerró los ojos y la estudió de la misma forma que uno examinaba un rostro desconocido, pero familiar, tratando de encontrarlo en los recovecos de sus recuerdos.

—?Compartimos alguna clase o algo? —le preguntó él.

—No, la verdad es que no —negó ella, rascándose una aleta de la nariz.

—Es que me parece haberte visto antes —insistió.

—Quizá por los pasillos o en el campus —se?aló Artie con obviedad.

Aleixandre formó una línea con los labios, chasqueó la lengua y negó con la cabeza.

—No, no así...

—Ya te ha dicho que quizá la has visto por ahí —intervino Aegan, tratando de zanjar el tema—. Cuéntame cómo va lo del evento benéfico.

Al instante, Aleixandre centró su atención en contestar la pregunta de su hermano, y empezó a explicarle cosas con bastante entusiasmo. Resultaba gracioso ver que nadie mostraba su mismo ánimo. Aegan lo escuchaba serio, asintiendo. Adrik..., bueno, parecía que todo el mundo le importaba una mierda, con su aura distante e impasible, mirando el vacío como si no estuviera ahí, con nosotros, sino en un universo en el que nos podía mutilar a todos. Artie permanecía extra?amente pensativa.

—Debes pedirle a Jude sus medidas —dijo Aegan, lo cual me hizo sentir curiosidad por el tema.

—?Qué? —pregunté para meterme en la conversación—. ?Por qué?

—Porque vas a venir conmigo al evento benéfico —contestó Aegan, y cogió su vaso de agua para beber un poco. Sus movimientos eran elegantes, no se podía negar.

?Que yo iría con él a un evento.? De nuevo había decidido por mí.

Me quedé con cara de ??qué te pasa, bro??.

—Es dentro de dos semanas —me aclaró Aleixandre—. No será aquí en el campus porque se organiza en nombre de nuestro padre, se hará en la casa de campo que tenemos en el pueblo. Es un evento grande que saldrá en algunas revistas, así que estamos pensando en que nuestras novias se pongan algo que combine con nuestros trajes.

—?Como si ustedes fueran Hugh Hefner y ellas sus conejitas? —solté, sorprendida por lo ridículo que sonaba.

—Pues sí, pero más elegantes —asintió Aleixandre, riendo gratamente sorprendido.

Lo miré como si estuviese bromeando, pero no había nada de eso en su rostro, todo lo contrario, solo pude ver el entusiasmo de un ni?o listo para resplandecer. Luego miré a Aegan, justo cuando él dejó el vaso de nuevo sobre la mesa y se relamió los labios. Se me encendió una llamita que solo necesitaba un poco para convertirse en un fuego arrasador. Tal vez así se hacía en los eventos de la élite. Tal vez los chicos y las chicas procuraban que sus atuendos combinaran para resaltar, pero no me gustó que él tomara una decisión que me afectaba en mi cara.

—El problema es que yo no soy tu novia —le solté sin poder aguantarme.

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