El lado bueno de las cosas

Cliff sostiene una peque?a bolsa de plástico dentro de la cual están mis pastillas.

Antes de que pueda decir o hacer nada más, la Invasión Asiática empieza a cantar, aún más fuerte:

—?Baskett! ?Baskett! ?Baskett!

Los hombres gordos me sacan a hombros del auditorio, pasamos la fuente llena de peces y salimos del hotel Plaza hasta las calles de Filadelfia. Y ahí estoy, en el autobús de la Invasión Asiática bebiendo cerveza y cantando:

—?Volad, Eagles, volad! El camino a la victoria…

En Filadelfia Sur nos paramos en el restaurante Pat’s a pedir filetes con queso (les cuesta mucho prepararlos porque somos unos sesenta, pero nadie quiere ir a Filetes Geno porque son de inferior calidad) y luego vamos al aparcamiento de Wachovia. Aparcamos al lado de la verja para poder ser el primer vehículo en entrar y coger un buen sitio. Bebemos, cantamos y jugamos un poco con el balón. Aunque solo me he bebido dos o tres cervezas empiezo a decirles a todos que los quiero mucho por haber venido al recital de danza y les pido perdón por haber abandonado a los Eagles en medio de la temporada, pero que fue por una buena razón, aunque no pueda decir cuál. Al poco duermo en el autobús y Cliff me despierta diciendo:

—Has olvidado tomar las medicinas de la noche.

Cuando me despierto a la ma?ana siguiente, mi cabeza está apoyada en el hombro de Jake y me siento bien por estar tan cerca de mi hermano, que aún duerme. Silenciosamente, me pongo en pie y me doy cuenta de que todos están dormidos (Scott, los hombres gordos, Cliff y los cincuenta miembros de la Invasión Asiática). Todos están ahí sentados, durmiendo con las cabezas apoyadas en los hombros del de al lado. Todos somos hermanos.

Muy silenciosamente me dirijo a la parte delantera del autobús, paso junto a Ashwini quien, sentado en el asiento del conductor, duerme con la boca abierta.

Una vez fuera, en el peque?o trozo de césped que hay entre la calle y la acera, empiezo a hacer flexiones y abdominales como hacía en el lugar malo antes de tener pesas, una bicicleta estática y el Stomach Master 6000.

Una hora después, amanece.

Mientras termino la última tanda de abdominales pienso que ya he quemado los filetes con queso y las cervezas de la noche anterior, pero siento que aún debería hacer algo más, así que echo a correr. Cuando vuelvo, mis amigos duermen.

De pie junto a Ashwini, miro cómo duermen mis chicos y me siento feliz de tener tantos amigos. ?Un autobús lleno!

Me doy cuenta de que me fui del hotel Plaza sin despedirme de Tiffany y me siento un poco mal por eso, a pesar de que ella dijo que después de haberlo hecho tan bien podía hacer lo que quisiera. También tengo ganas de escribirle mi primera carta a Nikki, pero ahora tengo que pensar en el partido de los Eagles. Sé que una victoria de los Eagles es lo único que suavizará las cosas con mi padre. Así que le pido a Dios, que estoy seguro de que quedó impresionado con el baile, que me dé un peque?o descanso. Al mirar todas esas caras somnolientas, me doy cuenta de que he echado de menos a mis hermanos verdes.





CARTA N.o 2 - 15 DE NOVIEMBRE DE 2006



Querido Pat: