Tiffany me informa de que eres sincero, y por lo que ella me ha contado sobre tu nueva personalidad parece que eres un hombre completamente transformado. Ya sea esto el resultado del accidente, de la terapia, de la medicación o simplemente de una total fuerza de voluntad, mereces que te felicite, porque no es una simple proeza.
En primer lugar, déjame que te diga que te recomendé Huck Finn solamente para que disfrutaras de su lectura. No estaba intentando enviarte un mensaje en clave. Después de todo lo que has escrito y de lo que Tiffany me ha contado, quizá deberías leer El guardián entre el centeno. Trata de un chico joven que se llama Holden que lo pasa mal intentando desenvolverse en el mundo real. Holden quiere vivir en un mundo infantil el resto de su vida, y eso lo convierte en un personaje muy bonito e interesante, pero también tiene problemas para encontrar su sitio en el mundo real. En este momento parece que estás pasándolo mal luchando contra la realidad. Una parte de mí se emociona ante los cambios que has hecho, ya que tus cartas realmente presentan a un hombre mejor. Pero también estoy preocupada: esta visión del mundo que has desarrollado es frágil, y puede que eso sea lo que te ha mantenido en la unidad de neurología durante varios a?os y te está manteniendo en el sótano de tus padres durante tantos meses. En algún momento deberás dejar el sótano de tus padres, Pat. Vas a tener que buscar un trabajo y ganar dinero, y entonces no podrás ser la persona que has sido durante estos últimos meses.
Por supuesto que recuerdo Massachusetts. éramos muy jóvenes y el recuerdo es precioso. Nunca lo olvidaré. Pero éRAMOS NI?OS, Pat. Eso ocurrió hace más de una década. Ya no soy el tipo de mujer que dormiría en un motel barato. Quizá tú eres de nuevo el tipo de hombre que de repente se llevaría a una mujer a Martha’s Vineyard. Quizá estás experimentando algún tipo de segunda ni?ez. No lo sé. Lo que sé es que NO vas a experimentar una segunda ni?ez conmigo. No soy una ni?a, Pat. Soy una mujer que ama mucho a su actual marido. Mi meta no era permitir que volvieras a entrar en mi vida. Solo quería darte la oportunidad de decir adiós, de resolver cualquier asunto que estuviera por resolver. Quiero que esto último quede bien claro.
NIKKI
CARTA N.o 5 - 3 DE DICIEMBRE DE 2006
Querida Nikki:
La noche después de que los Tennessee Titans destrozaran a los Eagles en casa, un partido en el que Donvan McNabb se desgarró el ligamento anterior cruzado, poniendo fin a su temporada y quizá a su carrera, Andre Waters murió de una herida de bala que él mismo se disparó. Me doy cuenta de que nada de esto te importa, pero Waters era uno de mis jugadores preferidos desde hacía tiempo, cuando yo era realmente un ni?o. Era una parte integrante de la Banda de la Defensa Verde. La gente solía llamarlo Waters el Sucio porque a menudo lo amonestaban por su agresivo estilo de juego. Y cuando yo era un ni?o, Waters era un dios para mí. Jake dice que Waters probablemente se suicidó después de ver jugar tan mal a los Eagles contra los Titans, lo cual no es nada divertido. Mi padre no habla con nadie porque está disgustado por la lesión de McNabb, que reduce considerablemente las opciones de los Eagles de jugar los playoffs. Mi nuevo jugador preferido, Hank Baskett, no está cogiendo muchos de los balones que le lanzan, pero en realidad lanzó una intercesión durante una desatinada jugada de enga?o durante el partido contra los Indianapolis Colts justo el pasado fin de semana. Y por supuesto, también estaba tu última carta.
Así que estoy empezando a pensar que esta es la parte de mi película en la que parece como si nada fuera a funcionar. Tengo que recordarme a mí mismo que todos los personajes de película experimentan una especie de período oscuro antes de encontrar su final feliz.
Fue duro esperar durante dos semanas tu respuesta. Tu carta me entristeció mucho, y en las últimas veinticuatro horas he escrito mi contestación por lo menos cien veces.
No sé si Tiffany te leyó la parte de mis memorias en las que describo la consulta de mi terapeuta, pero tiene dos sillones reclinables, uno negro y otro marrón. Mi terapeuta deja que sus pacientes elijan en cuál de los dos asientos se quieren sentar simplemente para poder ver de qué humor están. últimamente, he estado eligiendo el negro.