—Es muy tímido —dijo Aden para excusar a Shannon.
—Ya me he dado cuenta —respondió ella—. Quería decirte que… Me siento mal por cómo te traté la semana pasada en Holy Grounds. Quería disculparme.
—No tienes por qué.
—Sí. Fui muy maleducada. Te habría llamado, pero no tengo tu número.
—De verdad, no te preocupes. Yo te habría llamado al final —dijo Aden, mirándose los pies. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, alzó la cabeza—. Es que he estado enfermo. Me he pasado seis días en la cama.
—Oh, lo siento.
—Gracias —respondió Aden con una sonrisa.
Aquélla era la conversación más larga que había tenido con alguien sin que le interrumpieran sus amigos, y sin que perdiera el hilo de lo que estaba diciendo. No quería que terminara.
—Tal vez pudiéramos quedar aquí ma?ana para que me ense?es el instituto.
Mary Ann se metió un mechón de pelo detrás de la oreja, y se puso muy roja.
—Yo… eh… bueno…
?Acaso la había presionado demasiado? ?Había hecho que se sintiera incómoda? De repente, Aden lamentó que Eve no estuviera allí para darle consejo. Tenía que saber cómo podía hacerse amigo de una chica, lo que tenía que decir.
Al final, optó por decir la verdad.
—No estoy intentando ligar, ni nada de eso, te lo prometo. Aparte de Shannon, tú eres la única a quien conozco en el instituto, y me vendría bien tener una amiga.
—Una amiga —dijo ella, y se mordió el labio inferior.
—Sólo amiga —dijo él, y lo decía en serio. Aden sólo quería salir con la chica de la visión.
Ella siguió mordiéndose el labio inferior, mientras cambiaba el peso del cuerpo de un pie a otro.
—Tengo que decirte una cosa, pero me temo que voy a herir tus sentimientos. Y tal vez no quieras ser amigo mío cuando lo sepas.
Aquello sonaba mal. Muy mal. Aden notó miles de nudos en el estómago.
—Dímelo de todos modos, por favor.
—Me siento rara cuando estoy contigo —dijo ella, y se ruborizó de nuevo—. Dios mío, suena peor en voz alta.
él se preguntó… ?Era posible? ?Sentía también el viento y el malestar?
—?Cómo te sientes rara?
—No lo sé. Es como si me diera un viento muy raro que me pone la piel de gallina, y sé que es horrible decir esto, y lo siento muchísimo. Pero cuando termina esa sensación, tengo unas ganas terribles de abrazarte, como si fueras mi hermano o algo así, y después…
—De salir corriendo —dijo él. Era posible. Tenían la misma reacción.
Ella abrió mucho los ojos.
—?Sí!
—Yo siento lo mismo.
—?De verdad? —preguntó ella. Entonces, el alivio y la confusión dieron paso a la ofensa. Frunció los labios con un gesto muy mono.
él asintió, sin poder contener la sonrisa.
—?Y qué crees que significa?
Atracción y rechazo a la vez. Era como si tuvieran un polo negativo y otro positivo; cuando se unían polos opuestos, se atraían. Cuando los polos eran iguales, se repelían. ?Eran como imanes?
Entonces, ?significaba eso que ella era como él? ?O su opuesto?
La observó con suma atención. ?Sabía algo de lo sobrenatural? Si no lo sabía, y él comenzaba a hablar sobre los muertos vivientes y las almas atrapadas, ella diría que era un loco. Estropearía cualquier oportunidad que tuviera con ella.
—Tengo que irme a casa —dijo, optando por la escapada. Esperaba haber podido dar con una solución al día siguiente—. Tengo hora de llegada, pero me gustaría hablar contigo ma?ana y…
—Mary Ann —dijo un chico de repente. Se acercó y le rodeó la cintura con un brazo. El propietario del brazo era ancho y sólido como una monta?a—. ?Con quién estás hablando, nena?
Ella cerró los ojos durante un instante y exhaló un suspiro.
—Tucker, te presento a Aden. Es uno de los estudiantes nuevos, y es amigo mío. Aden, te presento a Tucker. Es mi novio.
?Amigo?. Había dicho que él era su amigo. Aden no podía dejar de sonreír.