—?Tú... sabes de qué va esto? —preguntó—. Mamá me lo explicó una vez, pero no lo entendí muy bien.
Oh, no.
Oh, no, por favor.
Dime que no iba a tener que darle la charla.
Oh, ya lo creo que sí.
Mierda.
Me pasé una mano por el pelo, más nervioso de lo que debería, y empecé a pensar a toda velocidad alguna forma mínimamente decente de explicarle lo que le estaba pasando.
—Bueno... —me aclaré la garganta dos veces antes de poder continuar—. Lo que... ejem... lo que te pasa es algo natural, Ellie.
—?Sí? —me miró, dubitativa.
—Sí, es... bueno... es una se?al de que estás creciendo.
—Yo no quiero crecer, estoy muy bien así.
—Siento decirte que eso no se elige, Ellie —puse una mueca—. Es decir... ejem... esto te pasará cada mes. Lo sabes, ?no?
—Mamá lo comentó. Pero... no entiendo el por qué de la... bueno... de la sangre. ?Por qué hay sangre?
—Bueno, es como si te apu?alaran el útero cada mes. ?Cómo no va a sangrar?
Ella abrió mucho los ojos, horrorizada, y me apresuré a cambiar de estrategia.
—E-es decir que... yo... ejem... ?seguro que no quieres que llame a tu madre para...?
—?No! Déjalo. Mejor cambia de tema. Ya le preguntaré yo.
—Gracias —suspiré, aliviado—. Háblame de cualquier otra cosa, te lo suplico.
—Vale. ?Qué hace Jay cuando se encierra en su cuarto y pone música?
Mierda.
Je, je.
—A ver... —empecé, con sudores fríos—. Verás, es que Jay... bueno... está en esa fase de la vida en que tu cuerpo empieza... a crecer y quieres experimentar cosas... mhm... nuevas...
—Mi cuerpo también está creciendo —me dijo, confusa.
—Ni se te ocurra experimentar cosas nuevas hasta dentro de unos cuantos a?os —le advertí al instante.
—?Experimentar? ?A qué te refieres?
—A que... mhm... bueno, su cuerpo está creciendo, le crece vello por las piernas, por el bigote, las axilas, su voz está cambiando, el cuerpo se le proporciona, le salen granos en la cara...
—Sí, es asqueroso —Ellie puso una mueca.
—Pues eso es la pubertad, y siento decirte que tú también tendrás que pasar por ella.
—?También me crecerán pelitos y se me cambiará la voz?
—?Eh? No. Bueno, que yo sepa, la voz no...
—?Y me encerraré en mi habitación con música a todo volumen?
—?No! —le puse mala cara—. Ya intento fingir que tu hermano no lo hace, no me llenéis la cabeza con más traumas, por favor.
Ellie sonrió y se puso de pie. Hice lo mismo, estirando el cuello, mientras ella se acercaba al espejo y empezaba a revisarse minuciosamente la cara.
—Entonces, ?me van a salir granitos?
—Puede que sí.
—?Y me crecerá vello?
—Sí.
—?Y me saldrán tetas?
—?Eh?
—A Livvie ya le han crecido un poco las tetas y los chicos la miran todo el tiempo. Dice que no le gusta. Un día un chico intentó tocárselas.
—?Cómo? ?Y qué hizo?
—Se puso a llorar. Pero luego llegué yo y le di una patada en los cataplines.
—Bien hecho.
Me sonrió, muy orgullosa.
—Bueno —concluí—, supongo que no quieres ir a nadar, ?no?
—No, la verdad es que no.
—Bueno, pues quédate aquí. Me inventaré una excusa para los demás.
—Gracias, papá —sonrió y se dejó caer en su cama, suspirando.
En cuanto cerré la puerta de su habitación a mis espaldas, vi que Jay acababa de salir de su dormitorio con una sonrisita de satisfacción.
Está claro que se borró en cuanto me vio ahí plantado. Su cara se volvió escarlata.
—Eh... hola, papá.
—Sí, hola —enarqué una ceja—. Mira, no me meteré en lo que haces o no ahí dentro, pero espero que al menos uses pa?uelos, o lo hagas en el cuarto de ba?o.
Jay enrojeció más, si es que era posible.
—N-no sé de qué me hablas, yo...
—Sí que lo sabes. Mira, te daré un consejo de padre sabio que ha pasado por lo mismo que tú: disimula un poco mejor o tu madre empezará a preguntarte sobre el tema.
—?Disimular?
—?Te crees que alguien se cree lo de que la música a todo volumen es para echarte una siesta? —enarqué una ceja.
Jay puso una mueca.
—Vale, sin música.
—Hazlo por la noche, hombre, un poquito de decencia.
—Vale, pero... eh... no le digas nada a mamá, ?eh?
—Claro que no —me acerqué y le puse una mano en la nuca—. Si yo te entiendo, Jay Jay, eres un nido de hormonas adolescentes revolucionadas y de alguna forma tienes que calmarlas un poco, pero... oye, tampoco escuches música taaaanto tiempo, ?eh? Vas a terminar con una esguince de codo.
Jay enrojeció otra vez y me puso una mano en el brazo.
—Vale. Me calmaré un poco.
—Bien —nos quedamos los dos en silencio un momento antes de que le entrecerrara los ojos—. Te has lavado esa mano, ?no?
—?Claro que sí!
—Menos mal. Iba a matarte.
Bajé las escaleras con él y vi que Jen había salido del agua. Miró con curiosidad a Jay cuando se escabulló rápidamente para lanzarse al lago con los demás, pero por suerte no hizo preguntas.
—?Dónde está Ellie? —me preguntó, curiosa.
—Ha preferido quedarse en su habitación.
—?No se encuentra bien?
—No mucho, pero ya le he dado algo para el dolor de cabeza —mentí.
Jen asintió y yo dirigí una mirada al lago. Todos los demás estaban nadando, incluso Sue, que tenía a Ty subido encima de los hombros y lanzaban las mismas miradas despectivas a todo el mundo.
—?Vienes a nadar? —me preguntó Jen con una sonrisa.
—Mhm... no lo creo.
—?Estás seguro? —dio un paso hacia mí con una sonrisita—. Podrías volver a ser mi tiburón. ?Te acuerdas de esa noche?
—?La noche en que mi familia te emborrachó, te tiraste vestida al lago, quisiste que echáramos un polvo a veinte metros de mi familia y luego te hiciste un tatuaje? Sinceramente, es difícil de olvidar.
Jen empezó a reírse alegremente antes de estirarse para alcanzarme la mu?eca.
—Venga, Jackie, no me seas amargado.
—Como empieces a llamarme Jackie, empezaré a llamarte Mushu.