Tres meses (Meses a tu lado #3)

—?Y yo también lo he intentado!

—?Cuando me intentabas dar drogas a mí también lo estabas intentando?

Por un momento, pensé que me había pasado, pero ella, lejos de reprocharme nada, se puso a llorar otra vez.

—Yo... yo solo quería...

—?Qué? —pregunté, impasible.

Ella sacudió la cabeza.

—Pensé que... q-qué... que si yo tenía drogas y tú las querías... v-vendrías a mí.

—Solo querías engancharme otra vez para que pasara tiempo contigo —deduje en voz baja.

Ella ni siquiera se atrevió a mirarme a la cara cuando volvió a asentir, llorando y pasándose las manos por debajo de los ojos.

—Lo siento, Ross —murmuró.

—?El qué?

—T-todo... yo... tú...

No dije nada. Quería que lo dijera ella. Solo apreté un poco los labios.

—Llevo enamorada de ti desde Francia —dijo al final, mirándome con los ojos enrojecidos por las lágrimas—. ?Es que estás ciego? Y durante meses tuve que soportar que el chico del que estaba enamorada me dijera lo mal que estaba por culpa de la chica de la que él estaba enamorado.

Hizo una pausa, sorbiendo la nariz.

—Y después de todo... te has casado con ella. Yo... estaba convencida de que podía ser mejor que ella. Que podía cuidarte mejor. Hacerte más feliz. Y no hacerte da?o.

Estaba a punto de decir algo, pero ella me interrumpió, apartando la mirada.

—Pero no era así —a?adió el voz baja.

No dije nada. No sabía qué decirle. Ella continuó.

—Nunca te he visto tan feliz como lo eres cuando ella está a tu alrededor —dijo en voz baja—. Estaba tan celosa... que estaba dispuesta a arruinarte la vida con tal de que volvieras a pasar tiempo conmigo. Pensé que así podrías enamorarte de mí o... no lo sé. Fui una idiota.

De nuevo, fui incapaz de decir nada. Ella tragó saliva y se le volvieron a llenar los ojos de lágrimas.

—Lo siento —repitió en voz baja—. Nunca debí meterme en tu relación. Ni debí ofrecerte drogas. Siento haber sido así contigo, Ross. No te lo has merecido nunca.

Pese a que muchas cosas habían sonado falsas en ella a lo largo del tiempo que había pasado a su lado... eso pareció tan real que no pude quedarme callado.

—Solo... no vuelvas a hacerlo —dije, incómodo, sin saber qué más hacer.

—No lo haré. Te lo juro. Ahora es diferente. Tú... ella... bueno, tenéis un hijo. Os habéis casado. Sois una familia. No podría destrozar una familia. Y menos la de alguien que me importa, aunque no te lo creas.

Hizo una pausa y se pasó un brazo por debajo de la nariz.

—Yo... tengo que decirte algo, Ross —murmuró, mirándome.

Mi mirada se volvió desconfiada.

—?El qué?

—?Te acuerdas de la noche en... en que volviste a tomar drogas? ?Esa noche en que pasó... eso... entre nosotros... de lo que no te acuerdas?

Asentí, dubitativo.

—No pasó nada —me dijo con un hilo de voz.

Durante unos instantes, me pareció no haberla entendido bien.

—?Qué?

—Que no pasó nada. Cuando intenté besarte... dijiste su nombre. El de ella. Y sentí que se me partía el corazón. Creías que era ella. Intentaste besarme tú a mí, todavía pensándolo, y me alejé. Yo... no podía. Pero quise pasar la noche contigo, así que nos dejé en ropa interior y me quedé dormida contigo. Por la ma?ana, cuando te vi la cara... supe qué pensabas. Y dejé que lo creyeras.

Hizo una pausa con una sonrisa amarga.

—No pasó nada más, te lo juro.

Yo fui incapaz de reaccionar durante unos instantes.

—?Qué...? —empecé, dudando—. ?Y por qué demonios me dijiste que sí había pasado?

—?Porque... pensé que eso me abriría más posibilidades de estar contigo!

—?Vivian, tuve que decirle a Jen que había hecho todo eso contigo! ?Tienes idea de...?

—?Lo siento! —exclamó, agachando la cabeza—. Lo siento, sé que no estuvo bien. Yo... no sé cómo arreglarlo. Solo quería que lo supieras.

—?Y hay algo más que también sea mentira? —pregunté, irritado.

—?No!

—?Por qué voy a creerme eso?

—?Porque te estoy diciendo la verdad, te lo juro!

—Oh, claro, me lo juras.

—?Estoy intentando hacer las cosas bien! Sé que es tarde, y me da igual que no vuelvas a hablarme, pero quería que supieras la maldita verdad, ?vale? Eso era todo. No te lo creas si no quieres, pero es la verdad.

No me había dado cuenta de haberme puesto de pie, pero volví a sentarme, mirándome las manos y sacudiendo la cabeza.

—?Por qué quieres cambiar ahora? —pregunté finalmente.

—Porque... estoy harta de ser la que se queda en la estacada. La que nadie quiere en su vida. Estoy... estoy tan sola, Ross. No puedes ni imaginártelo. A veces, me siento como si me ahogara en mi propia soledad. Es horrible. No quiero seguir siendo esta persona, estoy harta.

Me miré las manos, pensando, y pareció que pasaba una eternidad hasta que por fin la miré.

—Júrame que intentarás dejar las drogas.

—?Qué...?

—Hazlo, Viv.

Ella cerró los ojos un momento antes de mirarme con determinación.

—Te lo juro.

—Bien. Pues yo te pagaré el centro de rehabilitación.

Ella abrió mucho los ojos, pero no le di tiempo para pensarlo.

—Si en cuatro meses has conseguido dejarlo, te daré el papel protagonista de mi película. Si no, se lo daré a otra. Así que más te vale esforzarte.

Cuando vi que se le llenaban los ojos de lágrimas de agradecimiento me puse de pie, incómodo.

—Buena suerte, Viv —murmuré, mirándola—. Espero que puedas empezar a ser la persona que realmente quieres ser.





Capítulo 24 - Final


Seis a?os más tarde

Puse los ojos en blanco por enésima vez.

—?Que sí lo he hecho! —le protesté al móvil antes de apartarme y mirar a los dos diablillos que correteaban por el salón—. ?SILENCIO!

Jay se detuvo de golpe haciendo que su hermana peque?a, Ellie, chocara contra su espalda, cayera de culo al suelo y se pusiera roja de rabia.

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