Tres meses (Meses a tu lado #3)

Por fin, lo que pareció una eternidad después, nos acompa?aron a la sala de partos y me obligaron a ponerme un traje quirúrgico, a lavarme las manos... yo estaba como flotando. Solo quería estar con Jen. Y me dejaron estar con ella casi al instante. Ella hiperventilaba cuando me agarró la mano con fuerza y me dedicó una mirada significativa.

Vale, quería que la confortara.

Así que, aunque probablemente estaba tan aterrado como ella, empecé a asegurarle que todo iría bien, que pronto estrenaríamos la habitación de Jay Jay, que seguro que Will, Naya y Jane nos maldecían en la sala de espera porque no se habrían movido...

Al menos, conseguí distraerla por un rato, hasta que tuvo que empezar a empujar.

Fueron los minutos más confusos y aterradores de mi vida.

Podía ver la cara de los médicos, la tensión del ambiente. Estaban preocupados. Y solo hacían que mi preocupación se multiplicara, aunque no dejaba de decirle a Jen lo bien que iban a ir las cosas y lo maravillosa que estaba siendo.

Y, cuando nació el ni?o... hubo silencio.

Lo que más había leído es que era importante que el bebé llorara, aunque en algunos casos era normal que no lo hiciera y no pasaba nada, pero lo mejor era que llorara.

Pero... ?por qué no lloraba Jay Jay?

Ellos dijeron algo en voz baja mientras yo acariciaba la mano de Jen con el pulgar, tragando saliva con fuerza.

Y, entonces, empecé a escuchar un llanto agudo y algo suave que hizo que casi todos los que estábamos en la sala soltáramos un suspiro de alivio.

Bueno, todos menos Jen, que estaba llorando en una mezcla de alivio, agotamiento y ansiedad. Le dieron al ni?o tras decirle algo que ni siquiera entendí, solo podía mirar al bebe peque?ito, de piel enrojecida, que lloraba con la cara un poco hinchada y una mata de pelo casta?o ligeramente aplastada.

Curiosamente a mí, que nunca había apreciado demasiado a los bebés, que nunca me habían gustado, que siempre los había encontrado bastante feos... me pareció el ni?o más precioso que había visto en mi vida.

Jen me dio algo que no entendí. Me zumbaban los oídos. Y también le dijo algo al ni?o en voz baja, como si no creyera que eso estuviera pasando.

Como en otra galaxia, me lo tendió y yo me di cuenta, en ese preciso momento, que nunca había sujetado a un bebé tan peque?o.

Es decir, la primera vez que había sostenido a Jane ya tenía unos cuantos meses.

?Mierda! ?Cómo demonios se sostenía un bebé recién...?

La verdad es que no tuve tiempo para pensarlo. Jen me lo puso encima y fue como si me saliera natural. Miré al ni?o, perplejo, sin poder creerme que esa cosita peque?a fuera mi hijo, y noté la mano de Jen acariciándome la mejilla. Supongo que me dijo algo, pero yo ni siquiera me enteré.

Creo que todavía no había reaccionado cuando me hicieron sujetar al ni?o mientras le hacían pruebas, le ponían una inyección en la pierna, lo lavaban, lo revisaban y, finalmente, lo vestían.

No dejaron de repetirnos lo sano que estaba, como si hubieran esperado algo peor, supongo que por el parto prematuro. Pero Jay parecía bastante feliz.

Es decir... no hacía gran cosa, pero se lo veía bien.

Solo estaba removiéndose encima de mí con una manita agarrando mi dedo.

Después de eso nos dejaron ver a Jen otra vez, pero pronto se llevaron al ni?o a la incubadora y a mí me llevaron a hablar con una enfermera a la que tuve que decirle el nombre de Jay. Ella me sonrió y me indicó que entrara en una habitación.

Pareció pasar una eternidad hasta que por fin subieron a Jen con el bebé. Ella parecía tan fresca como una rosa, cosa que era sorprendente después de todo lo que habíamos pasado esa tarde. Jay simplemente dormitaba ignorándonos.

En cuanto nos dejaron solos, yo me llevé las manos a la cabeza.

—Mierda, ?hemos tenido un hijo!

Jen empezó a reírse a carcajadas.

—Gracias por destacarlo, Jackie, si no llegas a hacerlo, creo que ni me habría dado cuenta.



***

No nos dejaron volver a casa al cabo de dos días, y, entre mi familia y la de Jen, para entonces Jay Jay ya había visto más de diez caras asomándose a su cuna del hospital.

Seguro que tenía ya tenía un trauma, el pobre.

Llegar a casa fue... casi un alivio. Había estado durmiendo en un sillón de hospital durante esos dos días porque no quería dejar a Jen sola, y ella me había dicho mil veces que fuera a casa, aunque no le había hecho caso. El dolor de espalda eran las consecuencias, pero había valido la pena.

Jen llevaba a Jay en brazos cuando les abrí la puerta con la bolsa colgando del hombro. La dejé en el suelo y solté un suspiro, ganándome una miradita divertida de Jen.

—Bueno... pues aquí estamos —concluyó.

—Sí, parecía que nunca iban a dejarnos volver. Nos tenían retenidos —dramaticé.

Ella sonrió y se dejó caer en el sofá. Jay la miraba con curiosidad, apretando la manita entorno a un mechón de pelo.

De hecho, siempre se quedaba mirándola medio embobado.

No podía culparlo, yo también lo hacía.

—Me han dicho que hay que darles de comer prácticamente cada tres horas —murmuró Jen con una mueca—. Creo que me voy a quedar sin pezones.

—Solo tú puedes hacer que la palabra pezones suene no-sexual.

Sonrió y pareció que iba a decir algo, pero se vio interrumpida cuando ambos vimos de reojo que se acercaban dos personas por el patio trasero, desde la casa de Mike. Eran él y Sue.

Sue nos había dicho que vendría en cuanto le dijimos que ya había nacido Jay Jay, pero no pensé que fuera en serio. No me esperaba que fuera a subirse a un avión en cuanto pudiera solo para estar con nosotros, la verdad.

Sin embargo, la sonrisa de oreja a oreja que dibujó al ver a Jay Jay fue la sonrisa más abierta que había visto alguna vez en ella.

—Dios mío, qué peque?ito es —murmuró fascinada cuando Jen dejó que lo sujetara.

—Es lo que tienen los bebés, que son peque?os —Mike enarcó una ceja.

él ya había venido en cuanto había podido, pero se notaba que estaba entusiasmado con eso de ser tío.

—Gracias por el dato, idiota —Sue puso los ojos en blanco.

—Nada de palabrotas delante del ni?o —advirtió Jen.

—Idiota no entra en la categoría de palabrota —protestó Mike—. Es como caca, culo, pedo, pis...

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