Sonrió un poco y se giró hacia mí.
—Mira, sé que es muy pronto para hablar de esto... prontísimo... —empezó, dubitativa—, pero creo que solo quiero tener a Jay. No... no le hacen falta hermanitos.
Vale, no me esperaba tener esta conversación.
—?A qué viene eso? —pregunté, confuso.
—No lo sé, lo he estado pensado.
—La semana pasada me dijiste que no te gustaría tener solo un hijo porque podría sentirse solo.
Ella volvió a morderse el labio inferior y a echar una ojeada a la habitación. Me dio la sensación de que necesitaba un momento, así que dejé que el silencio se mantuviera hasta que ella se dio la vuelta hacia mí de nuevo.
—Es que... —suspiró—, no quiero que se sienta como yo me siento... algunas veces... con mi familia.
No dije nada, dejando que continuara.
—No es que me traten mal —a?adió, dudando—. Pero... a veces... me hacen sentir muy insegura.
—?Te refieres a los gemelos?
—Mi madre también puede ser un poco... —se detuvo antes de decir la palabra y sacudió la cabeza—. Y mi padre pasaba bastante de nosotros. No es que fueran malos, pero... no lo sé. Me hacen sentir muy insegura. No quiero que Jay se sienta así.
Me pasé una mano por la nuca, pensativo.
Hacía tiempo que no me gustaba demasiado cómo se comportaba Jen alrededor de su familia, y ella tenía razón: no es que la tratasen exageradamente mal, pero muchas veces no sabían medir el límite de sus bromas.
Además, no dejaban de repetirme que era difícil de aguantar. ?Yo estaba encantado con ella! ?Era el único ser humano del mundo que me aguantaba a mí!
—Tú no eres tu madre —le aseguré—, y yo no soy tu padre. Y, aunque tuviéramos más hijos, cosa que ya pensaremos a su debido tiempo, no tienen por qué ser como tus hermanos.
Ella asintió con la cabeza, pero seguía pareciendo dubitativa.
—Además —enarqué una ceja, sonriendo—, ?te crees que yo dejaría que mi descendencia se juntara con alguien como yo?
—?Qué tienes de malo? —protestó.
—Bueno, soy un pesado. Encantador, lo reconozco, pero un pesado.
—Ay, Jack... —puso los ojos en blanco, divertida—. Creo que cualquier hijo que podamos tener tendrá la capacidad de saber si alguien le conviene o no él solito.
Puse una mueca.
—Bueno, eso está por ver —protesté.
—Te lo dirá Jay cuando crezca, no te preocupes —me dio una palmadita en el pecho.
Torcí el gesto mientras ella sonreía ampliamente, ahora más animada. Jen era muy fácil de animar. Con una broma era suficiente.
Me miró de arriba a abajo y sonrió al ver que solo llevaba una toalla.
—Espero que cuando el ni?o crezca y se traiga a sus amigos no te pasees solo con toallas por aquí.
—?Ahora me dirás que no te gusta que me pasee solo con una toalla? Porque no me lo voy a creer.
—Pues no me gusta —su sonrisita se volvió maliciosa, y yo abrí mucho los ojos cuando metió un dedo en el nudo de la toalla para deshacerse de ella—. Sí, creo que así me gusta más.
—Jennifer Michelle —fingí escandalizarme—, ?acabas de desnudarme?
—Pues sí, ?a qué esperas para desnudarme tú a mí?
Sonreí, encantado, y me adelanté para empezar a deshacerle botones de la blusa.
***
Dos meses antes de la boda
Jen estaba tumbada en el patio de atrás hablando con Naya. Las dos estaban en las tumbonas, protegidas del sol. Yo estaba con Will dentro de la casa, sujetando a Jane.
Jane, por su parte, intentaba morderme el hombro cada vez que me despistaba.
—?Jane! —Will le frunció el ce?o, y la ni?a dio un respingo—. ?Deja de morder a la gente!
Jane le dedicó una mirada de rencor antes de mirar a su alrededor, claramente aburrida, buscando otra cosa que morder.
Qué encanto de ni?a.
—Hace mucho que no veo a Mike —comentó Will mientras sacaba la comida del horno.
Estaba claro que tenía que hacerlo él, porque a mí no me podían dejar a cargo de comida sin peligro de incendiar la cocina, Naya igual y Jen... bueno, ella había estado todo el día diciendo que le dolía todo, así que prefería no cocinar por hoy.
Le dediqué una miradita de preocupación. Ella seguía tumbada con los ojos cerrados mientras Naya hablaba con ella.
—Ahora está cantando con otra banda —le dije, encogiéndome de hombros—. Se llaman... Brainstorm, creo.
—Ah, sí. Los conozco. Naya y yo fuimos a un concierto suyo hace dos a?os. Pero todavía estaban el antiguo cantante y el antiguo guitarrista.
La verdad es que las cosas a Mike le habían ido bien. Había conseguido superar las pruebas para ser el cantante de ese grupo —se ve que eran bastante conocidos— y había ganado bastante dinero, porque había visto cómo cambiaba su coche y la decoración de su casa a una mucho más cara.
Eso sí, no pasaba mucho por casa. Y, cuando lo hacía, solía preferir estar con nosotros durante un buen rato. Y nosotros tampoco teníamos ningún problema con ello.
Tanto Jen como yo sabíamos que a Mike no le gustaba pasar mucho tiempo solo.
Además, ahora que ganaba dinero se pasaba el día comprándole cosas a Jay y a Jane. Yo ya le había dicho que no hacían falta tantos juguetes, pero le daba igual. Prácticamente podíamos llenar una habitación con los juguetes que había regalado a ambos.
—Me alegro por él —a?adió Will, revisando la comida con los ojos—. Y también me alegro de que no escuchara a tu padre y siguiera trabajando en lo que quería.
—No estaría en ese grupo si lo hubiera escuchado —murmuré.
—Probablemente trabajaría en una oficina porque tu padre le habría obligado a hacerlo.
—No me imagino a Mike en una oficina —le aseguré, divertido.
—Yo tampoco. Terminaría incendiándola o algo así.
—?Y Sue? —pregunté—. ?No estaba de viaje por no sé dónde?
—Naya me dijo que empezó a salir con una chica escocesa y ahora está pasando unas semanas con ella.
Sí, seguro que Jen también me lo había dicho, solo que no lo recordaba.