Tres meses (Meses a tu lado #3)



—?A qué...? —frunció el ce?o aún más—. ?Dónde vas?



—A la habitación.



—?A qué?



—?A hacer las paces! Venga, vamos.



Por su cara, supe que no había elegido las palabras adecuadas.

De hecho, diría que me estaba jugando la vida, porque nunca me había mirado de esa forma tan enfadada.

Oh, esa noche iba a terminar llevándome un pu?etazo.

—?Estás bromeando? —espetó—. ?Te crees que así se arreglan las cosas?



—No sé si se suelen arreglar así, pero seguro que es la mejor forma.



—?La mejor...? ?Jack, estás borracho!



—No seas exagerada, no he bebido tanto.



Probablemente sí había bebido tanto, pero eso no lo admitiría.

—?Me da igual! —me dijo, indignada—. ?Me dijiste que no volverías a hacerlo!



—Y tú me dijiste que no volveríamos a guardar secretos el uno con el otro —le gui?é un ojo—. Ya estamos en paz, Mushu.



—?No me llames Mushu ahora!



Es que era difícil no hacerlo. Se había puesto roja con el enfado.

—Nunca dejas que te llame así —protesté como si fuera el mayor drama de mi vida, deteniéndome delante de ella—. Ni estando enfadados, ni estando contentos...



Ella parpadeó, sorprendida, cuando la atrapé de las caderas sin previo aviso. No pude resistirme. Siempre que pasaba unas horas sin ver a Jen sentía que mis ganas de encerrarme con ella en nuestra habitación se intensificaban. Y si sumabas eso a ir borracho... bueno, simplemente no podía resistirme.

Me incliné y, pese a que quería besarla en los labios, me limité a recorrerle la orea con la punta de la nariz y darle un beso justo debajo, haciendo que ella se estremeciera. Mhm...

—?Seguro que no quieres ir a hacer las paces? —insinué con una sonrisita.



—Jack, estás borracho —repitió.



—Y tú tienes un culo espectacular.



Bajé las manos a su culo de dimensiones perfectamente insuficientes y ella enrojeció cuando lo apreté con las manos. Sonreí ampliamente, encantado con la reacción.

—Jack... —me advirtió, sin embargo.



—Venga, Michelle, no seas aburrida.



—No, para.



Me sorprendió la firmeza con que dijo eso último. Ya ni siquiera sonreía.

La solté, sorprendido, y ella se alejó de mí, enfadada.

—?Qué? —pregunté, confuso por su reacción.



—?Qué? —repitió, mirándome como si me hubiera vuelto loco—. ?No he sabido nada de ti desde anoche!



—?Y qué?



—?Qué...? ?Te crees que ha sido agradable para mí?



—Ahora estoy aquí, ?no?



—?No es eso, Jack!



—?Por qué siempre tienes que complicarlo todo? —suspiré y me dejé caer perezosamente en el sofá.



Cuando vi que no tenía ninguna intención de sentarse conmigo, resoplé ruidosamente.

—?Qué? —repetí.



—?Eso es lo que vas a hacer siempre que tengamos un problema? ?Irte corriendo?



—?No me fui corriendo!

?Me fui caminando!



Eso es verdad.

?Por fi te pones de mi parte, conciencia!

—Sí, lo hiciste —me dijo Jen—. Lo haces continuamente. En cuanto tenemos un problema, te vas y desapareces, me evitas... y... y luego vuelves esperando que ignoremos que lo has hecho.



—No estaba evitándote —mentí descaradamente. Claro que lo hacía.



—?Ah, no? ?Y por qué no me respondías a las llamadas? ?O a los mensajes?



Suspiré y eché la cabeza hacia atrás. Esto no estaba yendo como lo había planeado.

—Estoy demasiado bebido como para hablar de esto. Y tú demasiado enfadada.



—Igual si no hubieras bebido no estaría enfadada, Jack.



—?Y qué más te da si bebo o no? No eres mi madre.



—?No, soy tu prometida! —me espetó, enfadada—. ?O ya se te había olvidado?



—?Cómo voy a olvidarme de eso? —me enfurru?é.



—?No lo sé, Jack, dímelo tú!



—?Es que no sé qué demonios quieres que te diga!



—?No quiero que digas nada! ?Quiero que, si tenemos un problema, te quedes a hablarlo conmigo para que podamos arreglarlo, no que te vayas corriendo!



—?Y de qué querías que hablara? ?Del hecho de que besaste a mi hermano?



Ella respiró hondo, intentando calmarse antes de hablarme.

—No fue así. Y lo sabes.



—Oh, ?lo sé? ?En serio? ?Te molestaste en explicármelo? Porque yo no recuerdo que me contaras muchos detalles.



—?Y qué demonios querías que te contara?



—?Que mi maldito hermano te besó, Jennifer!



—?No fue como tú crees! —me aseguró, frustrada—. ?No es... no significó nada! ?Solo fue un beso!



—?Igual que lo mío con Vivian solo fue un beso, justo después de que me dejaras tirado como a un imbécil! ?Y cuando te lo conté te pusiste histérica!



—?No es lo mismo!



—?Y por qué demonios no es lo mismo? ?Porque tú estabas conmigo y yo no estaba contigo cuando lo hice?



—?Yo no besé a Mike, Jack!



—?Igual que Lana no lo hizo! ?O la otra! ?Siempre es todo culpa de Mike pero, de alguna forma, siempre termináis acostándoos con él!



Ella apretó los labios, claramente furiosa. Y algo decepcionada.

—?Eso es lo que te crees? ?Que iba a acostarme con él?



No, no lo creía.

Sinceramente, no lo hacía.

—No es eso —murmuré.



—Sí, sí lo es. Es lo que acabas de decir.



—No quería decirlo así, ?vale?



—Pues es como te ha salido —masculló ella—. ?Esa es toda la confianza que tienes en mí? ?Te crees que no te dije nada porque quería hacer algo con él? ?Después de todo lo que hemos pasado juntos?



—Jen, no...



—?Cállate! ?Lo que pasó fue que Mike me besó, me aparté y luego se disculpó porque se arrepentía de haberlo hecho! ?Eso es todo! ?No hubo más intenciones! ?Ni siquiera intentó volver a acercarse a mí! ?O yo a él!



No supe qué decirle. Una parte de mí no se esperaba que se cabreara tanto.

Joana Marcús Sastre's books