—?Claro que lo es! —solté, enfadado—. Es exactamente lo mismo. Contigo, siempre es lo jodidamente mismo.
—Chicos —escuché decir a Sue detrás de mí—, creo que lo que deberíamos hacer ahora mismo es calmarnos e intentar hablarlo antes de...
Oh, no. Estaba harto de que todo el mundo defendiera solo por pena a ese imbécil cuando hacía algo mal. Harto.
No iba a seguir aguantándolo. Se merecía que alguien le dijera las cosas tal y como eran por una maldita vez en su vida.
—Cállate, Sue —le solté, furioso—. Este no es tu maldito tema. No te metas.
—Vale —me dijo Mike, ya nervioso—, mira, sé que parece...
Y ahí estaba. Ninguna disculpa. Solo excusas.
No se sentía culpable, ?verdad? Simplemente era incapaz de asumir que había hecho algo mal y disculparse conmigo por ello. Solo sabía sacar excusas para hacer que los demás se sintieran culpables.
—Oh, déjate de excusas de mierda —mascullé y lo solté bruscamente de la camiseta.
Necesitaba alejarme de él. Nunca había querido golpearlo... hasta ese momento, y no iba a hacerlo. No quería reaccionar como sabía que habría reaccionado mi padre.
Intenté calmarme, lo juro.
Pero cuando vi que abría la boca y supe, por su expresión, que iba a soltarme alguna excusa... no pude más.
No. Ya no iba a seguir aguantando esto.
—?Cierra la boca de una maldita vez, Mike! —espeté, acercándome a él—. Y no vuelvas a abrirla. Lo único que sale de ella son mentiras. Y cada vez peores. No sé ni por qué me molesto en seguir dándote oportunidades si está claro que lo único que te importa eres tú mismo.
—Eso... no es verdad...
—Sí, sí lo es —exploté. Demasiados a?os aguantándome. Demasiado rencor acumulado—. En toda tu maldita vida, no te he visto haciendo nada que no fuera ser un imbécil egoísta. Y no solo conmigo, sino con todo el mundo. Haces lo que te da la gana, luego lloras para que te perdonen y nunca piensas en los demás. Nunca. Solo en las cosas que te afectan a ti. Y luego te preguntas por qué no tienes novia. Pues claro que no la tienes. ?Ni la tendrás nunca! No sabes querer a nadie. Y no te mereces que nadie te quiera.
Di un paso atrás. Me temblaban las manos de lo enfadado que estaba, así que apreté los pu?os mientras Mike respiraba hondo y me miraba.
—Mira —empezó en voz baja—, sé que ahora estás enfadado y...
—No sabes nada —le aseguré en voz baja, negando con la cabeza—. Nunca has sabido una mierda, Mike.
Y, entonces, me tensé de pies a cabeza al notar una mano conocida rodeándome el brazo.
—Jack —me dijo Jen con un hilo de voz—, hablé con él y realmente creo que...
No sé qué me jodió más, que lo defendiera a él... o que me hubiera ocultado todo esto.
Me zafé bruscamente de su agarre y ella se quedó pálida. Estaba tan enfadado que me dio absolutamente igual.
—?Y cuándo hablaste con él? —espeté.
—Cuando... cuando estuviste de viaje.
—Es decir, que hace más de un mes —intenté calmarme al hablar con ella, pero era imposible—. Y no me dijiste nada.
—Yo...
—Dijimos que nada de secretos.
Jen tragó saliva, jugando con sus manos. Parecía que iba a ponerse a llorar en cualquier momento, pero no me moví de mi lugar.
—Lo sé, pero...
—Dijimos que nada de secretos —repetí, se?alándola—. Y yo he cumplido con mi maldita palabra. ?Puedes decir tú lo mismo?
—Jack... te juro que iba a contártelo, p-pero... con todo lo del bebé... y la boda... se me olvidó y...
—Y no lo hiciste —deduje en voz baja.
—?No es como... como lo ves tú ahora mismo!
—?Lo único que veo es que este imbécil no ha cambiado, y nunca lo hará, y por algún motivo tú sigues insistiendo en defenderlo!
—?No lo estoy defendiendo, solo estoy...!
—?Me dijiste que nunca volveríamos a guardarnos secretos!
—?Lo sé, lo siento, pero...!
—?No quiero oír tu maldito pero! —le espeté, furioso—. ?Me da igual! ?Solo te pedí una cosa! ?Solo una! ?Y no has sido capaz de cumplirla!
—?Quería hacerlo!
—?Y no lo hiciste! ?Igual que la primera vez que querías decirme la verdad, pero tampoco lo hiciste! ?Y te fuiste! ?Y no supe nada de ti en un a?o entero!
—?No es lo mismo, Jack!
—?Claro que no es lo mismo, porque esta vez hay más gente implicada y no has podido guardar tu maldito secreto!
Me di la vuelta. Necesitaba salir de ahí. Urgentemente. Me sentía como si no pudiera ni respirar.
No me lo podía creer. Lo sabían todos. Todos. Y nadie había dicho nada. Me jodía hasta tal punto que...
Un momento.
Me detuve en seco.
?Y si no era el único secreto que había sabido más gente?
Jen no se habría ido por un a?o entero sin confesárselo a alguien. La conocía. La conocía tan bien que no entendía cómo no había llegado antes a esa conclusión.
Y... ?a quién se lo habría contado yo para estar seguro de que me guardaría el secreto bajo cualquier circunstancia?
Solo se me ocurría una persona.
Me giré hacia Will, respirando entrecortadamente.
—?Lo sabías? —le pregunté en voz baja.
él me miraba con cautela, pero cambió su expresión a una de confusión absoluta.
—?Qué?
—?Sabías por qué se fue un a?o? ?Lo sabías?
Will y Jen intercambiaron una mirada, lo que hizo que la cabeza empezara a darme vueltas y me doliera ese punto exacto que no me había dolido en meses... y solo sabía calmar con la droga.
No, ahora eso no. Intenté centrarme, pero mi cabeza era un hervidero de ideas confusas, y solo podía mirar fijamente a Will con la esperanza de que lo negara.
Y no lo hacía:
—Mira —empezó él con voz suave—, creo que no hace falta sacar eso ahor...
—Lo sabías —confirmé en voz baja, con el nudo de mi garganta aumentando—. Estuve un a?o entero preguntándote qué demonios había hecho mal y tú repetiste mil veces que no te había dicho nada. Y lo has sabido todo este maldito tiempo.
Y Will, por primera vez desde que nuestra amistad empezó, agachó la cabeza sin ser capaz de mirarme a la cara.
—Jack —murmuró Jen—, vamos...