—Estoy segura de que fue cuando estudiaba aquí. Es demasiada coincidencia. La pregunta es, si los Regentes se hubieran enterado de la apertura de la puerta, ?lo habrían mantenido en secreto?
—Los sabuesos semicorpóreos no son visibles para los comunes. Un merlín habría detectado la manada y enviado a la división a matarlos. No sería necesario involucrar a los Regentes.
—?Y si los demonios hubieran consumido suficiente éter para hacerse corpóreos del todo?
Una pausa.
—Si los comunes hubieran presenciado una manada corpórea y hubieran sido atacados, los Regentes habrían hecho todo lo posible por enterrarlo. Colaborar con los vasallos o los antiguos pajes en la administración de la universidad para mantenerlo en secreto en el campus. Facilitar sobornos a cualquier persona ajena al gobierno de la ciudad para evitar que saliera en las noticias. Pagar a las familias de los comunes si sus hijos hubieran resultado heridos o muertos. Encantarlos de ser necesario.
—?Qué hay de enviar a un merlín a por una testigo común? — pregunto—. ?Aunque fuera casi tres décadas después?
—Ni hablar. —Suelta una respiración larga y amarga—. No confío en que la Orden emplee siempre los mejores métodos, pero la misión es proteger a los comunes, no asesinarlos.
—Sí, pero tal vez el encanto no funcionara y descubrieran que era como yo.
Los dos nos quedamos en silencio durante un momento. Oigo cómo los engranajes giran en su cabeza. Su voz es cautelosa y baja.
—Si acusas al Alto Consejo de Regentes de asesinar a tu madre, te expondrás en el proceso. Dará igual si tienes razón o no.
Por segunda vez en el día, siento que las palabras de alguien me golpean como un pu?etazo.
—?Claro que importa si tengo razón!
—Perdona. No es lo que quería decir. —Suspira—. Es que no quiero que te pase nada. Sé mejor que nadie lo que se siente al querer ir a por los Regentes por sus pecados, pero no puedo protegerte de ellos y de los merlines. No en esto. Nadie puede, ni siquiera mi padre. La única manera…
Agarro el teléfono con fuerza.
—?La única manera de qué?
Cuando vuelve a hablar, una pesadez familiar le estrangula la voz.
—La única forma en que podría interponerme entre los Regentes y tú es si Arturo me llamase y estuviera despierto. Como rey, controlaría toda la Orden, incluidos a los Regentes. Pero si Arturo me llama…
—Camlann.
—Camlann.
—?Así que dejamos que se salgan con la suya?
—No, seguimos buscando pruebas y, cuando las encontremos, las llevaré ante mi padre. Nunca ha superado lo que le hicieron a mi madre. Creo que nos ayudaría. Quién sabe, tal y como van las cosas, quizá sea rey en unas semanas. Tener pruebas solo me facilitará encontrar a los responsables.
—?Y castigarlos por lo que hicieron?
Una larga pausa.
—?Castigarlos cómo, Bree? ?Qué querrías que hiciera?
No respondo, pero no porque no sepa la respuesta.
28
—Bienvenidos a la segunda prueba, aprendices.
Sel está de pie como un sargento de instrucción en el jardín delantero de la logia, con los pies bien plantados y las manos a la espalda. Viste de negro, como siempre, pero ya no lleva el abrigo largo. Tiene las mangas enrolladas a la altura del codo y se le ven los tatuajes. Le bajan por los antebrazos y las mu?ecas, y no me resisto a estudiarlos. Me pregunto hasta dónde llegan y cuántos tiene, hasta que recuerdo que lo detesto y que no deberían importarme sus tatuajes.
Los únicos que no parecen intimidados por él son Whitty y Vaughn. Ninguno parece siquiera cansado; rebotan sobre las puntas de los pies. Preparados. Los demás apenas estamos despiertos. Nos arrastramos y hacemos lo posible por contener los bostezos.
Evan, Fitz y Tor han ido de residencia en residencia para despertarnos a todos en mitad de la noche. Llamaron a mi puerta vestidos con equipo táctico negro y las caras cubiertas de grasa negra y verde, y me gritaron que me vistiera en menos de dos minutos o quedaría fuera del torneo. Había dormido unas tres horas después de colgar con Nick.
—El evento de esta noche es una búsqueda del tesoro. —Por la forma en que la mirada de Sel se detiene en cada uno de nosotros, tengo la sensación de que sin duda ve mejor en la oscuridad que el resto—. Os daremos a todos una lista de objetos hechos de éter y recorreréis el campus para recogerlos. Los seis pajes con el mayor número de objetos en su poder al final de la noche pasarán a la tercera y última prueba.
Echo un vistazo a la fila de pajes a mi izquierda. Quedamos ocho. Greer, Whitty, Spencer, Vaughn, Sydney, Carson y Blake.
—?Cómo va una búsqueda del tesoro…? —Spencer bosteza y se cubre la boca con la mano—. ?A poner a prueba nuestras habilidades estratégicas?
—Espabila, Monroe. —Tor se coloca entre Spencer y Vaughn y le da una colleja a su paje. Spencer se adelanta con la fuerza del golpe, mientras la indignación se refleja en su cara y el placer ondea en la de Vaughn—. Ha omitido la parte más interesante; cuantos más objetos de éter consigas, más atraerás a los sabuesos infernales de Sel. Si te acorralan o te hieren, estás fuera.
Tor y el resto de legendborn, ocho descendientes y escuderos en total, han salido de la logia y se han colocado junto al merlín para formar una fila frente a nosotros.
Los padrinos se colocan frente a sus pajes, excepto Evan. Había apadrinado a Ainsley. No la había visto desde que la descalificaron, pero supongo que ahora solo vendrá a la logia cuando sea necesario. He oído que los pajes eliminados siguen siendo bienvenidos a las celebraciones y eventos, aunque no compitan.
Cuando Nick se para frente a mí, el estómago me da un vuelco y aterriza en algún punto cerca de mis pulmones. Incluso cubierto de pintura, incluso a tres metros de distancia, su rostro me produce una oleada de alivio. Si Nick está aquí, estaré bien. Ese pensamiento resuena en mi mente, claro y vibrante como una campana.
Me mira y recorre rápidamente mi cara.
—?Estás bien? —dice.
Le respondo que sí con una sutil inclinación de la barbilla. Por la expresión de su rostro, no le hace gracia haberse visto obligado a mantener la prueba de esta noche en secreto. ?Quién sabe? Quizá él mismo se haya enterado una hora antes que yo. Parece cansado.
Y cabreado.
Siento un cosquilleo en las mejillas y Sel se aclara la garganta.
Sus ojos se apartan de mí con dureza y el resto de su cuerpo se ha quedado quieto por la tensión.
—Por si alguien lo ha olvidado, los padrinos no pueden ayudaros durante las Pruebas. La violación de esta norma supondrá la eliminación.
Tor saca una carpeta de papeles y los entrega a los legendborn a su izquierda y a su derecha. También reparte unas mochilas de saco a cada paje.
—Para la búsqueda del tesoro, se emparejará a cada paje con un descendiente o escudero que no sea su padrino, solo con fines de supervisión. Registrarán vuestro progreso, informarán de vuestra puntuación final y despacharán a los sabuesos si estáis en problemas.