—Lo imaginaba. No pasa nada, disfruto haciendo los honores.
Llegamos a una sala grande y con olor a humedad que está vacía, salvo por una alfombra vieja y unas cuantas sillas para sentarse. Después de accionar otro conjunto de luces superiores, se dirige al fondo. En el extremo más alejado, hay una pared cubierta por una cortina negra que se extiende por todo el ancho de la habitación.
—Cuando un vasallo jura el Código de Silencio y se compromete con la Orden, alguien de la línea a la que sirven le explica el origen de la sociedad y su misión. Si quieren que su hijo sea paje y tenga una oportunidad de convertirse en escudero, el ni?o también jura el Código.
—?Y funciona?
—Sí. —Desenvuelve una gruesa cuerda dorada y gru?e mientras la baja de una polea—. Los vasallos no nos exponen; la mayoría de las familias llevan siglos afiliadas a la Orden y tienen demasiado que ganar social y económicamente, incluso si sus hijos no llegan a escuderos. —Sonríe—. Además, a los ricos les encantan los secretos.
Al tirar de ella, la cortina se levanta y revela la totalidad de la pared, o lo que yo creía que era una pared.
Ocupando todo mi campo de visión está la mayor losa de plata que he visto nunca. Es incluso más grande que la capilla. Debe de tener tres pisos de altura y llegar hasta la planta baja. A lo largo de la losa, hay miles de líneas talladas con precisión. Cada pocos centímetros, estrellas brillantes hechas de gemas interrumpen las líneas, que luego continúan por debajo. La losa es tan alta que tengo que retroceder para verla entera.
Se cruza de brazos y mira hacia arriba.
—Este es el Muro de las Edades. Las trece líneas de sangre de la Mesa Redonda y sus descendientes.
En la cima del Muro, incrustadas en plata, hay trece piedras del tama?o de un pu?o. En el centro, hay un diamante blanco, pero las demás gemas brillan en varios tonos de rojo, verde, azul y amarillo.
Encima de las piedras hay una frase grabada con letra elegante: Y llinach yw’r ddeddf.
—La línea es la ley —traduce William—. Los colonos de la Orden y los vasallos eran un grupo mixto: galeses, ingleses, escoceses, escoceses irlandeses, alemanes. Pero la Gales del siglo fue el lugar de nacimiento de Arturo, así que el galés fue la primera lengua de la Orden. Algunos de los conjuros antiguos siguen en esa lengua, como los swyns que uso en la enfermería.
?A Alice le encantaría —pienso—. La historia, el muro, todo?.
Entonces, siento una punzada de culpabilidad por desear que esté conmigo. Nunca querría que le hicieran da?o y ahora mismo las lesiones corporales parecen el precio de la entrada.
—A los descendientes potenciales se les explica la tradición desde muy jóvenes y con frecuencia. Primero lo hacen nuestros padres, luego los feudatarios, descendientes y escuderos jubilados, y de nuevo nuestros padres cuando cumplimos los dieciséis. Es el primer a?o que los caballeros pueden llamarnos.
Sus ojos se pierden al rememorar una historia que sin duda ha oído muchas veces.
—En el momento álgido de la Mesa Redonda, Arturo tenía más de ciento cincuenta caballeros a sus órdenes. Sin embargo, con el tiempo, las Guerras de las Sombras, nuestra lucha con los Cysgodanedig, redujeron el número hasta que solo quedaron los trece caballeros más fuertes. Merlín y Arturo temían en qué se convertiría el mundo si la Mesa caía, por lo que Merlín ideó el Hechizo de la Eternidad, una poderosa invocación que magnificaría las habilidades de los caballeros restantes y ligaría sus espíritus a su línea de sangre para que sus herederos pudieran enfrentarse para siempre a la oscuridad. Para que la Mesa siguiera siempre viva, inmortal.
La voz de William se ha vuelto más grave por la reverencia, o tal vez se haga eco de la reverencia en las voces de quienes le contaron la historia antes.
—Cuando nuestros caballeros despiertan, su espíritu vuelve a vivir. Por eso llamamos a los que están fuera de las líneas unanedig. Comunes. Los que solo nacen una vez. Y por eso nos llamamos Chwedlanedig. Legendborn. Los que nacen de la leyenda.
Ser capaz de rastrear tu línea familiar hasta ese punto es algo que nunca he comprendido. Mi familia solo se remonta a la generación posterior a la Proclamación de Emancipación. De repente, me cuesta estar aquí y contemplar la magnificencia del Muro y no sentir una innegable sensación de ignorancia e insuficiencia. Después, me viene una ráfaga de frustración, porque es muy probable que alguien hubiera querido registrarlo todo, pero ?quién podría haber escrito la historia de mi familia hasta tan atrás?
?Quién habría tenido la capacidad, los conocimientos o el permiso?
?Dónde está nuestro muro? Un muro en el que no esté perdida, sino amparada. Uno que se eleve por encima de cualquiera que lo mire.
En lugar de asombro, siento enga?o.
Respiro hondo y me dirijo a William con dureza.
—?Has dicho desde el siglo ? ?A estas alturas, la línea de sangre de cada caballero no incluiría miles de descendientes vivos?
—Sí, pero un descendiente legendborn es más que eso, es un heredero. La herencia del caballero, sus habilidades mejoradas y su afinidad con el éter viven en una persona cada vez. La herencia solo se transmite a un descendiente despertado, uno que haya sido llamado al poder, como Felicity esta noche. Piensa en la monarquía británica y la línea de sucesión; no todos los hijos son herederos al trono, solo el hijo mayor del soberano. Si el presunto heredero no puede tomar el trono, entonces pasa a su hijo, o al hijo de su hijo, etcétera. Si el heredero no tiene hijos, el poder pasa a su hermano, y luego a los hijos de su hermano. E incluso entonces, cualquiera que forme parte de la línea podrá ser elegido.
Frunzo el ce?o.
—?Has dicho algo de los dieciséis?
Levanta una ceja.
—Eres rápida. Bien. Un descendiente debe tener entre dieciséis y veintidós a?os. He de reconocer a Merlín que el hechizo es muy meticuloso. Mira.
Coloca un dedo en la penúltima línea de la derecha. En cuanto la punta de su dedo toca la piedra, un torrente de luz recorre las líneas del linaje que fluyen como la sangre en las venas. Una vez la luz llega a la cima, aparece un grabado único y brillante sobre cada gema, mientras que un símbolo más grande brilla sobre todas ellas.
Colores. Monedas. Emblemas.
Tiro del collar de Nick hasta que la cadena se desprende de la camisa y me cae en la palma de la mano; veo algo que no había visto antes. La moneda tiene dos caras. En una cara, está el símbolo unificador de la Orden, el círculo con un diamante en el centro. En la otra, un dragón rampante.
Los Pendragón.
William se acerca y habla de espaldas a mí.