Legendborn (Legendborn #1)

Quiero seguirla, pero no puedo. Tengo los pies clavados al suelo, aterrorizada, y el corazón me late tan deprisa que la sangre que se me acumula en los oídos tiene la fuerza de un océano. No tiene sentido, pero el cerebro me dice que, si no veo a Sel herido y quebrado como Tor, significará que está bien.

Sin embargo, no es Sel. Felicity vuelve a entrar en la habitación con Vaughn, que la sigue taciturno.

Greer se burla.

—?No habías salido corriendo con el rabo entre las piernas?

—Lo mismo digo —a?ade Fitz.

Vaughn nos observa con recelo.

—Lord Davis me dijo que tenía planes para mí. Que debía esperar en mi habitación hasta que me llamara. —Me mira a los ojos, pero, cuando le devuelvo la mirada, la arrogancia de siempre ha recibido un golpe. Entonces lo entiendo; Davis había reservado a Vaughn para Nick.

Russ frunce el ce?o.

—Entonces, ?qué? ?Te pusiste nervioso y decidiste volver?

—Mi habitación está en el sexto piso de Ehringhaus. Miré por la ventana y vi luces sobre el centro del campus. Una llama mística verde. Otra azul y blanca.

—Sel. —Respiro aliviada—. ?Cuándo fue eso?

—Hace diez minutos —dice y extiende las manos—. He venido corriendo, pero creo que ya estáis al tanto.

Fitz se adelanta poner al paje al día. Espero que Sel siga vivo.

La idea de que podría no estarlo me arranca el oxígeno del cuerpo.

—Fitz —digo. Vuelve la cabeza—. ?Qué has dicho antes del mapa del campus? ?Sobre el movimiento de los demonios?

—Avanzan hacia un punto en el centro.

—?Por qué lo harían? —pregunta Alice y la sala se vuelve hacia ella. Levanta la barbilla y continua. Se me hincha el pecho de orgullo—. ?Qué los atrae?

—Los comunes, por supuesto —dice Fitz.

—Y el éter —a?ade Greer.

El corazón se me acelera.

—?Qué fuente de éter hay en el centro del campus?

Felicity y Fitz palidecen. Son los únicos descendientes veteranos en la sala y han llegado a la misma conclusión al mismo tiempo.

—?Quieres compartirlo con la clase? —espeta Russ—. ?O es un secreto de las líneas?

—De hecho, sí.

Felicity se sonroja. No sé por qué, pero ya sé lo que va a decir.

—Excálibur —dice con una mezcla de miedo y asombro—. Es el arma de éter más antigua del mundo. Forjada por el mismísimo Merlín, contiene tanto poder que nunca se disipa, como las nuestras. Ni siquiera cuando su portador la libera. Cada rey, cada descendiente de Arturo, aumenta su fuerza al empu?arla. Cuando el último Camlann terminó y ganamos, el descendiente de entonces la devolvió a la piedra. Por lo general, los sombríos no se materializan lo suficiente como para llegar tan lejos. O Sel los encuentra primero, así que no se me había ocurrido. Sin embargo, si un demonio menor no encuentra a una persona específica para cazar, buscará la fuente de éter más cercana y más grande para consumirla. Y la mayor fuente de éter es la espada.

—?Dónde está? —pregunta Russ.

— Ogof y ddraig —murmuro.

Felicity asiente.

—Sí. Bajo la torre del reloj. También hay puertas bajo tierra.

Toneladas de ellas. Los merlines las sellaron hace cientos de a?os, pero si lord Davis quiere que Nick esté en posición de tomar Excálibur…

—Ahí es donde están Nick y su padre —digo y el pecho se me comprime ante la sola idea—. Tenemos que llegar a ellos y detener a Davis antes de que abra más puertas.

Pete levanta una mano.

—?Qué pasa con las puertas aquí arriba? Los demonios no salen a mucha velocidad, pero ?vamos a dejar que sigan abiertas?

—Yo iré —dice William desde la puerta—. Las cerraré.

—?Cómo? —pregunta Pete.

—Con esto. —Se saca algo peque?o del bolsillo y lo agita. Un frasco de sangre.

La sangre de Sel. Estoy segura.

—No hace falta ser un demonio para cerrar o abrir una puerta.

Solo se necesita sangre de demonio. O sangre con una parte demoníaca, en este caso. —Se adelanta—. No tengo el radar de Sel, pero mis habilidades de curación me dan cierta intuición de dónde está el éter. Esto es lo mismo, pero a mayor escala. Russ, Felicity y Sarah me indicaran la dirección correcta. —Asiente hacia Alice—. Me llevaré a la vasalla Chen para mantener a los comunes alejados.

—No —dice Felicity con rotundidad—. Eres un gran luchador, pero ni siquiera estamos cerca de la medianoche, así que no tienes la fuerza de Gawain. ?Y si te hieren? Eres nuestro único sanador.

El labio de William se curva hacia arriba.

—No, no lo soy. Whitty ya es un buen aprendiz. Está en la enfermería ahora mismo terminando con Tor. Lo que voy a hacer es diez veces más seguro que entrar a los túneles a buscar el ogof. Si te preocupa que quede alguien para curaros, entonces no quieres que baje ahí. Es mejor que me quede aquí fuera. —Sonríe—. Si Sel vuelve, le diré dónde habéis ido y os lo mandaré como el pu?etero Gandalf el Blanco. Irá bien, lo prometo.

Russ coloca una mano en la mu?eca de su descendiente.

Felicity hace una minúscula inclinación de barbilla. Una conversación silenciosa tiene lugar entre los dos antes de que la chica suspire y se vuelva hacia William.

—De acuerdo.

Antes de que se marchen, aparto a Alice.

—No los verás venir. Si William dice que corras, corre.

Asiente, con la boca apretada.

—?Estarás bien?

—Sí.

—?Lo dices en serio?

La atraigo en un abrazo.

—Lo digo en serio.

Antes de separarnos, me agarra del brazo.

—Haz que paguen, Matty.



*

Russ solo necesita un giro de mu?eca para romper la cerradura de la puerta de la sala de armas oculta. Oculta para mí, al menos.

—A los feudatarios no les gusta que les toquemos los juguetes, es decir, las armas reales que no se desvaneces después de una pelea, pero el candado siempre me ha hecho gracia. —Tira de la puerta hacia atrás para dejarnos entrar—. La verdad, es insultante.

?Se olvidan de los rasgos que hemos heredado?

—Lamorak es conocido por su temperamento y su sabiduría — dice Felicity al cruzar la puerta—. Creo que esperaban que prevaleciera lo segundo.

—?Qué tiene eso de divertido? —dice Russ y gui?a un ojo mientras entra.

Los descendientes y escuderos vinculados, Russ y Felicity, Fitz y Evan, Pete y Greer, e incluso Whitty, con la ayuda de William, usarán armas de éter en los túneles. Sin embargo, Vaughn y yo no somos legendborn, así que necesitamos armas reales.

Dudo delante del estante de acero brillante y madera pesada y pulida. Hay espadas, por supuesto, pero algunas tienen formas que no he visto usar antes. Sables curvos, catanas, espadas cortas e incluso un grueso machete. También hay una balda de dagas de diferentes longitudes, un hacha de doble hoja y lo que Evan llama un hacha de Lochaber. En el otro extremo hay mazas, mayales y ballestas.

—Elige la espada —dice una voz brusca detrás de mí. Me sorprendo al mirar a Vaughn. Saca una espada para sí mismo y la empu?a, probando el peso—. Eres un desastre con las dagas y la lanza será difícil de usar en un espacio reducido. Eres pasable con la espada y con suerte no te cortarás el brazo —murmura antes de agachar la cabeza y volver a salir a la sala de entrenamiento.

Creo que es el mayor cumplido que podría haberme hecho.





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