Felicity y Russ vienen conmigo y empujan las puertas tras de mí.
Sarah ya ha pasado a toda velocidad junto a nosotros. Ni siquiera la he visto moverse.
Sel ya debe de haber unido al descendiente con su nuevo escudero, porque William y Whitty trabajan en acuerdo tácito sobre el cuerpo de la arquera en la mesa; William le pone las manos en la cabeza y Whitty mueve los dedos como si tocara un piano a centímetros del pecho y el estómago. Hablan sin mirarse, sin mirar a nadie. Tienen los ojos cerrados.
—Costillas rotas, hemorragia interna. Pulmón izquierdo perforado. Bazo y ri?ón izquierdo sesgados por la mitad. Joder.
—Explica la sangre en la cavidad oral. No hay lesiones en el cerebro o la columna cervical. —Whitty vacila—. No sé cómo…
—Yo lo haré.
William se mueve sin palabras a donde estaba su escudero y convoca el éter con los dedos hasta que rodea el torso de Tor como una cáscara brillante. Se aleja de nosotros y se sumerge en otro mundo dentro de su cabeza. Mueve la boca sin sonido, creo que habla galés otra vez y sus ojos se desplazan deprisa bajo los párpados como si estuviera en fase REM.
—?Qué ha pasado? —pregunta Felicity a Sarah, que se cierne sobre la figura inmóvil de Tor con las manos temblorosas en la boca.
—Debí estar allí —dice, con la voz temblorosa—. Debería haber sido yo. Es mi trabajo.
—Sarah, cielo. —Felicity le agarra el hombro de la chica más bajita. Sarah se estremece, pero encuentra a Felicity con la mirada perdida y se centra poco a poco—. Cuéntanos qué ha pasado.
Sarah lo intenta varias veces antes de que le salgan las palabras.
—Un… Un zorro, creo. Algo que robó el éter de Sel y debilitó nuestras armaduras. Lo teníamos rodeado, pero entonces apareció un puma.
—?Un puma infernal? —exclama Russ—. ?Qué cojones?
Felicity lo silencia con la mirada
—?Qué pasó entonces?
Sarah parpadea.
—Tor fue la primera en oírlo. Quiso disparar una flecha, pero era demasiado rápido. Tanto como nosotras. Saltó y pensé que iba a abrirla en canal justo delante de mí. —Sarah solloza. La cara se le ha puesto blanca como la nieve fresca y los hombros le tiemblan sin control.
—Ponla en la mesa —ordena Whitty, que ya se dirige a la otra camilla de la sala. Russ la levanta como si fuera de papel y la deja con cuidado en la superficie plana. Whitty le agarra la mano y el cuerpo se le queda sin fuerzas, pero sus ojos y su expresión permanecen alerta. Una inyección calmante de éter, directa al sistema.
—?Dónde está Sel? —pregunta Russ con cuidado y la voz cargada de tensión contenida.
—Me mandó de vuelta con Tor. Dijo que se las arreglaría solo.
Felicity jadea a mi lado y a mí se me corta la respiración. Sel es bueno. Es más que bueno, pero si ha unido a Whitty y a William, tal vez también a Greer y Pete… Es posible que esté demasiado intoxicado para luchar.
—Sel dijo… —Sarah gime en voz baja. Intenta incorporarse, pero Whitty la aprieta el hombro con afecto. Escudri?a la habitación con angustia hasta que me encuentra—. Dijo que cree que lord Davis quiere forzar a Arturo a aparecer.
Russ levanta la cabeza.
—?Qué significa eso?
—Davis quiere que Arturo llame a Nick —explico—. Pero tal vez no está funcionando.
Reúno a todos los que aún están en pie en la sala al fondo del pasillo, junto con Alice, y les cuento por qué he venido y lo que sé.
Lo que Sel y yo encontramos, lo que lord Davis me hizo y lo que dijo que haría si su hijo se negaba a reclamar el trono.
Me preocupa que no crean las partes de la historia que Sel y yo descubrimos en casa de Davis, dada la precaria situación del título del merlín, pero los legendborn confían en él más de lo que cree.
Ayuda que Sarah haya transmitido su mensaje y que hubiera tantos testigos de la discusión de Nick con su padre.
Algunos de ellos, además, también han llegado a confiar en mí.
Russ habla el primero, con la frustración apenas controlada en la voz.
—?Cómo es que lord Davis ha roto sus juramentos? Ha hecho el primer juramento, el Juramento de Servicio y quién sabe cuáles más.
William hace una mueca.
—Todos los juramentos se reducen a un mismo compromiso común, estar al servicio de la misión de la Orden. Si la lógica de lord Davis es tan retorcida, podría ser que, desde su perspectiva, sus intenciones estén al servicio de la misión. O tal vez su mago del rey lo ha protegido de alguna manera de los efectos de los juramentos. Un maestro merlín sabría más del tema.
—?Y cómo van a llamar a Nick? —dice Felicity—. El descendiente de Lancelot está en el Norte y sigue inactivo.
—Hasta donde sabemos —interviene Fitz—. Tal vez Davis también se haya ocupado de eso, o tiene aliados. Tal vez la reunión de los Regentes en el Norte de la semana pasada era solo una tapadera.
William se pasa una mano por la cara.
—O el chico del Norte no ha despertado, pero amenazar al descendiente de Arturo obligará a Lancelot a llamar al suyo.
—?Da lo mismo! —Russ lanza las manos al aire—. No importa si Davis pretende forzar las llamadas, porque los demonios que ha dejado cruzar son muy reales. ?A qué espera Arturo?
—?Podría Nick contenerlo? —pregunto a William mientras pienso en la confesión que me hizo sobre intentar que no lo llamase y el deseo de evitar Camlann a toda costa—. ?Sería posible?
William parpadea.
—No. Ha habido descendientes que han querido resistir la Llamada antes, pero todos han fracasado. —Se rasca la cabeza—.
Quiero decir, tal vez otros caballeros tendrían alguna posibilidad, pero la fuerza vital que se necesitaría para detener la llamada de Arturo…
—Si alguien puede, ese es Nick —dice Evan desde donde está apoyado en la pared del fondo—. Sobre todo si quiere convencer a su padre de que no inicie Camlann. Mientras tanto, tendrá fe que seamos capaces de ocuparnos de los demonios. Y lo somos, ahora que tenemos a dos parejas más vinculadas. Sin embargo, hay otra variable. —Me mira a mí—. Nick está enamorado de Bree.
Me arden las mejillas.
—Eso no…
—Sí, claro que sí. —Evan sonríe y se aparta de la pared—. Toda la gala ha visto cómo te miraba. Davis ha hecho una mala jugada.
Pensó que Nick se creería que aceptarías ser su escudera para después abandonar. En vez de eso, el temperamento que siempre ha tenido bajo control por fin ha explotado. Apuesto a que está furioso. Enfadado, heroico y enamorado es una combinación formidable; aguantará la llamada de Arturo, sin duda.
Todos me miran y siento que voy a estallar en llamas. Me salvo del incendio interno cuando alguien golpea con mucha fuerza la puerta trasera.
—?Sel! —grita Felicity y vuelve a salir corriendo.