Humo yespejos

?Fanuel me miró fijamente. “No estoy seguro de que deba decírtelo. Todos los conceptos nuevos se consideran confidenciales hasta que les damos la forma definitiva en la que serán Pronunciados”.

 

?Sentí cómo me transformaba. No estoy seguro de cómo explicártelo, pero de pronto ya no era yo: era algo más grande. Me había transfigurado: yo era mi función.

 

?Fanuel era incapaz de cruzar su mirada con la mía.

 

?“Yo soy Ragüel, la Venganza del Se?or —le dije—. Sirvo al Nombre directamente. Es mi misión descubrir la naturaleza de este hecho e infligir la Venganza del Nombre a aquellos que sean responsables. Mis preguntas deben ser respondidas.”

 

?El peque?o ángel tembló, y habló muy deprisa.

 

?“Carasel y su compa?ero estaban investigando Muerte. El cese de la vida. El fin de la existencia física y animada. Estaban reuniendo todos los datos. Pero Carasel siempre iba demasiado lejos en su trabajo… lo pasamos fatal con él cuando estaba dise?ando Inquietud. Eso fue cuando trabajaba en las Emociones…”

 

?“?Crees que Carasel murió para… para investigar el fenómeno?”

 

?“O porque le tenía intrigado. O porque llegó demasiado lejos en sus investigaciones. Sí —Fanuel dobló los dedos y se me quedó mirando con aquellos ojos que brillaban con tanta intensidad—. Espero que no le repitas nada de lo que te he dicho a ninguna persona no autorizada, Ragüel.”

 

?“?Qué hiciste cuando encontraste el cuerpo?”

 

?“Salía del Salón, como ya te he dicho, y allí estaba Carasel en la acera, mirando hacia arriba. Le pregunté qué estaba haciendo y no me contestó. Entonces, advertí el fluido interno y me di cuenta de que Carasel parecía que no podía, más que no quería, hablar conmigo.”

 

?“Me asusté. No sabía qué hacer.”

 

?“El ángel Lucifer se me acercó por detrás. Me preguntó si había algún problema. Se lo dije. Le ense?é el cuerpo. Y entonces… entonces su Aspecto se apoderó de él y estuvo en íntima comunión con el Nombre. Se iluminó con tanta fuerza…”

 

?“Luego dijo que tenía que ir a buscar a aquel cuya función abarcaba acontecimientos como éste y se marchó, me imagino que a buscarte.”

 

?“Y como ya se estaban ocupando de la muerte de Carasel, y su destino no era de mi incumbencia, volví al trabajo, habiendo ganado una perspectiva nueva —y sospecho que bastante valiosa— sobre los aspectos prácticos de Arrepentimiento”.

 

?“Estoy pensando en quitarle Muerte a la pareja de Carasel y Saracael. Tal vez se lo vuelva a asignar a Zefquiel, mi superior, si está dispuesto a encargarse de ello. Suele distinguirse en proyectos contemplativos.”

 

?Para entonces, había una cola de ángeles que esperaban para hablar con Fanuel. Me daba la sensación de que tenía casi todo lo que iba a conseguir de él.

 

?“?Con quién trabajaba Carasel? ?Quién habría sido el último en verle con vida?”

 

?“Podrías hablar con Saracael, supongo. Después de todo, él era su compa?ero. Ahora, si me disculpas…”

 

?Volvió a su multitud de ayudantes: para aconsejar, corregir, sugerir, prohibir.

 

El hombre hizo una pausa.

 

La calle estaba silenciosa; recuerdo el susurro bajo de su voz, el canto de un grillo en algún sitio. Un animal peque?o, un gato tal vez, o algo más exótico, un mapache o incluso un chacal, corría de sombra en sombra entre los coches aparcados al otro lado de la calle.

 

—Saracael estaba en la más alta de las galerías del entresuelo que rodeaban el Salón de la Existencia. Como he dicho, el universo estaba en medio del Salón y destellaba y centelleaba y brillaba. Y se erguía hasta muy alto…

 

—El universo que has mencionado, ?qué era, un diagrama? —pregunté, interrumpiendo por primera vez.

 

—No exactamente. Algo así. Más o menos. Era un plano; pero era de tama?o natural y estaba colgado en el Salón, y todos los ángeles daban vueltas a su alrededor y no dejaban de toquetearlo. Hacían cosas con la Gravedad y Música y Klar y todo eso. En realidad no era el universo, aún no. Lo sería, cuando estuviera terminado y llegase la hora de que le pusieran un Nombre como es debido.

 

—Pero… —traté de encontrar las palabras para expresar mi confusión. El hombre me interrumpió.

 

—Déjalo. Imagínatelo como un modelo si eso te resulta más fácil. O un mapa. O un… ?cuál es la palabra? Prototipo. Sí. Un universo Ford modelo T —sonrió—. Tienes que comprender que mucho de lo que te estoy contando ya lo estoy traduciendo; lo estoy diciendo de modo que lo entiendas. De lo contrario, ni siquiera podría contarte la historia. ?Quieres oírla?

 

—Sí —no me importaba si era verídica o no; era una historia que necesitaba oír hasta el final.

 

—Bien. Entonces calla y escucha.

 

?Así que me encontré con Saracael en la galería más alta. No había nadie más por allí, sólo él y algunos papeles y algunos modelos peque?os y brillantes.

 

?“He venido por lo de Carasel”, le dije.

 

?Me miró. “Carasel no está aquí en estos momentos —dijo—. Supongo que no tardará en volver”.

 

?Moví la cabeza para negar.

 

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