Dejé la mano del mortero apoyada en el vaso y lo aparté.
—Mi padre murió por mí —dije—. Si no llega a ser por mí y mi maldita enfermedad en la sangre, él todavía estaría aquí. Lo sé.
Su alargada cara se puso triste.
—En su mente seguro que pensaba que era culpa suya que estuvieses enferma.
Por supuesto, eso me hizo sentirme mucho mejor y me hundí allí mismo.
—Puede que solo fuesen amigos, como dijo tu madre —sugirió Nick.
—Y puede que el padre de Trent intentase chantajear a mi padre para que hiciese algo ilegal y murió porque no quiso hacerlo. —Al menos se había llevado al padre de Trent con él.
Nick estiró su alargado brazo para coger la foto que seguía en la encimera donde la había dejado caer.
—No lo sé —dijo con voz suave mientras la miraba—, a mí me parece que eran amigos.
Me sequé las manos en los vaqueros y me incliné para coger la foto. Arrugué los ojos escudri?ando la cara de mi padre. Oculté mis emociones y le devolví la foto.
—No me curé gracias a remedios naturales y hechizos. Me manipularon. —Era la primera vez que lo decía en voz alta y se me hizo un nudo en el estómago.
—Pero estás viva —dijo Nick.
Me di la vuelta y medí seis vasos de agua de manantial que repiqueteó con fuerza al verterla en mi caldero de cobre grande.
—?Y qué pasa si alguien se entera? —pregunté, incapaz de mirarlo—. Me detendrían y me confinarían a una isla helada como si tuviese la lepra por miedo a que lo que me haya hecho pueda mutar hacia otra cosa e iniciar otra plaga.
—Oh, Rachel… —Nick se bajó del taburete. Me afané ansiosa en secar innecesariamente el vaso de medir. Nick se acercó a mí por detrás y me dio un abrazo antes de darme la vuelta para mirarme a la cara—. No eres ninguna plaga a punto de estallar —me dijo con tono zalamero mirándome a los ojos—. Si el padre de Trent curó tu enfermedad de la sangre, pues muy bien. Pero fue solo eso, te curó. No va a pasar nada, ?vale? Yo sigo aquí. —Sonrió—. Vivito y coleando.
Me sorbí la nariz y no me gustó comprobar que me molestaba tanto la idea.
—No quiero deberle nada.
—Y no se lo debes. Esto fue algo entre tu padre y el de Trent y eso suponiendo que de verdad pasase. —Noté sus manos cálidas en mi cintura Mis pies estaban entre los suyos; entrelacé los dedos tras su espalda y apoyé mi peso contra él—. Solo porque tu padre y el de Trent se conociesen no quiere decir nada —dijo.
Vale, pensé sarcásticamente. Nos soltamos a la vez y nos apartamos como a rega?adientes. Mientras Nick metía la cabeza en la despensa, comprobé mi receta para el medio de transferencia. El texto que tenía para vincular a un familiar estaba en latín, pero conocía los nombres científicos de las plantas lo suficiente como para seguirlo. Esperaba que Nick me ayudase con los ensalmos.
—Gracias por hacerme compa?ía —dije sabiendo que ma?ana tenía turno de media jornada en la universidad y el turno de noche en el museo. Si no se iba pronto no podría dormir nada antes de irse a trabajar.
Nick miró hacia el pasillo oscuro desde su taburete con una bolsa de patatas Iritas en la mano.
—Me gustaría estar aquí, cuando vuelva Ivy. ?Por qué no pasas la noche en mi casa?
Curvé los labios con una sonrisa.
—Estaré bien. No volverá a casa hasta que se haya calmado. Pero si te vas a quedar un rato, ?por qué no me dibujas unos pentagramas?
El crujido de la bolsa de plástico cesó. Nick miró el papel negro y la tiza plateada sospechosamente apilados en la encimera y luego me miró a mí. Un brillo de regocijo iluminó sus ojos y terminó de enrollar los bordes de la bolsa.
—No pienso hacerte los deberes, Ray-ray.
—Ya sé cómo son —protesté mientras echaba en el caldero los pelos que me había recortado y lo removía con la cuchara de cerámica hasta que se hundieron—. Te prometo que los copiaré yo sola luego, pero si no los entrego ma?ana, me suspenderá y Edden me deducirá el precio de la matrícula de mis honorarios. No es justo, Nick. ?La profe me tiene manía!
Nick se comió una patata con aire escéptico.
—?Te los sabes? —Asentí y se limpió la mano en el vaquero antes de acercarse mi libro de clase—. A ver —me retó, inclinando el libro para que no pudiese verlo—, ?cómo es un pentagrama de protección?
Dejé escapar el aire con un resoplido de alivio y a?adí la decocción de sanícula que había preparado antes.
—Es la estrella estándar con dos líneas entrelazadas en el círculo exterior.
—Vale… ?y la de la adivinación?
—Con lunas llenas en las puntas y una banda de Moebius en el centro indicando equilibrio.
El brillo de regocijo en los ojos de Nick se tornó en sorpresa.
—?Invocación? —me espetó.
Sonreí y vertí el geranio salvaje machacado en la cocción. Los trocitos verdes se quedaron flotando como si el agua fuese gel. Bien.
—?Cuál? ?El de invocación de un poder interno o el de una entidad física?