El bueno, el feo yla bruja

Exhalé lentamente asumiendo mis nuevas perspectivas. Podría irme y enfrentarme a todos los vampiros lujuriosos con los que me encontrase, o podía quedarme bajo el manto protector de Ivy con la esperanza de no tener que enfrentarme nunca a ella. Como mi padre solía decir: ?más vale malo conocido que bueno por conocer?.

 

—En la finca de Trent, ayudando a Glenn —dije cogiendo otra galleta con los dedos temblorosos. Decidí quedarme. Teníamos un acuerdo. ?O acaso tenía Nick razón en que en realidad yo quería que me mordiese pero no podía aceptar que mis ?preferencias? se hubiesen desviado ligeramente? Seguro que era por lo primero—. Estoy fuera del caso. Encontré un cadáver y se corrió la voz de que había una bruja ayudando a la AFI.

 

Me miró por encima del monitor que estaba entre ambas con sus finas cejas arqueadas.

 

—?Has encontrado un cadáver? ?En la finca de Trent? Estás de broma.

 

Asentí dejándome caer sobre la mesa, incapaz de ahondar con más profundidad en mi psique por ahora. Estaba demasiado cansada.

 

—Estoy casi segura de que es Dan Smather, pero da igual. Glenn está más tenso que un pixie en una habitación llena de ranas, pero Trent se va a librar. —Mis pensamientos pasaron de lo que iba a hacer respecto a Ivy al recuerdo del cuerpo mutilado de Dan atado a la silla—. Trent es demasiado listo como para dejar nada que lo relacione con el cadáver —dije—. Para empezar, no entiendo por qué estaba en su propiedad.

 

Ivy asintió devolviendo su atención a la pantalla.

 

—Quizá lo pusiese él allí.

 

Torcí el gesto.

 

—Eso es lo que piensa Glenn, que Trent es el asesino pero que quería que lo descubriésemos, sabiendo que no podríamos relacionarlo con él y haciendo que sea el doble de difícil atraparlo si más tarde comete algún error. Eso encaja con la reacción de Sara Jane. Ella no conoce a Dan Smather mejor que al chico de reparto, pero hay algo… —titubeé intentando expresar mis sensaciones con palabras—. Hay algo que no encaja. —Me acordé de la foto que me había dado. Era la misma foto que había encima de la tele de Dan. Debí haberme dado cuenta entonces de que su noviazgo era falso.

 

Empezaba a dudar de mi propia creencia reforzada por el rencor de que Trent fuese el responsable de los asesinatos y eso me resultaba alarmante. Trent era capaz de asesinar, lo había visto con mis propios ojos, pero el cuerpo, desangrado y mutilado atado a una silla no se parecía en nada a la muerte limpia y rápida que le había provocado a su genetista jefe la primavera pasada. Cogí otra galleta mientras pensaba. Le di un mordisco y me levanté para rebuscar en la nevera algo para la cena mientras dejaba que mi subconsciente le fuese dando vueltas. Quizá podría cocinar algo especial. Hacía mucho tiempo que no hacía más que abrir cajas y calentar algo en la sartén.

 

Miré a Ivy sintiéndome culpable y aliviada al mismo tiempo. No me extra?aba que pensase que quería algo más que una compa?era de piso. En parte era culpa mía; en gran parte.

 

—?Y qué hizo Trent cuando encontraste el cadáver? —me preguntó Ivy accionando su ratón mientras comprobaba sus foros—. ?Algún gesto de culpabilidad?

 

—Ah, no —dije apartando mis incómodos sentimientos a un lado mientras sacaba unas hamburguesas del congelador y las dejaba caer con un sonido metálico en el fregadero—. Y pareció sorprenderse ligeramente no porque encontrase el cadáver, sino porque fuese el de Dan. Por eso no me convence la idea de que lo pusiese él allí para cubrirse las espaldas. Sabe más de lo que cuenta, eso está claro. —Miré por la ventana hacia el jardín iluminado por el sol y los brillos de las alas de los ni?os de Jenks que espantaban a un colibrí de paso entre las últimas lobelias. Seguro que estaba de paso o Jenks lo habría matado antes que dejar que la competencia pusiese un pie en su jardín. Mientras los ni?os gritaban y chillaban coordinándose para echar al desventurado pájaro, mis pensamientos regresaron a la preocupación que Trent había dejado entrever cuando encontré la línea luminosa que atravesaba su oficina. Estaba más disgustado por eso que por mi hallazgo del cadáver de Dan.

 

La línea luminosa, ahí era donde se escondía la verdadera cuestión. Sentí un hormigueo en los dedos al girarme para secarme la escarcha de las hamburguesas en un pa?o en lugar de en mi traje. Miré de nuevo por la ventana y me pregunté si llamaría más la atención al cerrarla o si debía arriesgarme y esperar que los ni?os de Jenks estuviesen demasiado ocupados como para escucharnos a hurtadillas. Ivy se apartó de su pantalla al ver mis repentinos disimulos. Jenks era un bocazas y no quería que supiese nada acerca de mis sospechas sobre la ascendencia de Trent. Lo iría soltando por ahí y Trent alquilaría una avioneta para rociar ?accidentalmente? con agente naranja la manzana entera para detener los rumores.

 

Elegí la opción intermedia y corrí las cortinas y me quedé junto a la ventana desde donde podría ver las sombras de las alas de los pixies si alguno revoloteaba demasiado cerca como para oírnos.

 

—Tren tiene una línea luminosa en su oficina —dije en voz baja.

 

Ivy se me quedó mirando bajo la luz azulada.

 

—?En serio? ?Qué probabilidades hay de que pase eso?

 

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