El bueno, el feo yla bruja

La expresión de Trent se heló al oír entrechocar mi amuleto.

 

—Guarde su amuleto de la verdad, se?orita Morgan —me acusó—. He dicho que contestaré gustoso a las preguntas del capitán Edden, no que me sometería a un interrogatorio. La orden es para registrar e incautar, no para un contrainterrogatorio.

 

—Morgan —dijo Edden entre dientes extendiendo su gruesa mano—, ?dame eso!

 

Hice una mueca, me limpié el dedo y le entregué el amuleto. Edden se lo guardó en un bolsillo.

 

—Mis disculpas —dijo con su rostro redondo tenso—, la se?orita Morgan es muy tenaz en su deseo por encontrar a la persona o personas responsables de tantas muertes. Tiene una peligrosa… —dijo mirándome— tendencia a olvidar que tiene que moverse dentro de los parámetros legales.

 

El fino pelo de Trent se movió empujado por la corriente del tubo de ventilación. Al percatarse de que lo miraba, se pasó la mano por la cabeza con un gesto irritado.

 

—Sus intenciones son buenas.

 

?Cómo podía ser tan condescendiente? Enfadada, dejé caer el bolso en el suelo con un golpe seco.

 

—Las de la doctora Anders también lo eran —dije—. ?La mató cuando rechazó su oferta de trabajo?

 

Jonathan se puso tenso y las manos de Edden se retorcieron como si intentase mantenerlas en su regazo, alejadas de mi cuello.

 

—No pienso advertírtelo otra vez, Rachel… —rugió.

 

Sin embargo, la sonrisa de Trent no vaciló ni un segundo. Estaba enfadado e intentaba disimularlo. Me alegraba poder demostrar mis sentimientos abiertamente, era mucho más satisfactorio.

 

—No, no pasa nada —dijo Trent entrelazando sus dedos e inclinándose para apoyar las manos sobre la mesa—. Si con eso la se?orita Morgan deja de pensar que soy capaz de perpetrar semejantes crímenes monstruosos, estaré encantado de relatarles lo que hablamos anoche. —Aunque le hablaba a Edden, su mirada no se apartó de mí—. Hablamos de la posibilidad de que yo patrocinase sus investigaciones.

 

—?Investigaciones sobre líneas luminosas?

 

Trent cogió un lápiz y le dio vueltas, dejando entrever su incomodidad. Debería aprender a abandonar ese gesto.

 

—Sí, líneas luminosas —admitió—, algo que tiene poco valor práctico, pero que satisface mi curiosidad, nada más.

 

—Creo que le ofreció un empleo —dije— y que cuando lo rechazó ordenó que la matasen, igual que al resto de brujos de líneas luminosas de Cincinnati.

 

—?Morgan! —exclamó Edden irguiéndose en la silla—. Vete a esperarme en la furgoneta. —Levantándose le dedicó a Trent una mirada de disculpa—. Se?or Kalamack, lo siento mucho. La se?orita Morgan está completamente fuera de lugar y no habla en nombre de la AFI en sus acusaciones.

 

Me giré en la silla para mirarlo de frente.

 

—Eso es lo que intentó hacer conmigo. ?Por qué iba a ser diferente con la doctora Anders?

 

La cara de Edden se tornó roja detrás de sus peque?as gafas redondas. Apreté la mandíbula y me preparé para refutarle lo que dijese. Tomó aire con gesto enfadado y lo dejó escapar cuando oímos unos golpecitos en la puerta. Jonathan la abrió y dio un paso atrás para que pasase Glenn, quien hizo una breve inclinación de cabeza hacia Trent como saludo. Por su actitud encorvada y su expresión furtiva deduje que el registro no iba nada bien. Le murmuró algo a Edden. El capitán frunció el ce?o y le gru?ó una respuesta. Trent observaba el intercambio con interés a la vez que su ce?o se alisaba y la tensión de sus hombros se liberaba. Dejó a un lado el lápiz y se reclinó en su asiento.

 

Jonathan se acercó hasta Trent y apoyó la mano en la mesa al inclinarse para susurrar algo al oído de su jefe. Mi atención pasó de la sonrisa condescendiente de Jonathan al ce?o fruncido de Edden. Trent iba a salir de esta como un ciudadano indefenso ante la brutalidad de la AFI. Maldición.

 

Jonathan se irguió y los ojos verdes de Trent se cruzaron con los míos, ligeramente burlescos. La voz de Edden me sonó áspera al pedirle a Glenn que Jenks examinase de nuevo los jardines. Trent iba a salirse de rositas. Había matado a esa gente y ?se iba a librar!

 

La frustración me embargó cuando Glenn me dedicó una mirada de impotencia y se marchó, cerrando la puerta tras de sí. Sabía que mis amuletos eran buenos, pero puede que no sirviesen de nada si Trent usaba magia de líneas luminosas para esconder a la doctora Anders. Me quedé pensativa por un momento. ?Magia de líneas luminosas? Si la ocultaba con magia de líneas luminosas, podría encontrarla usando lo mismo.

 

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