El Código Enigma

—Quizá.

 

—Las bombes fueron adaptadas, por Turing, Welchman y otros, a partir de un dise?o de criptoanalistas polacos. Consisten en tambores rotatorios que prueban muchas de las posibles claves Enigma a gran velocidad. Estoy seguro de que el profe podrá explicárselo. Pero lo importante es que tienen esos enormes tableros perforados por detrás, como centralitas telefónicas, y algunas de nuestras chicas tienen como trabajo introducir las clavijas correctas en los huecos correctos y reconectarlas cada día. Requiere buena vista, atención cuidadosa y altura.

 

—?Altura?—Apreciará que las chicas a las que se les ha asignado ese trabajo son excepcionalmente altas. Si los alemanes llegasen a obtener los registros de personal de Bletchley Park, y dispusiesen las alturas en un histograma, verían una curva de campana normal, representando a la mayor parte de los trabajadores, con una protuberancia anormal, que representa a la población excepcional de chicas altas que hemos traído para operar las clavijas.

 

—Sí, comprendo —dice Waterhouse—, y alguien como Rudy, el doctor von Hacklheber, notaría la anomalía y se preguntaría la causa.

 

—Exacto —dice Chattan—. Y entonces sería parte del trabajo del Destacamento 2702, el grupo Ultra Mega, sembrar información falsa que alejase a su amigo Rudy del rastro. —Chattan se aparta de la ventana, camina hasta el escritorio y abre una gran caja de cigarrillos llena de munición fresca. Le ofrece uno a Waterhouse con un gesto diestro de la mano, y éste lo acepta, sólo por educación. Mientras Chattan se lo enciende, mira por entre la llama a los ojos de Waterhouse y dice—: Se lo pregunto a usted. ?Qué haría para ocultarle a su amigo Rudy que aquí tenemos a muchas chicas altas?

 

—?Dando por supuesto que ya tiene los registros de personal?

 

—Sí.

 

—En ese caso, es demasiado tarde para ocultar nada.

 

—Concedido. Asumamos en su lugar que tiene algún canal de información que le está pasando esos registros, unos pocos cada vez. Ese canal todavía está abierto y en funcionamiento. No podemos cerrarlo. O quizá decidimos no cerrarlo, porque incluso la ausencia de ese canal podría indicarle a Rudy algo importante.

 

—Bueno, entonces —dice Waterhouse— creamos algunos registros de personal falsos y los introducimos en el canal.

 

Hay una peque?a pizarra colgada de la pared de la oficina de Chattan. Es un palimpsesto no muy bien borrado; el personal de limpieza debe tener órdenes estrictas de no limpiarla nunca para evitar que se pierda algo importante. Mientras se acerca, puede ver restos de cálculos viejos amontonados unos sobre otros, desvaneciéndose en el negro como transmisiones de luz blanca que se propagan en el espacio profondo.

 

Reconoce la letra de Alan por todas partes. Debe hacer un esfuerzo físico para no detenerse y reconstruir los cálculos de Alan a partir de los fantasmas que quedan sobre la pizarra. Escribe encima con renuencia.

 

Waterhouse marca una abscisa y una ordenada sobre la pizarra, y luego, con un movimiento amplio, una curva de campana. Sobre la curva, a la derecha del pico, a?ade una peque?a protuberancia.

 

 

 

 

 

—Las chicas altas —explica—. El problema es esta muesca. Se?ala el valle entre el pico principal y la protuberancia. Luego dibuja un nuevo pico lo suficientemente alto y ancho para cubrirlos a los dos:

 

 

 

 

 

—Podemos hacerlo sembrando registros personales falsos en el canal de Rudy, dando alturas que son mayores que la media total, pero más cortas que las chicas bombe.

 

—Pero ahora se ha metido en otro atolladero —dice Chattan. Está recostado sobre la silla giratoria, sosteniendo el cigarrillo frente a la cara, mirando a Waterhouse por entre una nube de humo inmóvil.

 

Waterhouse dice:

 

—La nueva curva tiene mejor aspecto porque he rellenado el hueco, pero realmente no tiene forma de campana. No termina bien, en los bordes. El doctor von Hacklheber se dará cuenta. Comprenderá que alguien ha estado alterando el canal. Para evitar que eso suceda, tendría que sembrar más datos falsos, dando algunos valores inusualmente grandes y peque?os.

 

—Inventar chicas falsas que sean excepcionalmente altas o bajas —dice Chattan.

 

 

 

 

 

—Sí. Eso haría que la curva de campana terminase correctamente.

 

Chattan sigue mirándole expectante.

 

Waterhouse dice:

 

—Por tanto, a?adir un peque?o número de lo que en otras circunstancias serían extra?as anomalías hace que todo parezca perfectamente normal.

 

—Como le he dicho —dice Chattan—, nuestro equipo se encuentra en el norte de áfrica, incluso mientras hablamos, ensanchando la curva de campana. Haciendo que todo parezca perfectamente normal.

 

 

 

 

 

Carne

 

 

 

 

Neal Stephenson's books