El Código Enigma

La noche del comienzo de la guerra, Bobby Shaftoe se había asegurado en primer lugar de devolver a Glory al seno de su familia.

 

Los Altamira viven en el vecindario de Malate, a un par de millas al sur de Intramuros, y no demasiado lejos del lugar donde Shaftoe acaba de tener su media hora de Glory junto al rompeolas. La ciudad es una locura, y es imposible conseguir un coche. Marineros, marines y soldados salen disparados de bares, clubes nocturnos y salas de baile y piden taxis en grupos de cuatro o seis; una locura igual que Shanghai una noche de sábado; como si la guerra ya estuviese aquí. Shaftoe acaba llevando a Glory en brazos medio camino a casa, porque los zapatos de ella no están hechos para caminar.

 

La familia Altamira es tan amplia que casi constituye un grupo étnico por sí sola, y todos ellos viven en el mismo edificio; prácticamente en la misma habitación. En una o dos ocasiones Glory ha empezado a explicarle a Bobby Shaftoe cómo se relacionan. Actualmente hay bastantes Shaftoe —en su mayoría en Tennessee— pero el árbol familiar de los Shaftoe todavía cabe en un cuadro decorativo de punto de cruz. La familia Shaftoe es al clan Altamira lo que una única y alienada planta es a una selva. Las familias filipinas, además de ser gigantescas y católicas, están extremadamente interconectadas por relaciones de padrinos y ahijados, como lianas extendidas de rama en rama y de árbol en árbol. Si le preguntan, Glory está encantada, incluso deseosa, de hablar sin parar durante seis horas sobre cómo los Altamira están emparentados unos con otros, y eso sólo para dar una visión general. El cerebro de Shaftoe siempre se desconecta después de los primeros treinta segundos.

 

La lleva al apartamento, que siempre se encuentra en estado de tumulto histérico incluso cuando la nación no está sufriendo el ataque del Imperio de Nipón. A pesar de ello, la aparición de Glory, poco después del estallido de la guerra, transportada en brazos de un marine de los Estados Unidos, es recibida por los Altamira como si Cristo se hubiese materializado en medio del salón con la Virgen María cargada a la espalda. A su alrededor, mujeres de mediana edad caen de rodillas. como si aquel lugar estuviese lleno de gas mostaza. ?Pero lo hacen para gritar aleluya! Glory se apea con agilidad sobre los tacones altos, mientras las lágrimas exploran la excepcional geometría de sus mejillas, y besa a todos los miembros del clan. Los ni?os están todos despiertos, aunque son las tres de la ma?ana. Shaftoe ve un escuadrón de ni?os, de entre tres y diez a?os, armados todos con rifles y espadas de madera. Miran a Bobby Shaftoe, resplandeciente en su uniforme, y parecen completamente atónitos; podría meter una pelota de béisbol en la boca de cada uno de ellos desde el otro extremo de la habitación. Por el rabillo del ojo ve a una mujer de mediana edad, emparentada con Glory por una cadena de parentesco increíblemente compleja, y que ya tiene las marcas de los labios de Glory en la mejilla, en curso de colisión con él, completamente decidida a darle un beso. Sabe que debe abandonar el lugar inmediatamente o no saldrá nunca. Por tanto, ignora a la mujer, y sosteniendo la mirada de los ni?os pasmados, se pone firme y les dirige un saludo perfecto.

 

Los ni?os se lo devuelven, desigual, pero con un descaro fantástico. Bobby Shaftoe gira sobre los talones y sale de la habitación, moviéndose como si atacase con bayoneta. Cuenta con regresar al día siguiente a Malate, cuando las cosas se calmen un poco, para comprobar cómo está Glory y el resto de los Altamira.

 

No vuelve a verla más.

 

Se presenta en el barco y no se le conceden más permisos de tierra. Se las arregla para mantener una conversación con el Tío Jack, que se sitúa al lado en una peque?a motora el tiempo suficiente para gritarse algunas frases. El Tío Jack es el último de los Shaftoe de Manila, una rama de la familia iniciada por Nimrod Shaftoe de los Voluntarios de Tennessee. Nimrod recibió una bala en el brazo derecho cerca de Quingua, cortesía de un rebelde filipino. Recuperándose en un hospital de Manila, el viejo Nimrod, o ?Zurdo? como ya empezaban a llamarle, decidió que le gustaba el coraje de los filipinos; para matar a esa gente fue necesario inventar un nuevo tipo de arma personal ridiculamente potente (el Colt 45). No sólo eso, le gustaba la belleza de sus mujeres. Rápidamente licenciado del servicio, descubrió que la paga por invalidez daba para mucho en la economía local. Montó un negocio de exportación en el río Pasig, se casó con una mujer medio espa?ola y tuvo un hijo (Jack) y dos hijas. Las hijas acabaron en Estados Unidos, de regreso a las monta?as de Tennessee que habían sido el hogar ancestral de todos los Shaftoe desde que se habían liberado del abuso de los contratos de servidumbre en el siglo XVIII. Jack se quedó en Manila y heredó el negocio de Nimrod, pero no se casó nunca. Para los niveles de Manila, gana una cantidad de dinero bastante apreciable. Siempre ha sido una extra?a combinación de comerciante marino y dandy perfumado. él y el se?or Pascual llevan toda la vida haciendo negocios juntos, que es el motivo por el que Bobby Shaftoe conoce al se?or Pascual, y llegó á conocer a Glory.

 

Cuando Bobby Shaftoe repite los últimos rumores, el rostro del Tío Jack se viene abajo. Nadie está dispuesto a enfrentarse al hecho de que pronto estarán siendo asediados por los nipos. Sus siguientes palabras deberían haber sido: ?Mierda, salgo pitando de aquí, te enviaré una postal desde Australia.? Pero en lugar de eso, dice algo como:

 

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