Se le ofrecen varias opciones para LONGITUD DE LA CLAVE: 768 bits, 1024,1536, 2048, 3072, u Opcional. Randy elige la última opción y luego, con cansancio, teclea 4096.
Incluso romper una clave de 768 bits requiere vastos recursos. Si se a?ade un bit, para hacerla de 769 bits, el número de claves posibles se duplica, y el problema se vuelve mucho más difícil. Una clave de 770 es aún más difícil, y así sucesivamente. Usando claves de 768 bits, Randy y Avi podrían mantener sus conversaciones en secreto para casi todas las entidades del mundo durante los próximos a?os. Una clave de 1024 bits sería astronómicamente más difícil de romper.
Algunas personas llegan al punto de usar claves de 2048 e incluso 3072 bits de longitud. Eso detendría a los mejores descifradores del mundo durante periodos de tiempo astronómicos, excluyendo la invención de alguna tecnología fantástica como los ordenadores cuánticos. La mayor parte del software de cifrado —incluso el escrito por expertos criptográficos extremadamente preocupados por la seguridad— no puede siquiera manejar claves más largas. Pero Avi insiste en usar Ordo, que por lo general se considera el mejor software de cifrado del mundo, porque puede manejar claves de longitud ilimitada… siempre que no te importe esperar a que calcule todos los números.
Randy empieza a teclear. No se molesta en mirar a la pantalla; mira por la ventana los focos de los jeepneys y los camiones. Está empleando una única mano, limitándose a golpear ligeramente en el teclado.
En el interior del ordenador de Randy hay un reloj preciso. Cuando pulsa una tecla, Ordo usa ese reloj para anotar el momento exacto, con precisión de microsegundos. Pulsa una tecla a las 03:05:56,935788 y otra a las 03:05:57,290664, o 0,354876 segundos más tarde. Pulsa otra 0,372307 segundos más tarde. Ordo registra todos esos intervalos y elimina los dígitos más significativos (en este ejemplo, el 0,35 y el 0,37) porque esas partes tenderán a ser similares en una pulsación y la siguiente.
Ordo quiere azar. Sólo quiere los dígitos menos significativos, digamos, el 76 y el 07 justo al final de los números. Quiere un buen montón de números al azar, y quiere que haya mucho, mucho azar. Está tomando números más o menos al azar y pasándolos por una función hash que a?ade todavía más azar. Ejecuta rutinas estadísticas sobre los resultados para asegurarse de que no contienen estructuras ocultas. Su ansia de azar es asombrosamente alta, y no dejará de pedirle a Randy que pulse el teclado hasta que no esté satisfecho.
Cuanto más larga es la clave que quieres generar, más largo es el proceso. Randy intenta generar una ridículamente larga. Le ha comentado a Avi, por medio de un mensaje cifrado, que si cada una de las partículas de materia del universo pudiese emplearse para construir un único superordenador cósmico, y ese ordenador trabajase en intentar romper la clave de cifrado de 4096 bits, le llevaría más tiempo que toda la vida estimada del universo.
—Empleando la tecnología actual —le respondió Avi—, eso es cierto. Pero ?qué hay de los ordenadores cuánticos? ?Y si se desarrollan nuevas técnicas matemáticas que simplifiquen la factorización de grandes números?
—?Cuánto tiempo quieres que sean secretos esos mensajes? —le preguntó Randy en el último mensaje antes de abandonar San Francisco—. ?Cinco a?os? ?Diez a?os? ?Veinticinco a?os?
Después de llegar al hotel esa tarde, Randy descifró y leyó la respuesta de Avi. Todavía la tiene colgada frente a los ojos, como la imagen remanente de un flash.
Quiero que sigan siendo secretos mientras los hombres sean capaces del mal.
El ordenador lanza un pitido al fin. Randy deja descansar la mano cansada. Ordo le informa amablemente que puede que esté ocupado durante un rato, y luego se pone a trabajar. Está buscando en el cosmos de los números puros, buscando dos grandes primos que puedan multiplicarse entre sí para producir un número de 4096 bits de longitud.
Si quieres que tus secretos sigan siéndolo más allá del fin de tu vida, debes ser un futurista. Debes anticipar qué velocidad alcanzarán los ordenadores durante ese periodo. También debes estudiar la política. Porque si el planeta entero se convirtiese en un estado policial obsesionado con recuperar viejos secretos, puede que se dediquen vastos recursos al problema de factorizar grandes números compuestos.
Por tanto, en esencia, la longitud de la clave que empleas es por sí misma una especie de código. Un espía del gobierno que supiese de qué va el asunto, al darse cuenta de que Randy y Avi emplean una clave de 4096 bits, podría llegar a alguna de las siguientes conclusiones:
Avi no sabe lo que está haciendo. Esta conclusión puede desestimarse, investigando algunos de sus logros pasados. O,
Avi sufre paranoia clínica. También puede desestimarse con un poco de investigación. O,
Avi es extremadamente optimista en lo que respecta al desarrollo futuro de la tecnología de ordenadores, o pesimista en lo que respecta a la situación política, o ambas cosas. O,
Avi planifica con un horizonte que se extiende durante periodos de tiempo superiores al siglo.