El Código Enigma

CRDB significa Conjunto Redundante de Discos Baratos; es una forma de almacenar grandes cantidades de información de forma barata y fiable, y exactamente lo que quieres tener en un refugio de datos.

 

—Por tanto, seguimos limpiando algunas de las otras cámaras —sigue diciendo Tom—. Hemos descubierto algo aquí abajo, y pensé que te parecería interesante. —Se vuelve y comienza a descender por la escalera—. ?Sabes que los japoneses usaron estas cuevas como refugios antiaéreos durante la guerra?

 

Randy ha estado llevando en el bolsillo la página del mapa del libro fotocopiado. La despliega y la sostiene cerca de la bombilla. Exacto, incluye un sitio, en lo alto de la monta?a, con el texto:

 

ENTRADA A REFUGIO ANTIAéREO Y PUESTO DE MANDO

 

—?Y como puesto de mando? —dice Randy.

 

—Sí. ?Cómo lo sabes?

 

—Préstamo interbibliotecario —dice Randy.

 

—Nosotros no lo sabíamos hasta que llegamos aquí y encontramos todos esos viejos cables y basura eléctrica dispuesta por todas partes. Tuvimos que arrancarla para poder poner lo nuestro.

 

Randy comienza a bajar los escalones.

 

—Este pozo estaba lleno de rocas —dice Tom—, pero vimos cables que bajaban, y supimos que había algo al fondo.

 

Randy mira nervioso al techo.

 

—?Por qué estaba lleno de rocas? ?Hubo un desprendimiento?

 

—No —dice Tom—, lo hicieron los soldados japoneses. Arrojaron rocas al pozo hasta que lo llenaron. Una docena de nuestros trabajadores necesitaron dos semanas para sacar, a mano, todas las rocas.

 

—Bien, ?de qué eran los cables?

 

—Bombillas —dice Tom—, no eran más que cables eléctricos, nada de comunicaciones.

 

—Entonces, ?qué intentaban ocultar allá abajo? —pregunta Randy. Casi han llegado al pie de la escalera y ve que hay una cavidad del tama?o de una habitación.

 

—Míralo tú mismo —dice Tom, y le da a un interruptor.

 

La cavidad tiene más o menos el tama?o de un garaje para un solo coche, con un buen suelo llano. Hay una mesa, una silla y un archivador, todo de madera, cubierto de moho de cincuenta a?os de antigüedad. Y también hay un baúl de metal, de color verde militar, cubierto de caracteres nipones.

 

—Forcé el candado —dice Tom. Se acerca al baúl y abre la tapa. Está lleno de libros.

 

—?Esperabas encontrar lingotes de oro? —dice Tom, riéndose ante la expresión de la cara de Randy.

 

Randy se sienta en el suelo y se agarra los tobillos. Mira boquiabierto los libros que hay en el arcón.

 

—tpEstás bien? —pregunta Tom.

 

—Un deja vu muy, muy fuerte —dice Randy.

 

—?Por esto?

 

—Sí —dice Randy—, lo he visto antes.

 

—?Dónde?

 

—En el ático de mi abuela.

 

Randy encuentra el camino de vuelta por la red de cuevas hasta el aparcamiento. El aire cálido es agradable sobre la piel, pero para cuando ha llegado a la caravana de Epiphyte Corp. para devolver el casco y las botas, ya está sudando de nuevo. Se despide de las tres mujeres que trabajan allí, y una vez más se sorprende por lo atentas y lo solícitas que son. Luego recuerda que él no es un intruso cualquiera. Es un accionista y un directivo importante de la corporación que les da empleo: les paga o las oprime, elige lo que más te guste.

 

Se mueve por el aparcamiento, muy despacio, intentando no calentar demasiado el horno metabólico. Un segundo taxi se ha colocado junto al que espera por Randy, y los taxistas están asomados por las ventanillas disfrutando de la brisa.

 

Al acercarse al taxi, echa un vistazo a la entrada de la caverna. Enmarcado entre las oscuras fauces, y empeque?ecido por las formas monta?osas de los camiones de Goto, hay un hombre solitario, de pelo blanco y encorvado, pero delgado y de aspecto casi atlético, vestido con un chándal y zapatillas de correr. Está de espaldas a él, mirando hacia la caverna, sosteniendo un gran ramo de flores. Parece haber echado raíces en el barro, perfectamente inmóvil.

 

La puerta principal de Goto Engineering se abre de golpe. Un joven nipón con camisa blanca, corbata a rayas, y casco naranja desciende los escalones y se acerca con rapidez al viejo de las flores. Cuando se encuentra todavía a cierta distancia, se detiene, junta los pies y ejecuta una inclinación. Randy todavía no ha pasado el tiempo suficiente entre los nipones para comprender los detalles, pero le parece una inclinación extraordinariamente importante. Se acerca al viejo con una amplia sonrisa y le indica la caravana de Goto. El viejo parece desorientado —quizá la cueva no tenga ya el aspecto que solía tener— pero, después de unos momentos, devuelve una inclinación mecánica y permite que el joven ingeniero lo saque del flujo de tráfico.

 

Randy sube al taxi y le dice al taxista:

 

—Foote Mansión.

 

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