Bruja blanca, magia negra

Lentamente, nos dirigimos hacia el suelo giratorio. El techo había sido cubierto por una red de globos para la medianoche, y las luces estaban bajas para que no se perdiera la fabulosa vista. No vi a nadie conocido, pero había pasado mucho tiempo desde mi época escolar, y solo había asistido a un curso en la universidad. Me habían suspendido, pero solo porque la profesora había fingido su propia muerte antes de los exámenes finales.

 

Ivy agarró un par de vasos de color ámbar sobre la marcha. Me entregó uno sin mirar y, tan pronto como llegamos al lugar donde se encontraba la banda, me detuve junto a una planta que estaba al lado de la ventana. Había una peque?a pista de baile, y me volví a mirar cuando la solista empezó a cantar What’s New. Mierda. Era el mismo grupo que había tocado en la cena de ensayo de la boda de Trent, aunque faltaba la mayoría de los músicos. En esta ocasión eran solo cinco. Pero ella sí. La voz de la mujer tembló ligeramente cuando advirtió mi presencia, y yo miré para otro lado. No debía causarme miedo que me reconocieran.

 

—Bonita música —dijo Ivy al ver que me ruborizaba. Seguidamente, tomando aire, a?adió—: Edden está aquí.

 

Con la espalda hacia la banda, la miré fijamente.

 

—?Edden? ?Puedes olerlo?

 

Ella sonrió.

 

—Lo tienes justo detrás.

 

Sorprendida, me volví de golpe, a punto de derramar mi bebida.

 

—?Edden! —exclamé dejando el vaso y fijándome en su esmoquin. Mostraba un bulto a la altura del pecho que identifiqué con un arma en una pistolera. Estaba muy guapo con el pelo engominado hacia atrás y su achaparrada figura, con sus hombros casi a la altura de los míos—. ?Qué estás haciendo aquí? —le pregunté.

 

—Trabajando —respondió con una expresión que daba a entender que se alegraba de verme—. Veo que Glenn consiguió convencerte. Gracias por venir. Estás muy guapa. —Entonces, dirigiendo la atención hacia Ivy, a?adió—: Las dos lo estáis.

 

Ivy sonrió, pero yo me azoré.

 

—No he venido por eso —dije—. Le dije a Glenn que no. Estoy aquí para hacer unos hechizos personales. No tenía ni idea de que esta era la fiesta de la que me hablaste y, aunque lo hubiera sabido, no estaría vigilando. Mia no aparecerá. Ivy, dile que Mia no va a presentarse.

 

Ivy se ajustó el bolso de fiesta, que llevaba colgado de una delgada cinta.

 

—No va a presentarse.

 

?Oh, sí! Aquello había sido de gran ayuda.

 

El capitán Edden se balanceó hacia atrás sobre sus zapatos de vestir, con aspecto ligeramente irritado. Tenía un plato en la mano con un pastel de hojaldre relleno y, a la vez que se inclinaba mostrando una zona algo despejada en su corto pelo, le dio un bocado.

 

—?Hechizos personales? ?Qué es eso? ?La excusa que utilizáis las brujas cuando no queréis salir con un chico?

 

—Por extra?o que te parezca, he venido solo y exclusivamente para realizar unos hechizos —dije—. Jenks anda por ahí, Ivy se encarga de la vigilancia y mi acompa?ante se nos unirá alrededor de la medianoche.

 

Edden bajó la vista hacia mi bolso de grandes dimensiones, que no pegaba nada con mis zapatos, mi vestido, ni mi pelo.

 

—Apuesto a que sí —dijo secamente. Era evidente que seguía enfadado conmigo por haberle dado calabazas y, para colmo, me había presentado en la misma fiesta a la que quería que lo acompa?ara—. Bueno —dijo limpiándose los dedos con la servilleta y dejando el plato a un lado—. Si no estás aquí por Mia, tendré que suponer que tus ?hechizos personales? incluyen a Trent. —Yo negué con la cabeza y él suspiró—. Rachel, no me obligues a arrestarte esta noche.

 

—Trent no tiene nada que ver con esto —respondí observando cómo Ivy trazaba mentalmente un recorrido en el suelo—, y Mia no va a aparecer. Tus perfiladores psicológicos no podrían estar más desencaminados. No le preocupa que puedas encerrarla. Está luchando su propia guerra contra la se?ora Walker. Es más, Edden, deberías retirarte y dejar que las cosas se enfriaran. Me pagas para que te dé mi opinión, pues ahí la tienes. ?No llevas uno de los amuletos que te di? Está en blanco, ?verdad?

 

Edden frunció el ce?o, lo que me confirmó que yo tenía razón. Sus ojos escudri?aban el local con la paciencia del oficial del ejército que había sido a?os atrás.

 

—Después del incidente en Aston’s, tres perfiladores independientes coincidieron en situarla bien aquí o en otra destacada fiesta —declaró como si no me hubiera oído—. La cogeremos, con tu ayuda o sin ella. Le deseo que pase una buena noche, se?orita Morgan. Jenks. Ivy.

 

Sus últimas palabras, aunque bruscas, mostraban un atisbo de ansiedad, y mi instinto me dijo que debía indagar algo más.

 

—?Cómo está Glenn? —pregunté. Inmediatamente, Edden apretó la mandíbula. Ivy también lo vio y, cuando Jenks echó a volar, todos lo miramos con expresión severa, impidiendo que se marchara—. ?Dios mío! No lo habrás puesto a trabajar de nuevo, ?verdad? —En aquel momento, me asomé a la ventana y observé la fiesta de la calle y los coches patrulla de la AFI—. ?Está ahí abajo? ?En Fountain Square? ?Con el aura todavía da?ada? ?Edden! ?Has perdido la razón? Como te dije, yo todavía no estoy lista para enfrentarme a una banshee, y me juego el cuello a que Glenn tampoco.