—Dinero —dije, y Trent apretó la mandíbula.
—Si la decisión se basara en el dinero, tú no habrías llegado a cumplir un a?o —dijo con tono tenso—. Mi padre no aceptó ni un centavo por salvarte la vida. Lo hizo porque era amigo de tu padre. Lee y tú sois los dos únicos que hay bajo el sol que mi padre arrancó de las garras de la muerte, y lo hizo por una cuestión de amistad. No cobró ni un centavo por salvaros a ninguno de los dos. Personalmente, estoy empezando a pensar que cometió un error.
—Lo que no me empuja a ayudarte, que digamos —dije con sarcasmo, pero Trent me dedicó una mirada cansada.
—Mi padre era un buen hombre —dijo en voz baja—. No se iba a negar a ayudar a tu padre a salvarte la vida cuando tu padre ya había dedicado la suya a ayudarlo a salvar a toda nuestra raza.
Fruncí el ce?o y me llevé la mano al estómago. No me gustaba lo que estaba sintiendo. Mi padre no había sacrificado su vida a cambio de la mía, lo que estaba bien. Pero tampoco era el cazarrecompensas de la SI íntegro, honesto y trabajador que yo había pensado. Había estado dispuesto a ayudar al padre de Trent con sus actividades ilegales mucho antes de que yo me pusiera enferma.
—No soy una mala persona, Rachel —dijo Trent—. Pero pienso eliminar a cualquiera que amenace con detener el flujo de dinero que está entrando. La investigación que estoy haciendo para reparar el da?o que le hicieron los demonios al genoma de mi pueblo no es barata. Si pudiéramos encontrar una muestra lo bastante antigua, podríamos arreglarlo por completo. Pero se ha degradado hasta un punto en el que ya ni siquiera sabemos de qué color eran las piezas.
Pensé de nuevo en Ceri y endurecí la expresión. La idea de que Trent y ella pudieran encontrarse era intolerable. Además, Ceri solo tenía unos mil a?os.
Los rasgos suaves de Trent mostraron un agotamiento producto de una preocupación que superaba en mucho a los a?os que tenía.
—Si deja de entrar dinero, la próxima generación de elfos comenzará a perderse otra vez. Solo si encontramos una muestra de antes de que se lanzara la maldición podremos arreglarlo por completo y mi especie tendrá una oportunidad. Tu padre pensó que era una tarea por la que merecía la pena morir.
Mis ojos se posaron un instante en la carta del tarot con la mujer que se parecía a Ceri pero mantuve la boca cerrada. Trent sería capaz de usarla como si fuera un pa?uelo de papel y luego tirarla.
Trent se echó hacia atrás y su mirada se clavó en la mía.
—Bueno, se?orita Morgan —dijo y consiguió que diera la impresión de que controlaba la situación incluso con pijama y bata—. ?Le he dado ya bastante?
Lo miré durante un buen rato y vi que se le tensaba poco a poco la mandíbula cuando se dio cuenta que yo estaba sopesando las cosas y él no sabía hacia qué lado me iba a decantar. Levanté las cejas con una sensación engreída y llena de confianza.
—Qué co?o, Trent. Iba a ir a por Lee de todos modos. ?Qué crees que estuve haciendo en tu ba?era dos horas enteras? ?Lavarme el pelo?
No tenía más alternativa que arrestar a Lee después de que intentara reventarme en mil trozos. Si no lo hacía, cada fugitivo que metiera entre rejas iba a venir a por mí con toda la artillería.
El rostro de Trent mostró una expresión irritada.
—Y ya lo tienes todo pensado, ?no? —preguntó, la irritación te?ía su voz fluida Y gris.
—La mayor parte —dije, radiante. Quen suspiró, estaba claro que ya había visto de antemano que iba a meter a su jefe en un buen lío—. Solo necesito llamar a mi investigador de seguros para montarlo todo.
Saber que había quedado por encima de Trent valía más que todo lo que él pudiera ofrecerme, y bufé cuando oí susurrar a Quen:
—?Su investigador de seguros?
Apunté a Trent con un dedo sin levantarme.
—Hay dos cosas que quiero que hagas. Dos cosas, y después te apartas y me dejas trabajar. No pienso hacer esto en plan comité, ?entendido?
Trent levantó las cejas y me contestó sin inmutarse.
—?Qué quieres?
—Primero, quiero que vayas a la AFI y les digas que Lee dejó inconscientes a todas esas personas y que atrancó las puertas sabiendo que había una bomba en el barco.
Trent se echó a reír y su voz cálida adoptó un matiz mordaz.
—?Y qué vas a conseguir con eso?
—Que vayan en su busca y que él se oculte. Se emitirá una orden de arresto y con una orden legal, yo puedo capturarlo.
Trent abrió mucho los ojos. Tras él, Quen asintió.
—Por eso… —murmuró Trent. No pude evitar sonreír.
—Puedes huir de la ley pero ?plantar a tu agente de seguros? —Sacudí la cabeza—. Pésima idea.
—?Vas a entrar a matarlo fingiendo ser una investigadora de seguros?
Ojalá pudiera decir que me sorprendió. Dios, qué arrogante era aquel hombre.
—Yo no mato a la gente, Trent. Me encargo de que den con sus huesos en una celda y para que no salga de allí necesito una razón. Creí que era amigo tuyo.