—Tus hospitales y orfanatos —susurré con una sensación de irrealidad. Jamás habría imaginado que tras ellos había un motivo además de una operación de relaciones públicas.
Trent esbozó una leve sonrisa al ver la comprensión en mis ojos. Quen parecía estar poniéndose malo, se le confundían las arrugas y se había llevado las manos a la espalda sin mirar a nada en concreto, en silenciosa protesta. Trent volvió a adelantarse un poco.
—Los encuentro enfermos y moribundos y siempre agradecen poder recuperar la salud y tener la oportunidad de buscar a otros como ellos. Durante los últimos cincuenta a?os hemos estado siempre al borde de la extinción. Hemos conseguido cierto equilibrio pero la próxima generación será nuestra salvación o nuestra condena.
La imagen de Ceri se inmiscuyó ruidosamente en mis pensamientos.
—?Y qué tiene todo eso que ver con mi padre?
Movió la cabeza con un rápido asentimiento.
—Tu padre estaba trabajando con el mío para intentar encontrar una muestra antigua de ADN élfico en siempre jamás, una muestra que pudiéramos utilizar como patrón. Podemos arreglar lo que sabemos que es defectuoso pero para mejorarlo, para reducir la mortalidad infantil hasta el punto de poder sobrevivir sin ayuda médica, necesitábamos una muestra de alguien que hubiera muerto antes de que se lanzara la maldición. Algo que podamos utilizar como patrón para realizar los arreglos.
Se me escapó un gemido de incredulidad.
—?Necesitáis una muestra de más de dos mil a?os de antigüedad?
Trent levantó un hombro en algo parecido a un encogimiento de hombros. Con unos hombros que no parecían tan anchos con la bata, el elfo parecía cómodo y vulnerable.
—Es posible. Había muchos grupos de elfos que practicaban la momificación. Lo único que necesitamos es una célula que sea perfecta aunque sea de forma marginal. Solo una.
Posé los ojos un instante en un estoico Quen y después volví a mirar a Trent.
—Piscary estuvo a punto de matarme cuando intentaba averiguar si me habías contratado para entrar en siempre jamás. No pienso hacerlo. No pienso meterme ahí. —Pensé en Al, que me esperaba allí, mi acuerdo no valía nada en su lado de las líneas—. De eso nada.
Trent inclinó los ojos con gesto de disculpa y me miró desde el otro lado de la mesita de café.
—Lo siento. No pretendía que Piscary se concentrara en ti. Hubiera preferido contarte toda la historia el a?o pasado, cuando dejaste la SI, pero me preocupaba… —Respiró hondo, muy despacio—. No confiaba en que supieras mantener la boca cerrada y no hablaras de nuestra existencia.
—?Y ahora confías en mí? —dije mientras pensaba en Jenks.
—La verdad es que no, pero qué remedio me queda.
?La verdad es que no pero no me queda más remedio.? ?Qué clase de respuesta era aquella, co?o?
—Somos muy pocos, no podemos dejar que el mundo sepa que existimos —decía Trent con los ojos clavados en sus dedos entrelazados—. Para un fanático sería demasiado fácil liquidarnos uno a uno. Ya tengo bastantes problemas con Piscary, que es precisamente lo que intenta hacer. Sabe la amenaza que representaría para su posición el que aumente nuestro número.
Crispé la boca y volví a recostarme en el cuero. Política. Siempre era una cuestión de política.
—?Y no podéis deshacer la maldición, sin más?
En su rostro había una expresión cansada cuando se volvió hacia la ventana.
—Lo hicimos cuando descubrimos lo que había pasado. Pero el da?o ya estaba hecho y empeoraría si no encontráramos a cada ni?o elfo y arregláramos lo que podemos. Separé los labios al entenderlo todo.
—El campamento. ?Por eso estabas allí?
Cambió de postura en la silla de mala gana, de repente parecía haberse puesto nervioso.
—Sí.
Me recosté todavía más entre los cojines sin saber muy bien si quería que me respondiera a la siguiente pregunta.
—?Por qué… por qué estaba yo en ese campamento?
La postura rígida de Trent se relajó un tanto.
—Tienes un defecto genético un tanto inusual. Lo tiene más o menos un cinco por ciento de la población de brujas, un gen recesivo que es inofensivo a menos que se emparejen.
—?Una posibilidad entre cuatro? —adiviné.
—Si los dos padres lo tienen. Y si los dos genes recesivos se emparejan, te mata antes de cumplir el a?o. Mi padre se las arregló para mantenerlo latente en ti hasta que fueras lo bastante mayor como para soportar un tratamiento completo.
—?Lo hizo muchas veces? —pregunté con un nudo en el estómago. Estaba viva gracias a una manipulación genética ilegal. Era lo que siempre había supuesto pero al fin lo sabía con certeza. Quizá no debería dejar que me inquietara. La raza élfica entera dependía de la medicina ilegal para continuar existiendo.
—No —dijo Trent—. Los archivos indican que, con muy pocas excepciones, dejó morir a los recién nacidos que sufrían tu afección sin que sus padres supieran que había una cura. Es bastante caro.