Antes bruja que muerta

—Claro —dije ahogando una carcajada; estaba bastante segura de que habría sido una risa histérica.

 

Trent serpenteó por los pasadizos del barco con una inquietante falta de prisa. Se podía oler el metal caliente y el humo. Intenté no engancharme el vestido con nada y miré entre la penumbra.

 

—?Allí está! —grité al tiempo que la se?alaba. Me temblaba el dedo y bajé la mano para ocultarlo.

 

Trent se adelantó a grandes zancadas, lo seguí y me escondí tras él cuando se agachó delante de una caja de metal de la que salían unos cables. Estiró la mano para abrirla y a mí me entró el pánico.

 

—?Oye! —exclamé y lo cogí por el hombro—. ?Qué estás haciendo, por todas las Revelaciones? ?No sabes cómo se apaga!

 

Recuperó el equilibrio sin levantarse y me miró, molesto, con cada pelo de la cabeza todavía en su sitio.

 

—Ahí es donde estará el temporizador, Morgan.

 

Tragué saliva y miré por encima de su hombro cuando abrió la tapa con mucho cuidado.

 

—?Cuánto tiempo? —susurré, le agitaba el ralo cabello con el aliento. Trent se levantó y dio un paso atrás.

 

—Unos tres minutos.

 

—Oh, no, joder. —Se me secó la boca y me empezó a sonar el teléfono. Hice caso omiso. Me incliné y miré la bomba con más atención, empezaba a sentirme un poco insegura.

 

Trent tiró de una leontina, sacó un reloj de aspecto antiguo y programó el cronómetro moderno que llevaba.

 

—Tenemos tres minutos para encontrar una salida.

 

—?Tres minutos! ?No podemos encontrar una salida del barco en tres minutos! ?El cristal está blindado, las puertas tienen más grosor que tu cabeza y ese gran disco morado absorbe cualquier hechizo que le lancemos!

 

Los ojos de Trent me mira/on con frialdad.

 

—Tranquilízate, Morgan. Ponerse histérica no ayuda.

 

—?No me digas lo que tengo que hacer! —exclamé, me empezaban a temblar las piernas—. Pienso mejor cuando me pongo histérica. ?Tú cállate y déjame ponerme histérica! —Me rodeé con los brazos y le eché un vistazo a la bomba. Allí abajo hacía calor y me había puesto a sudar. Tres minutos. ?Qué co?o se podía hacer en tres minutos? Cantar un poco. Bailar contigo. Hacer el amor como un loco. Encontrar un nuevo amor. Oh, Dios. Solo se me ocurría a mí ponerme a hacer poesía.

 

—?Quizá tenga una ruta de escape en su despacho? —sugirió Trent.

 

—?Y por eso nos encerró allí? —dije—. Venga ya. —Lo cogí por una manga y tiré—. No tenemos tiempo de encontrar una salida. —Pensé en el disco morado del techo. Una vez había influido en él. Quizá pudiera plegarlo a mi voluntad—. ?Vamos! —repetí, la tela de la manga del traje se me escurrió entre los dedos cuando el elfo se negó a moverse—. A menos que quieras quedarte aquí a ver la cuenta atrás. Quizá pueda anular la zona antihechizos que tiene Lee en su barco.

 

Trent se puso entonces en movimiento.

 

—Sigo diciendo que podemos encontrar un punto débil en su sistema de seguridad.

 

Subí por la escalera a toda velocidad, me daba igual que Trent notara o no que no llevaba bragas.

 

—No tenemos tiempo para eso. —Maldición, ?por qué no me había dicho Kisten lo que estaba haciendo? Estaba rodeada de hombres que me ocultaban cosas. Nick, Trent y después Kisten. ?Sabía elegirlos o qué? Y Kist iba a matar a gente. No quería que me gustara un tipo que mataba a gente. ?Pero qué me pasaba?

 

Con el corazón latiéndome como si quisiera ir marcando los segundos que fallaban, regresamos al casino. Seguía tranquilo y en silencio. A la espera. Fruncí la boca ver a la gente dormida. Estaban muertos. No podía salvarlos a ellos y a Trent siquiera sabía cómo iba a salvarme yo.

 

El disco que tenía encima parecía bastante inofensivo pero supe que seguía funcionando cuando Trent le echó un vistazo y se puso pálido. Me imaginé que estaba usando su percepción extrasensorial.

 

—Eso no puedes anularlo —dijo—. Pero tampoco hace falta. ?Puedes hacer un círculo de protección lo bastante grande para los dos?

 

Abrí mucho los ojos.

 

—?Quieres aguantar la explosión dentro de un círculo de protección? ?Estás como una cabra! ?En cuanto choque con él, se derrumba!

 

Trent me miró, enfadado.

 

—?Puedes hacerlo lo bastante grande, Morgan?

 

—?Pero si hice saltar las alarmas la última vez con solo mirarlo!

 

—?Y que? —exclamó, su seguridad en sí mismo comenzaba a agrietarse. Era agradable verlo tan afectado. Pero dadas las circunstancias, no pude disfrutarlo—. ?Haz saltar las alarmas! Ese disco no te impide invocar una línea y echar un hechizo. Solo t pilla cuando lo haces. ?Haz el pu?etero círculo!

 

—?Ah! —Lo miré y por fin lo entendí, pero mi primera y salvaje esperanza nació e inmediatamente murió. No podía invocar una línea para hacer un círculo de protección. No cuando estaba en el agua, como en ese momento.

 

—Hmm. Hazlo tú —dije.

 

Pareció sobresaltarse.

 

—?Yo? A mí me lleva sus buenos cinco minutos con tiza y velas.

 

Gemí, frustrada.